/ domingo 25 de octubre de 2020

¿Por qué es tan difícil entendernos?

Final

Para el filósofo aleman Edmund Husserl la "epoje", concepto extraído de la filosofía griega, significa poner entre paréntesis las opiniones, ideas, doctrinas sobre la realidad y a la realidad misma, como medio para captar la verdadera esencia de los fenómenos tal y como son, libres de prejuicios o de preconcepciones.

La conciencia, siempre es conciencia de algo, este vínculo entre interés o intencionalidad y el conocimiento de algo, es lo que Husserl intenta desconectar como su fin en medio de un mundo de antemano validado por sus logros, para reivindicar por esta vía un conocimiento sin presupuestos.

Años más tarde, Hans Georg Gadamer, discípulo de Martin Heidegger quien a su vez fue discípulo de Edmund Husserl, opinara en el sentido de que todo entendimiento estaría "determinado" por lo que él llama pre-comprensión. Para él toda comprensión es el "reflejo de una comprensión previa dada", siempre que necesito entender a alguien o algo, lo hago desde una cierta comprensión previa y está la adquirimos como herencia cultural del medio en el que vivimos. Por lo tanto, los prejuicios se basarían en nuestra "realidad histórica"; es decir, si tienes pasado, también tienes prejuicios.

Los prejuicios brindan una rápida mirada panóptica sobre ideas o hechos simples. Pero rápidamente se endurecen y transforman en tradición conservadora cuando no son objetos de reflexión y discusión, haciendo de la tradición un invariable determinismo al perder fluidez el intercambio comunicativo entre pasado y presente, como si este no tuviera nada más que agregar a lo que le es dado por la tradición, subordinando el ahora a lo que en su día fue.

Lo anterior implica el reconocimiento de que es imposible alcanzar una objetividad absoluta en las ciencias del espíritu, tomando como modelo el de las ciencias exactas como aspiraba la ilustración. Es el reconocimiento de que a pesar de que tomemos un cierto distanciamiento de las cosas y los hechos, siempre se verá implicada una cierta dosis de nuestra subjetividad en nuestras opiniones "objetiva".


Pero en la actualidad no se trata tanto de filtrar, purificar o santificar nuestras posturas u opiniones de la subjetividad, como de sustentar la racionalidad de las mismas en términos que sean generalmente atendibles por los demás. Como se dijo, la debilidad de los alquimistas en la antigüedad era que sus métodos carecían de publicidad y escrutinio, de ahí su descrédito.

El método propuesto por Husserl mas allá de los radicalismos en su aplicación que bien sabía eran imposibles, sería suspender el uso de nuestras opiniones y creencias basadas en simplificaciones o arbitrarias generalizaciones y proceder al análisis de todas las preconcepciones que recibimos de nuestro entorno y de esta forma poder lograr sacar cada quien sus propias conclusiones.

En principio es necesario hacer del desapego o desinterés el estado de ánimo previo con el que debemos concurrir al espacio común neutro o método, de la discusión civilizada dentro de la cual podamos dirimir con cierto grado de objetividad nuestras diferencias, a partir de datos o evidencia idónea al caso, cuantificando el peso que cada una de ellas aportan para demostrar nuestro punto y sin emplear Deux ex Machina como le llamaban los griegos a todos aquellos elementos introducidos subrepticiamente sin que antes se mencionaran dentro de la trama o el debate. O si se quiere mejor, prudencia, cautela, tolerancia y necesidad lógica.

En poner en tela de juicio todos nuestros supuestos ¿Todos los políticos son iguales? ¿Todas las mujeres son débiles? ¿Todos los hombres son fuertes?, no se trata de la verdad relativa de los enunciados, sino de evidenciar los fundamentos que sustentan las generalizaciones de nuestras preconcepciones poniendo de manifiesto la necesidad de una reflexión más profunda cuando se trata de ideas o realidades complejas y con ello facilitar un mayor entendimiento entre los humanos

Regeneración

Final

Para el filósofo aleman Edmund Husserl la "epoje", concepto extraído de la filosofía griega, significa poner entre paréntesis las opiniones, ideas, doctrinas sobre la realidad y a la realidad misma, como medio para captar la verdadera esencia de los fenómenos tal y como son, libres de prejuicios o de preconcepciones.

La conciencia, siempre es conciencia de algo, este vínculo entre interés o intencionalidad y el conocimiento de algo, es lo que Husserl intenta desconectar como su fin en medio de un mundo de antemano validado por sus logros, para reivindicar por esta vía un conocimiento sin presupuestos.

Años más tarde, Hans Georg Gadamer, discípulo de Martin Heidegger quien a su vez fue discípulo de Edmund Husserl, opinara en el sentido de que todo entendimiento estaría "determinado" por lo que él llama pre-comprensión. Para él toda comprensión es el "reflejo de una comprensión previa dada", siempre que necesito entender a alguien o algo, lo hago desde una cierta comprensión previa y está la adquirimos como herencia cultural del medio en el que vivimos. Por lo tanto, los prejuicios se basarían en nuestra "realidad histórica"; es decir, si tienes pasado, también tienes prejuicios.

Los prejuicios brindan una rápida mirada panóptica sobre ideas o hechos simples. Pero rápidamente se endurecen y transforman en tradición conservadora cuando no son objetos de reflexión y discusión, haciendo de la tradición un invariable determinismo al perder fluidez el intercambio comunicativo entre pasado y presente, como si este no tuviera nada más que agregar a lo que le es dado por la tradición, subordinando el ahora a lo que en su día fue.

Lo anterior implica el reconocimiento de que es imposible alcanzar una objetividad absoluta en las ciencias del espíritu, tomando como modelo el de las ciencias exactas como aspiraba la ilustración. Es el reconocimiento de que a pesar de que tomemos un cierto distanciamiento de las cosas y los hechos, siempre se verá implicada una cierta dosis de nuestra subjetividad en nuestras opiniones "objetiva".


Pero en la actualidad no se trata tanto de filtrar, purificar o santificar nuestras posturas u opiniones de la subjetividad, como de sustentar la racionalidad de las mismas en términos que sean generalmente atendibles por los demás. Como se dijo, la debilidad de los alquimistas en la antigüedad era que sus métodos carecían de publicidad y escrutinio, de ahí su descrédito.

El método propuesto por Husserl mas allá de los radicalismos en su aplicación que bien sabía eran imposibles, sería suspender el uso de nuestras opiniones y creencias basadas en simplificaciones o arbitrarias generalizaciones y proceder al análisis de todas las preconcepciones que recibimos de nuestro entorno y de esta forma poder lograr sacar cada quien sus propias conclusiones.

En principio es necesario hacer del desapego o desinterés el estado de ánimo previo con el que debemos concurrir al espacio común neutro o método, de la discusión civilizada dentro de la cual podamos dirimir con cierto grado de objetividad nuestras diferencias, a partir de datos o evidencia idónea al caso, cuantificando el peso que cada una de ellas aportan para demostrar nuestro punto y sin emplear Deux ex Machina como le llamaban los griegos a todos aquellos elementos introducidos subrepticiamente sin que antes se mencionaran dentro de la trama o el debate. O si se quiere mejor, prudencia, cautela, tolerancia y necesidad lógica.

En poner en tela de juicio todos nuestros supuestos ¿Todos los políticos son iguales? ¿Todas las mujeres son débiles? ¿Todos los hombres son fuertes?, no se trata de la verdad relativa de los enunciados, sino de evidenciar los fundamentos que sustentan las generalizaciones de nuestras preconcepciones poniendo de manifiesto la necesidad de una reflexión más profunda cuando se trata de ideas o realidades complejas y con ello facilitar un mayor entendimiento entre los humanos

Regeneración