/ domingo 1 de noviembre de 2020

Paradigmas | La ciencia sin caprichos

Nadie quisiera estar en el papel de María Elena Álvarez-Buylla Roces, como directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), le han llovido comentarios nada favorables a su persona, con el asunto de los fideicomisos,

Y .es que la científica está realizando a profundidad su trabajo de investigación en lo que se refiere a la administración de los recursos asignados a dependencias a su cargo y vaya que se ha llevado sorpresas durante este gobierno de la 4T que le dice no a la corrupción.

La funcionaria, que es de toda la confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador, informó en tiempo pretérito la extinción en total de 60 fideicomisos del Conacyt. ¡Ah!, lo anterior cómo causó escozor en grupo selecto de científicos y una decena de políticos que aprovecharon la circunstancia para operar con escándalo engañoso, discurrir que al gobierno no le interesa el desarrollo de la ciencia.

La Doctora especializada en Botánica, Ecología Evolutiva y Biología del Desarrollo indicó: en los últimos años se benefició a 10 empresas transnacionales. ¿Empresas privadas beneficiadas con recursos públicos?, ¿cuál fue el sentido? Pero, el asunto del Conacyt no queda aquí, la corrupción va más allá.

La exdirectora adjunta de desarrollo científico del Conacyt, Julia Tagüeña, doctora en Ciencias con especialidad en Física, con estudios en Oxford, en Gran Bretaña, casi a la par que se le anuncia como ganadora del Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia y la Técnica 2020, la Dra. Álvarez-Buylla comunica que el personaje en mención transfirió de forma ilegal 50 millones de pesos a la asociación civil Foro Consultivo, Científico y Tecnológico, A.C.

Días antes conocimos que el Dr. en Ciencias de Gestión, por la HEC de Francia, Enrique Cabrero Mendoza, hoy investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y exdirector del Conacyt, benefició a su esposa Ana Díaz Aldrete, gerente de Consorcio CentroMet, en Querétaro -uno de los 46 elefantes blancos del sexenio anterior- con un fideicomiso de 392 millones de pesos, dinero transferido entre 2013 y 2018.

La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual documentó que entre 2013 y 2018 México ganó siete lugares en los indicadores de gasto, al pasar del puesto 63 al 56, y perdió 16 lugares en cuanto a eficiencia, al pasar del lugar 56 al 73.

El Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt ya no contará dentro de sus cuadros con docentes del Tecnológico de Monterrey, Universidad Iberoamericana, Instituto Tecnológico Autónomo de México, y otros centros educativos más. Se acabó que los órganos privados disfruten de las canonjías del Gobierno federal. Debe priorizarse el interés público. Si los organismos particulares quieren saber si sus papitas deben incrementar el saborizante, si la empresa automovilística alemana requiere innovación tecnológica o la panificadora necesita ahorro de energía eléctrica, tendrán que hacerlo con propios recursos.

Están pendientes en instituciones públicas listas de proyectos sin presupuestos, estudiantes con postgrados postergados, investigadores sin sustento. Ahí es donde el Gobierno federal tendrá que dirigir la lupa, en tiempos en donde el presupuesto debe optimizarse.

La ciencia a nivel mundial también tiene en sus archivos sesgos de mentiras, camelos, estudios decantados, manipulación de la verdad. La posición más alta en la pirámide de la docencia, suficientemente ambicionada y que sin embargo en la cual escasos culminan, derramó en México buen número de cínicas posturas ante las arcas abiertas.

Mi estimado lector, solo faltaba que Monsanto, paradójicamente, siguiera con fideicomiso, cuando la Dra. Álvarez-Buylla, recibió el Premio Nacional de Ciencias 2017 por sus estudios sobre el maíz, inclinada su figura contra la introducción de transgénicos. Actitud que respalda el presidente. ¡Vaya que la vida da sorpresas!

lupitarico@hotmail.com

Nadie quisiera estar en el papel de María Elena Álvarez-Buylla Roces, como directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), le han llovido comentarios nada favorables a su persona, con el asunto de los fideicomisos,

Y .es que la científica está realizando a profundidad su trabajo de investigación en lo que se refiere a la administración de los recursos asignados a dependencias a su cargo y vaya que se ha llevado sorpresas durante este gobierno de la 4T que le dice no a la corrupción.

La funcionaria, que es de toda la confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador, informó en tiempo pretérito la extinción en total de 60 fideicomisos del Conacyt. ¡Ah!, lo anterior cómo causó escozor en grupo selecto de científicos y una decena de políticos que aprovecharon la circunstancia para operar con escándalo engañoso, discurrir que al gobierno no le interesa el desarrollo de la ciencia.

La Doctora especializada en Botánica, Ecología Evolutiva y Biología del Desarrollo indicó: en los últimos años se benefició a 10 empresas transnacionales. ¿Empresas privadas beneficiadas con recursos públicos?, ¿cuál fue el sentido? Pero, el asunto del Conacyt no queda aquí, la corrupción va más allá.

La exdirectora adjunta de desarrollo científico del Conacyt, Julia Tagüeña, doctora en Ciencias con especialidad en Física, con estudios en Oxford, en Gran Bretaña, casi a la par que se le anuncia como ganadora del Premio Nacional de Divulgación de la Ciencia y la Técnica 2020, la Dra. Álvarez-Buylla comunica que el personaje en mención transfirió de forma ilegal 50 millones de pesos a la asociación civil Foro Consultivo, Científico y Tecnológico, A.C.

Días antes conocimos que el Dr. en Ciencias de Gestión, por la HEC de Francia, Enrique Cabrero Mendoza, hoy investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y exdirector del Conacyt, benefició a su esposa Ana Díaz Aldrete, gerente de Consorcio CentroMet, en Querétaro -uno de los 46 elefantes blancos del sexenio anterior- con un fideicomiso de 392 millones de pesos, dinero transferido entre 2013 y 2018.

La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual documentó que entre 2013 y 2018 México ganó siete lugares en los indicadores de gasto, al pasar del puesto 63 al 56, y perdió 16 lugares en cuanto a eficiencia, al pasar del lugar 56 al 73.

El Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt ya no contará dentro de sus cuadros con docentes del Tecnológico de Monterrey, Universidad Iberoamericana, Instituto Tecnológico Autónomo de México, y otros centros educativos más. Se acabó que los órganos privados disfruten de las canonjías del Gobierno federal. Debe priorizarse el interés público. Si los organismos particulares quieren saber si sus papitas deben incrementar el saborizante, si la empresa automovilística alemana requiere innovación tecnológica o la panificadora necesita ahorro de energía eléctrica, tendrán que hacerlo con propios recursos.

Están pendientes en instituciones públicas listas de proyectos sin presupuestos, estudiantes con postgrados postergados, investigadores sin sustento. Ahí es donde el Gobierno federal tendrá que dirigir la lupa, en tiempos en donde el presupuesto debe optimizarse.

La ciencia a nivel mundial también tiene en sus archivos sesgos de mentiras, camelos, estudios decantados, manipulación de la verdad. La posición más alta en la pirámide de la docencia, suficientemente ambicionada y que sin embargo en la cual escasos culminan, derramó en México buen número de cínicas posturas ante las arcas abiertas.

Mi estimado lector, solo faltaba que Monsanto, paradójicamente, siguiera con fideicomiso, cuando la Dra. Álvarez-Buylla, recibió el Premio Nacional de Ciencias 2017 por sus estudios sobre el maíz, inclinada su figura contra la introducción de transgénicos. Actitud que respalda el presidente. ¡Vaya que la vida da sorpresas!

lupitarico@hotmail.com