/ sábado 15 de diciembre de 2018

Peligro de ecocidio

La construcción de un gasoducto para importar millones de pies cúbicos diarios de gas de Estados Unidos a México hace dependiente a nuestro país de un solo proveedor.

Pero además crea una zona peligrosa en la costa del Golfo de México (de Brownswille, Texas, a Tuxpan, Veracruz) que puede ser una preocupación constante en materia de seguridad, pues nos transforma en objetivo militar del probable enemigo de nuestros ahora socios del T-mec. Así, bajo cualquier pretexto nuestros vecinos podrían alegar cualquier intervención extraña para cuidar esta línea que abarca puertos y ciudades importantes; según corresponde a un régimen pretoriano en el que se mezclan en uno solo los intereses militares, políticos y económicos.

El futuro de cientos de miles de mexicanos se ve comprometido con el Tubo en el Golfo ya que el transporte de gas por esa via, incluye afectaciones de tipo ambiental. El gas o combustible podría actuar de manera nociva al hacer contacto con aguas marinas y la evaporación o posibles fugas tendrían un efecto sobre la atmosfera complicado de describir.

De acuerdo con observadores, “La oxidación completa del gas a causa de las sales y las bacterias acaba con el oxígeno de cientos de miles de litros de agua marina, lo que repercute en la muerte de peces y demás fauna”.

“El gas, dada su fácil asimilación, intoxica a peces y mariscos, los cuales a su vez afectan a quienes los consumen. El combustible que se transporta es mortífero por su toxicidad sobre la fauna marina pudiendo provocar una impresionante mortandad”. ¿Será común dentro de poco ver la imagen de colonias enteras de peces muertos que flotan en el océano o aparecen en las playas?

Evitar la contaminación del mar es una labor constante y cualquier error es un boleto al ecocidio.

El gasoducto en mención, representa un riesgo contra la salud humana y disminuye sensiblemente la economía pesquera. ¿Las próximas generaciones podrán consumir sin peligro para su salud un coctel de camarones o un filete de robalo?

Es demasiado el riesgo que corre México al imponer sanciones a las compañías constructoras y a las operadoras en caso de suceder trastornos, dado que las grandes compañías energéticas y sus gobiernos de origen son casi lo mismo. Por tanto, estas naciones pueden ejercer de muchas maneras presión sobre nuestras autoridades.

PD. Creo que ya es tiempo de nombrar al mexicano del año para 2018. No se trata de seleccionar al mas destacado en las ciencias, las artes, los negocios y el deporte, como pudiera imaginarse, sino de la mujer o el hombre del que más se habló (bien o mal) en los últimos 365 días, y cuya imagen haya quedado con fuerza en la mente popular. Mi bola de cristal anda un poco descompuesta en estos días, estimado lector, pero anticipándome a los sucesos, existe una figura merecedora de tal galardón. Esta dignidad recae, a fe mía, en Andres Manuel Lopez Obrador, presidente de México, quien logro la hazaña de llegar a Palacio Nacional en contra de todos los pronósticos y con unos niveles de votación nunca antes vistos en una elección presidencial (55% del electorado, y treinta y tres millones de votos en sus alforjas). Esto es un record histórico para cualquier candidato a la presidencia de los últimos tiempos, cuando la población ve a los políticos con desconfianza y existe un hartazgo por las promesas incumplidas.


La construcción de un gasoducto para importar millones de pies cúbicos diarios de gas de Estados Unidos a México hace dependiente a nuestro país de un solo proveedor.

Pero además crea una zona peligrosa en la costa del Golfo de México (de Brownswille, Texas, a Tuxpan, Veracruz) que puede ser una preocupación constante en materia de seguridad, pues nos transforma en objetivo militar del probable enemigo de nuestros ahora socios del T-mec. Así, bajo cualquier pretexto nuestros vecinos podrían alegar cualquier intervención extraña para cuidar esta línea que abarca puertos y ciudades importantes; según corresponde a un régimen pretoriano en el que se mezclan en uno solo los intereses militares, políticos y económicos.

El futuro de cientos de miles de mexicanos se ve comprometido con el Tubo en el Golfo ya que el transporte de gas por esa via, incluye afectaciones de tipo ambiental. El gas o combustible podría actuar de manera nociva al hacer contacto con aguas marinas y la evaporación o posibles fugas tendrían un efecto sobre la atmosfera complicado de describir.

De acuerdo con observadores, “La oxidación completa del gas a causa de las sales y las bacterias acaba con el oxígeno de cientos de miles de litros de agua marina, lo que repercute en la muerte de peces y demás fauna”.

“El gas, dada su fácil asimilación, intoxica a peces y mariscos, los cuales a su vez afectan a quienes los consumen. El combustible que se transporta es mortífero por su toxicidad sobre la fauna marina pudiendo provocar una impresionante mortandad”. ¿Será común dentro de poco ver la imagen de colonias enteras de peces muertos que flotan en el océano o aparecen en las playas?

Evitar la contaminación del mar es una labor constante y cualquier error es un boleto al ecocidio.

El gasoducto en mención, representa un riesgo contra la salud humana y disminuye sensiblemente la economía pesquera. ¿Las próximas generaciones podrán consumir sin peligro para su salud un coctel de camarones o un filete de robalo?

Es demasiado el riesgo que corre México al imponer sanciones a las compañías constructoras y a las operadoras en caso de suceder trastornos, dado que las grandes compañías energéticas y sus gobiernos de origen son casi lo mismo. Por tanto, estas naciones pueden ejercer de muchas maneras presión sobre nuestras autoridades.

PD. Creo que ya es tiempo de nombrar al mexicano del año para 2018. No se trata de seleccionar al mas destacado en las ciencias, las artes, los negocios y el deporte, como pudiera imaginarse, sino de la mujer o el hombre del que más se habló (bien o mal) en los últimos 365 días, y cuya imagen haya quedado con fuerza en la mente popular. Mi bola de cristal anda un poco descompuesta en estos días, estimado lector, pero anticipándome a los sucesos, existe una figura merecedora de tal galardón. Esta dignidad recae, a fe mía, en Andres Manuel Lopez Obrador, presidente de México, quien logro la hazaña de llegar a Palacio Nacional en contra de todos los pronósticos y con unos niveles de votación nunca antes vistos en una elección presidencial (55% del electorado, y treinta y tres millones de votos en sus alforjas). Esto es un record histórico para cualquier candidato a la presidencia de los últimos tiempos, cuando la población ve a los políticos con desconfianza y existe un hartazgo por las promesas incumplidas.