/ miércoles 8 de agosto de 2018

Pesos y Centavos

De centavo en centavo el precio del kilogramo de tortilla se ha duplicado en promedio los últimos diez años.

El panorama es peor con el litro de gasolina cuyos precios con la “flexibilización de los mercados” se elevan tambien de “poco a poco”.

Nunca como ahora guarda sentido para mí la frase “cuida los centavos, que los pesos se cuidan solos”, en obvia referencia a la aplicación del dinero.

A veces se olvida que una persona puede llegar a pagar en promedio al año en los llamados “gastos hormiga” (el café, las gaseosas, las golosinas ), quince mil pesos o más, cantidad suficiente para cubrir un seguro de auto o de gastos médicos.

Lo mejor es que podemos organizar los ingresos limitados para adecuarlos a nuestras necesidades y llevar el registro y control diario de todos los gastos, aun los llamados “gastos hormiga”. Las “pequeñas fugas” de centavos que se presentan sin notarlo es posible identificarlas por trimestres, como en el medio de las altas finanzas. Aunque finalmente todo se reduce al empleo de la fórmula mágica de los mejores inversionistas-- algoritmos de por medio o no--, trabajar más, ahorrar más y gastar menos.

La meta es saber la cantidad exacta de recursos que en la vida diaria utilizamos para obtener artículos considerados triviales. Solo que el acto de prescindir de los pequeños gastos superfluos nos parece un hecho incomprensible, pese al ahorro de pesos, dólares o euros que posteriormente ello significa.

Nos resistimos a privarnos de los pequeños placeres de la vida cotidiana aparentemente baladíes, como la taza de café, la gaseosa, dos pares adicionales de zapatos tenis, el abono del partido de futbol, el agua embotellada, los dulces, las propinas, la salida a cenar tacos, etc. etc. etc. por un simple argumento: sospechamos que tal cosa difícilmente nos convierte en personas más felices y boyantes ahora mismo.


De centavo en centavo el precio del kilogramo de tortilla se ha duplicado en promedio los últimos diez años.

El panorama es peor con el litro de gasolina cuyos precios con la “flexibilización de los mercados” se elevan tambien de “poco a poco”.

Nunca como ahora guarda sentido para mí la frase “cuida los centavos, que los pesos se cuidan solos”, en obvia referencia a la aplicación del dinero.

A veces se olvida que una persona puede llegar a pagar en promedio al año en los llamados “gastos hormiga” (el café, las gaseosas, las golosinas ), quince mil pesos o más, cantidad suficiente para cubrir un seguro de auto o de gastos médicos.

Lo mejor es que podemos organizar los ingresos limitados para adecuarlos a nuestras necesidades y llevar el registro y control diario de todos los gastos, aun los llamados “gastos hormiga”. Las “pequeñas fugas” de centavos que se presentan sin notarlo es posible identificarlas por trimestres, como en el medio de las altas finanzas. Aunque finalmente todo se reduce al empleo de la fórmula mágica de los mejores inversionistas-- algoritmos de por medio o no--, trabajar más, ahorrar más y gastar menos.

La meta es saber la cantidad exacta de recursos que en la vida diaria utilizamos para obtener artículos considerados triviales. Solo que el acto de prescindir de los pequeños gastos superfluos nos parece un hecho incomprensible, pese al ahorro de pesos, dólares o euros que posteriormente ello significa.

Nos resistimos a privarnos de los pequeños placeres de la vida cotidiana aparentemente baladíes, como la taza de café, la gaseosa, dos pares adicionales de zapatos tenis, el abono del partido de futbol, el agua embotellada, los dulces, las propinas, la salida a cenar tacos, etc. etc. etc. por un simple argumento: sospechamos que tal cosa difícilmente nos convierte en personas más felices y boyantes ahora mismo.