/ viernes 21 de junio de 2019

Con café y a media luz | Piensa mal y…

Decían los abuelos, dos adagios que, normalmente conjugaban para dar más fuerza a la interpretación de una sospecha fundada, la cual no tardaba en hacerse realidad y, después de eso, nos preguntaban a manera de sentencia experimentada: “¿Ya ves?”, ¡Te lo dije! Se daban la media vuelta, satisfechos por ver cómo los años de vida les habían asistido con las virtudes de la razón y el atino.

Esos dos refranes se pudieran aplicar desde hace tiempo a los contubernios y confabulaciones que se hacen en las altas esferas de la política mundial y que, también con los años, nos han vuelto suspicaces y, si usted gusta, gentil amigo lector, hasta mal pensados. Me refiero a “Si el río suena es que agua lleva” y “Piensa mal y acertarás”.

Y traigo a colación estos “evangelios chiquitos” para ponerlos en esta mesa que compartimos usted y yo, en la que se entretejen elucubraciones macabras y oscuras por los recientes cambios de ánimo que hemos visto adornando la relación que existe entre los mandatarios de nuestro México lindo y qué herido y de los Estados Unidos de Norteamérica, Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump, respectivamente.

Después de la amenaza arancelaria que lanzó el presidente de la Unión Americana y la inmediata visita de la Cancillería mexicana para darle solución al entredicho político y económico en el que estábamos por meternos como país, se esperaba vivir un cierto recelo entre las figuras de ambos ejecutivos, pues la situación no era para menos, particularmente desde nuestra perspectiva, pues quedábamos “entre la espada y la pared” por un doble discurso que se había lanzado con meses de anterioridad y ahora pasaba la factura mediática.

Por principio de cuentas se citaron las frases del oriundo de Macuspana cuando, estando en campaña, declaró que “pondría en su lugar a Trump”, después se recordaron las declaraciones en las que prometía trabajo y puertas abiertas a los migrantes que no alcanzaran a cumplir “el sueño americano”. Posteriormente, a la vuelta de Marcelo Ebrard de su encomienda diplomática a más de un analista le hizo ruido otra declaración más: “Salimos con la dignidad intacta” ¿A qué venía tal sustento?

Para rematar este asunto, vimos a un Donald Trump, como acostumbra en sus arrebatos, lanzar sentencias de secrecía diplomática respecto a este asunto a los miembros de la prensa estadounidense, dejando en claro que había cosas que más tarde revelaría el Estado Mexicano y que, en ese momento, aún estaban “abajo del agua”.

Todos supusimos que fue la estrategia de blindar la frontera sur por “disposición” de los vecinos de más arriba. Así nos hizo pensar el ver un despliegue de los miembros de las fuerzas militares y civiles para disminuir la “porosidad” de la frontera sur y así, de algún modo, hacer cumplir y valer la soberanía nacional por un señalamiento extranjero.

Ahora, vemos a un senado aprobando el nuevo tratado de comercio tripartita en el que también está incluido Canadá y a un Trump, de sonrisa abierta y franca, felicitando a la clase política mexicana y congratulándose por la rapidez con la que se toman las decisiones en el aparato legislativo de nosotros. Esta cara tan “amable” es coincidente, de manera curiosa, con el arranque de la campaña de este polémico personaje para conservar “la silla ejecutiva” de la nación más poderosa del mundo con el lema “Keep América Great”. ¿Tendrá algo que ver? Lo dejo a su consideración gentil amigo lector.

Hasta aquí “el río” ya lleva suficiente ruido, sin embargo, lo que ha ocasionado que el caudal “ruja” con toda su fuerza “como abonero en quincena” es el hecho de haber salido a la luz pública, indicios de una investigación por parte de las autoridades “gringas” en contra del expresidente de México Enrique Peña Nieto por haber aceptado sobornos al comprar la empresa Fertinal, la cual estaba en una situación de insolvencia, perjudicando severamente la economía nacional, pues el sobreprecio era escandaloso y la deuda ignominiosa.

Ante eso, AMLO se ha mantenido al margen, pronunciándose discretamente y dejando que sean los estadounidenses quienes “metan las manos al lodo”, que “hagan el trabajo sucio”, mientras que acá “no se dice nada” o, de plano, se dice muy poco.

¿Fue ese el intercambio por militarizar la frontera sur?, ¿Así se acordaron las cosas a cambio de evitar el flujo de migrantes?

No lo sé, como decían los abuelitos: “Piensa mal…”

¡Hasta la próxima!

Decían los abuelos, dos adagios que, normalmente conjugaban para dar más fuerza a la interpretación de una sospecha fundada, la cual no tardaba en hacerse realidad y, después de eso, nos preguntaban a manera de sentencia experimentada: “¿Ya ves?”, ¡Te lo dije! Se daban la media vuelta, satisfechos por ver cómo los años de vida les habían asistido con las virtudes de la razón y el atino.

Esos dos refranes se pudieran aplicar desde hace tiempo a los contubernios y confabulaciones que se hacen en las altas esferas de la política mundial y que, también con los años, nos han vuelto suspicaces y, si usted gusta, gentil amigo lector, hasta mal pensados. Me refiero a “Si el río suena es que agua lleva” y “Piensa mal y acertarás”.

Y traigo a colación estos “evangelios chiquitos” para ponerlos en esta mesa que compartimos usted y yo, en la que se entretejen elucubraciones macabras y oscuras por los recientes cambios de ánimo que hemos visto adornando la relación que existe entre los mandatarios de nuestro México lindo y qué herido y de los Estados Unidos de Norteamérica, Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump, respectivamente.

Después de la amenaza arancelaria que lanzó el presidente de la Unión Americana y la inmediata visita de la Cancillería mexicana para darle solución al entredicho político y económico en el que estábamos por meternos como país, se esperaba vivir un cierto recelo entre las figuras de ambos ejecutivos, pues la situación no era para menos, particularmente desde nuestra perspectiva, pues quedábamos “entre la espada y la pared” por un doble discurso que se había lanzado con meses de anterioridad y ahora pasaba la factura mediática.

Por principio de cuentas se citaron las frases del oriundo de Macuspana cuando, estando en campaña, declaró que “pondría en su lugar a Trump”, después se recordaron las declaraciones en las que prometía trabajo y puertas abiertas a los migrantes que no alcanzaran a cumplir “el sueño americano”. Posteriormente, a la vuelta de Marcelo Ebrard de su encomienda diplomática a más de un analista le hizo ruido otra declaración más: “Salimos con la dignidad intacta” ¿A qué venía tal sustento?

Para rematar este asunto, vimos a un Donald Trump, como acostumbra en sus arrebatos, lanzar sentencias de secrecía diplomática respecto a este asunto a los miembros de la prensa estadounidense, dejando en claro que había cosas que más tarde revelaría el Estado Mexicano y que, en ese momento, aún estaban “abajo del agua”.

Todos supusimos que fue la estrategia de blindar la frontera sur por “disposición” de los vecinos de más arriba. Así nos hizo pensar el ver un despliegue de los miembros de las fuerzas militares y civiles para disminuir la “porosidad” de la frontera sur y así, de algún modo, hacer cumplir y valer la soberanía nacional por un señalamiento extranjero.

Ahora, vemos a un senado aprobando el nuevo tratado de comercio tripartita en el que también está incluido Canadá y a un Trump, de sonrisa abierta y franca, felicitando a la clase política mexicana y congratulándose por la rapidez con la que se toman las decisiones en el aparato legislativo de nosotros. Esta cara tan “amable” es coincidente, de manera curiosa, con el arranque de la campaña de este polémico personaje para conservar “la silla ejecutiva” de la nación más poderosa del mundo con el lema “Keep América Great”. ¿Tendrá algo que ver? Lo dejo a su consideración gentil amigo lector.

Hasta aquí “el río” ya lleva suficiente ruido, sin embargo, lo que ha ocasionado que el caudal “ruja” con toda su fuerza “como abonero en quincena” es el hecho de haber salido a la luz pública, indicios de una investigación por parte de las autoridades “gringas” en contra del expresidente de México Enrique Peña Nieto por haber aceptado sobornos al comprar la empresa Fertinal, la cual estaba en una situación de insolvencia, perjudicando severamente la economía nacional, pues el sobreprecio era escandaloso y la deuda ignominiosa.

Ante eso, AMLO se ha mantenido al margen, pronunciándose discretamente y dejando que sean los estadounidenses quienes “metan las manos al lodo”, que “hagan el trabajo sucio”, mientras que acá “no se dice nada” o, de plano, se dice muy poco.

¿Fue ese el intercambio por militarizar la frontera sur?, ¿Así se acordaron las cosas a cambio de evitar el flujo de migrantes?

No lo sé, como decían los abuelitos: “Piensa mal…”

¡Hasta la próxima!