/ jueves 5 de julio de 2018

Política con base al respeto mutuo

La alternancia en nuestro país puede acelerar la lucha contra la corrupción, solo es necesario el principio básico de hacer política con base al respeto mutuo a los intereses de los diversos grupos sociales. Pero bajo el entendido de que no es posible continuar, como hasta hoy, convencidos de que el proyecto neoliberal, monetarista y utilitario es lo mejor para que el país marche por la senda del progreso y desarrollo armónico. No es posible, además, permitir que los diferendos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo de la nación dificulten el diálogo sincero y con ello los mecanismos para el logro de acuerdos y determinaciones que promuevan una auténtica vida democrática.

Resulta esperanzador que el equipo de gobierno entrante lance señales expresas de su voluntad para llevar a buen término la conciliación no solo entre las diversas fuerzas políticas, sino los intereses nacionales y el precario equilibrio del denominado Nuevo Orden Mundial. Recordemos, en este Nuevo Orden, Estados Unidos, nuestro vecino, no es el “Primero entre iguales” como mañosamente adujo el exsecretario de Estado de la Unión Americana, Henry Kissinger, sino “el único e indiscutible poder para regir el planeta”. Por ello es esencial que el desde el primer día del próximo gobierno se cambie la percepción pública de que la política de Mexico está totalmente subordinada a las determinaciones de nuestros vecinos del norte.

En pocas palabras, el espíritu de la relación bilateral debe ser sacar el mayor provecho de la vecindad con el gigante opulento. Esta cercanía geográfica hasta hoy ha sido todo, menos plácida y tersa.

Nota del día. Estimado lector, los liderazgos de Acción Nacional experimentan un periodo complicado. Está en riesgo la identidad de este partido en amplios sectores de la ciudadanía. Los amarres y nudos marinos comienzan a rechinar y se advierte la necesidad de llegar a buenos acuerdos. ¿Tendrán los líderes nacionales del panismo la altura de miras como para efectuar los reacomodos necesarios y mantener la unidad y cohesión? ¿Equivocadamente se privilegiará la ubicación y posición de grupos como instrumento de control político y no como cohete propulsor de alianzas y acuerdos al interior de este organismo? La ausencia de lógica que generalmente se mira en las relaciones políticas, hace complicado prever con cierto grado de certeza lo que va a pasar en un plazo más o menos lejano.

Por lo que respecta al PRI, aparentemente está en la lona, pero nadie lo descarta del todo, no hay que olvidar que el tricolor ha demostrado ser el “Terminator” de película, que parece destruido y repentinamente sus piezas vuelven a unirse para levantarse y arremeter contra sus distraídos perseguidores.

La alternancia en nuestro país puede acelerar la lucha contra la corrupción, solo es necesario el principio básico de hacer política con base al respeto mutuo a los intereses de los diversos grupos sociales. Pero bajo el entendido de que no es posible continuar, como hasta hoy, convencidos de que el proyecto neoliberal, monetarista y utilitario es lo mejor para que el país marche por la senda del progreso y desarrollo armónico. No es posible, además, permitir que los diferendos entre los poderes Ejecutivo y Legislativo de la nación dificulten el diálogo sincero y con ello los mecanismos para el logro de acuerdos y determinaciones que promuevan una auténtica vida democrática.

Resulta esperanzador que el equipo de gobierno entrante lance señales expresas de su voluntad para llevar a buen término la conciliación no solo entre las diversas fuerzas políticas, sino los intereses nacionales y el precario equilibrio del denominado Nuevo Orden Mundial. Recordemos, en este Nuevo Orden, Estados Unidos, nuestro vecino, no es el “Primero entre iguales” como mañosamente adujo el exsecretario de Estado de la Unión Americana, Henry Kissinger, sino “el único e indiscutible poder para regir el planeta”. Por ello es esencial que el desde el primer día del próximo gobierno se cambie la percepción pública de que la política de Mexico está totalmente subordinada a las determinaciones de nuestros vecinos del norte.

En pocas palabras, el espíritu de la relación bilateral debe ser sacar el mayor provecho de la vecindad con el gigante opulento. Esta cercanía geográfica hasta hoy ha sido todo, menos plácida y tersa.

Nota del día. Estimado lector, los liderazgos de Acción Nacional experimentan un periodo complicado. Está en riesgo la identidad de este partido en amplios sectores de la ciudadanía. Los amarres y nudos marinos comienzan a rechinar y se advierte la necesidad de llegar a buenos acuerdos. ¿Tendrán los líderes nacionales del panismo la altura de miras como para efectuar los reacomodos necesarios y mantener la unidad y cohesión? ¿Equivocadamente se privilegiará la ubicación y posición de grupos como instrumento de control político y no como cohete propulsor de alianzas y acuerdos al interior de este organismo? La ausencia de lógica que generalmente se mira en las relaciones políticas, hace complicado prever con cierto grado de certeza lo que va a pasar en un plazo más o menos lejano.

Por lo que respecta al PRI, aparentemente está en la lona, pero nadie lo descarta del todo, no hay que olvidar que el tricolor ha demostrado ser el “Terminator” de película, que parece destruido y repentinamente sus piezas vuelven a unirse para levantarse y arremeter contra sus distraídos perseguidores.