/ sábado 2 de marzo de 2019

Para ser el mejor se necesita: virtud, que libra la ansiedad; sabiduría, que libra la duda y valor, que libra el miedo

En la consecución de las grandes metas (Mundial, Champions League, Eurocopa, Copa América, Copa Libertadores) el mérito mayor se centra en la dirección técnica.

Todo se centra en que esos directores técnicos cuenten con una buena columna vertebral y, a partir de ahí, que sepan aprovecharla. Se ha polemizado mucho respecto a las formas de juego y, entiendo que la conclusión ha sido que lo importante es ganar sin que importe la forma en que se logre (la causa justifica los medios). Así, Francia, que estoy bien seguro, pudo haberse coronado jugando mejor (gustando al público), apostó por jugar a la segura, al estilo “Tuca” ganar de cualquier forma.

De todas las Francias que me ha tocado ver, la de Michel Platini fue la que desplegó un mejor futbol, pero no ganó nada. Giresse, Tiganá, Fernandez y Platini adelante de ellos, desplegaban el futbol más hermoso que jamás han logrado exhibir. La era de Zinedine Zidane fue también plena de belleza, no igual a la de fines de los 70, pero sí con mucha belleza y fueron campeones venciendo 3-0 a los dueños del futbol bello, Brasil. En aras de la “seguridad” esta Francia campeona no incluyó a Payet, Karim Benzema, Andre Pierre Gignac, Antony Marthial y Adrien Rabbiot, todos ellos ofensivos de primer nivel, prefiriendo jugar con dos centromedios (contención) y, con un centro de ataque (Giroud) que era el defensor más adelantado, que no anotó un solo gol, ya que su función era impedir la salida cómoda de los rivales.

Finalmente, Francia se llevó el campeonato por la sencilla razón de que Italia no fue y, Alemania y España, que hubieran sido sus mayores opositores, se eliminaron solos con la mala dirección de sus equipos, lo que atestiguó todo el mundo. Por el contrario, los equipos que apostaron por la belleza, pertenecen a países pequeños (Croacia y Bélgica), que fueron los que le pusieron sabor a la fiesta, no les alcanzó para superar a un equipo que les aventajaba considerablemente en plantilla de jugadores.

Pero, en qué cifran su fortaleza estas pequeñas naciones... En la constitución de su columna vertebral. No, no tienen más jugadores que Alemania, España, Argentina y Francia, pero Croacia, conforma una extraordinaria columna vertebral con: Lovren (D.C.) Ivan Rakitic (M.D.), Luca Modrich (M.I) y un delantero centro en la persona de Mario Mandsukic, mientras que Bélgica tiene en la puerta, al que fue considerado mejor portero del Mundial, Thibaut Courtoise, y al ausente por lesión Vincent Company defensa central, medio derecho Kevin de Bruyne, medio izquierdo Eden Hazard y como centro de ataque al gigantón Romelo Lukaku.

Estos son los cuatro equipos que dominaron el panorama del Campeonato Mundial Rusia 2018. Las grandes descepciones fueron los equipos que contando con elementos de la talla de los nombrados, no pudieron ofrecer un buen rendimiento, principamemente Argentina, Brasil, Uruguay, Alemania, Inglaterra y España. Las malas actuaciones más sorprendentes han sido, número uno, la de Alemania, cuyo sorpresivo descenso ha resultado inexplicable; segundo, el de Argentina, que parecía la oportunidad para que Messi pudiera sacudirse el estigma que anula su superioridad sobre Maradona, no se diga sobre Pelé, que es la de no haber podido ganar una sola final importante con la albiceleste.

La vitrina de Messi en su casa, en donde atesora sus mayores trofeos, se encuentra repleta de logros como blaugrana, pero ninguno como albiceleste y, no hablemos de la calidad de la columna vertebral argentina. Otamendi (DC), Macherano (CM), Di María (M.I.), Dybala (MD), Agüero (CD), todos jugando para Messi, esa es la gran deuda de Messi con su nación, algo en lo que es doblemente superado por Diego Armando Maradona y, no se diga por Pelé. De todos sus galardones colectivos, solo ha conseguido dos con Argentina, pero fueron con la Selección Sub-20 en el Mundial del 2005 y, con la Sub-23 en los Juegos Olímpicos del 2008.

Messi y la albiceleste han disputado dos finales recientemente, la del Mundial 2014 y la de la Copa América 2015. En ambas fueron derrotados por Alemania y por Chile, y en los dos torneos hubo un par de peculiaridades en torno a Messi, que fue condecorado como el mejor jugador, título que para todo el mundo fue inmerecido. En Chile 2015, al perder la final, Leo fue elegido como el mejor, pero el mismo rechazó el premio, quedando acéfalo. Así, tanto a Messi como a Argentina, les urge ganar un título con la selección, si es que su orgullo no quiere verse lastimado con el desconocimiento de su estrella como el mejor del mundo y, el hecho de sentir pasar el tiempo viendo cómo otros están a punto de alcanzar a Brasil, el más grande de todos los tiempos, mientras que ellos siguen estancados.

Hasta pronto amigo.

En la consecución de las grandes metas (Mundial, Champions League, Eurocopa, Copa América, Copa Libertadores) el mérito mayor se centra en la dirección técnica.

Todo se centra en que esos directores técnicos cuenten con una buena columna vertebral y, a partir de ahí, que sepan aprovecharla. Se ha polemizado mucho respecto a las formas de juego y, entiendo que la conclusión ha sido que lo importante es ganar sin que importe la forma en que se logre (la causa justifica los medios). Así, Francia, que estoy bien seguro, pudo haberse coronado jugando mejor (gustando al público), apostó por jugar a la segura, al estilo “Tuca” ganar de cualquier forma.

De todas las Francias que me ha tocado ver, la de Michel Platini fue la que desplegó un mejor futbol, pero no ganó nada. Giresse, Tiganá, Fernandez y Platini adelante de ellos, desplegaban el futbol más hermoso que jamás han logrado exhibir. La era de Zinedine Zidane fue también plena de belleza, no igual a la de fines de los 70, pero sí con mucha belleza y fueron campeones venciendo 3-0 a los dueños del futbol bello, Brasil. En aras de la “seguridad” esta Francia campeona no incluyó a Payet, Karim Benzema, Andre Pierre Gignac, Antony Marthial y Adrien Rabbiot, todos ellos ofensivos de primer nivel, prefiriendo jugar con dos centromedios (contención) y, con un centro de ataque (Giroud) que era el defensor más adelantado, que no anotó un solo gol, ya que su función era impedir la salida cómoda de los rivales.

Finalmente, Francia se llevó el campeonato por la sencilla razón de que Italia no fue y, Alemania y España, que hubieran sido sus mayores opositores, se eliminaron solos con la mala dirección de sus equipos, lo que atestiguó todo el mundo. Por el contrario, los equipos que apostaron por la belleza, pertenecen a países pequeños (Croacia y Bélgica), que fueron los que le pusieron sabor a la fiesta, no les alcanzó para superar a un equipo que les aventajaba considerablemente en plantilla de jugadores.

Pero, en qué cifran su fortaleza estas pequeñas naciones... En la constitución de su columna vertebral. No, no tienen más jugadores que Alemania, España, Argentina y Francia, pero Croacia, conforma una extraordinaria columna vertebral con: Lovren (D.C.) Ivan Rakitic (M.D.), Luca Modrich (M.I) y un delantero centro en la persona de Mario Mandsukic, mientras que Bélgica tiene en la puerta, al que fue considerado mejor portero del Mundial, Thibaut Courtoise, y al ausente por lesión Vincent Company defensa central, medio derecho Kevin de Bruyne, medio izquierdo Eden Hazard y como centro de ataque al gigantón Romelo Lukaku.

Estos son los cuatro equipos que dominaron el panorama del Campeonato Mundial Rusia 2018. Las grandes descepciones fueron los equipos que contando con elementos de la talla de los nombrados, no pudieron ofrecer un buen rendimiento, principamemente Argentina, Brasil, Uruguay, Alemania, Inglaterra y España. Las malas actuaciones más sorprendentes han sido, número uno, la de Alemania, cuyo sorpresivo descenso ha resultado inexplicable; segundo, el de Argentina, que parecía la oportunidad para que Messi pudiera sacudirse el estigma que anula su superioridad sobre Maradona, no se diga sobre Pelé, que es la de no haber podido ganar una sola final importante con la albiceleste.

La vitrina de Messi en su casa, en donde atesora sus mayores trofeos, se encuentra repleta de logros como blaugrana, pero ninguno como albiceleste y, no hablemos de la calidad de la columna vertebral argentina. Otamendi (DC), Macherano (CM), Di María (M.I.), Dybala (MD), Agüero (CD), todos jugando para Messi, esa es la gran deuda de Messi con su nación, algo en lo que es doblemente superado por Diego Armando Maradona y, no se diga por Pelé. De todos sus galardones colectivos, solo ha conseguido dos con Argentina, pero fueron con la Selección Sub-20 en el Mundial del 2005 y, con la Sub-23 en los Juegos Olímpicos del 2008.

Messi y la albiceleste han disputado dos finales recientemente, la del Mundial 2014 y la de la Copa América 2015. En ambas fueron derrotados por Alemania y por Chile, y en los dos torneos hubo un par de peculiaridades en torno a Messi, que fue condecorado como el mejor jugador, título que para todo el mundo fue inmerecido. En Chile 2015, al perder la final, Leo fue elegido como el mejor, pero el mismo rechazó el premio, quedando acéfalo. Así, tanto a Messi como a Argentina, les urge ganar un título con la selección, si es que su orgullo no quiere verse lastimado con el desconocimiento de su estrella como el mejor del mundo y, el hecho de sentir pasar el tiempo viendo cómo otros están a punto de alcanzar a Brasil, el más grande de todos los tiempos, mientras que ellos siguen estancados.

Hasta pronto amigo.