/ domingo 20 de marzo de 2022

¿Qué es la locura?

La locura en la historia del hombre ha sido el limbo a donde se ha arrojado indistintamente la insanidad mental como la disonancia social, lo mismo se informan en dicho concepto sociópatas y utópatas, para los primeros se aduce su inclusión por “razones clínicas” para los segundos por “razones sociales”, pero en ambos casos el sello distintivo es la exclusión, el aislamiento y el eterno confinamiento al olvido.

Se dice comúnmente que un loco no sabe que está loco, porque si no, no estaría loco, es decir al carecer de una conciencia de sí, se mimetiza con su entorno y fantasías sin oponer una clara distinción de su yo frente al mundo que lo rodea, esta afección se efectiviza en la imposibilidad de mantener una actitud distante y crítica respecto a sus circunstancias, lo cual le impide evaluar con cierta objetividad su realidad con el tiempo al imponerse esta imposibilidad aprensiva como una realidad se hace tradición y por lo tanto expresión cultural.

En algún momento en México empezó a mostrar síntomas de cierta inestabilidad mental, algún grado de esquizofrenia en su llamada conciencia colectiva que impotente en asociar los efectos de sus desdichas con las causas que las procuran, perdió la capacidad de distanciarse y alejarse de los males que lo aquejan, al tiempo que esta insania se profundiza debido a una reproducción de los factores que posibilitan esta mala conciencia, como lo es la defensa de una ideología venida en religión neoliberal.

En México es normal ver cómo las clases más depauperadas defienden los privilegios de las clases que los tienen así, escuchamos comentarios llenos de adoración y fascinación de parte de las clases medias respecto a la riqueza o modo de vida de este o aquel personaje de la elite nacional, provinciana o pueblerina, así sobre esta patológica sumisión y seducción ante el poder hicimos nuestra cultura, de ahí desprendimos nuestros rasgos sociales y nuestros patrones convencionales.

Se construyó desde arriba un discurso y un lenguaje de donde se proscribió la crítica o la resistencia al poder y así en este mundo modelado por un lenguaje mutilado de libertad venimos millones de mexicanos, algunos se ajustaron con comodidad a las certezas que brindan las respuestas dadas por otros, algunos otros nos sentimos insatisfechos por esas respuestas y buscamos otras más y nos sitiamos en el limbo de la locura a donde confina la sociedad aquello que no existe en su lenguaje, aquello de lo que no puede hablar porque no conoce la palabra, una sociedad que ha dado muestra de falta de curiosidad, de apertura y que se refuerza en el conservadurismo y en el pasado.

Regeneración.

La locura en la historia del hombre ha sido el limbo a donde se ha arrojado indistintamente la insanidad mental como la disonancia social, lo mismo se informan en dicho concepto sociópatas y utópatas, para los primeros se aduce su inclusión por “razones clínicas” para los segundos por “razones sociales”, pero en ambos casos el sello distintivo es la exclusión, el aislamiento y el eterno confinamiento al olvido.

Se dice comúnmente que un loco no sabe que está loco, porque si no, no estaría loco, es decir al carecer de una conciencia de sí, se mimetiza con su entorno y fantasías sin oponer una clara distinción de su yo frente al mundo que lo rodea, esta afección se efectiviza en la imposibilidad de mantener una actitud distante y crítica respecto a sus circunstancias, lo cual le impide evaluar con cierta objetividad su realidad con el tiempo al imponerse esta imposibilidad aprensiva como una realidad se hace tradición y por lo tanto expresión cultural.

En algún momento en México empezó a mostrar síntomas de cierta inestabilidad mental, algún grado de esquizofrenia en su llamada conciencia colectiva que impotente en asociar los efectos de sus desdichas con las causas que las procuran, perdió la capacidad de distanciarse y alejarse de los males que lo aquejan, al tiempo que esta insania se profundiza debido a una reproducción de los factores que posibilitan esta mala conciencia, como lo es la defensa de una ideología venida en religión neoliberal.

En México es normal ver cómo las clases más depauperadas defienden los privilegios de las clases que los tienen así, escuchamos comentarios llenos de adoración y fascinación de parte de las clases medias respecto a la riqueza o modo de vida de este o aquel personaje de la elite nacional, provinciana o pueblerina, así sobre esta patológica sumisión y seducción ante el poder hicimos nuestra cultura, de ahí desprendimos nuestros rasgos sociales y nuestros patrones convencionales.

Se construyó desde arriba un discurso y un lenguaje de donde se proscribió la crítica o la resistencia al poder y así en este mundo modelado por un lenguaje mutilado de libertad venimos millones de mexicanos, algunos se ajustaron con comodidad a las certezas que brindan las respuestas dadas por otros, algunos otros nos sentimos insatisfechos por esas respuestas y buscamos otras más y nos sitiamos en el limbo de la locura a donde confina la sociedad aquello que no existe en su lenguaje, aquello de lo que no puede hablar porque no conoce la palabra, una sociedad que ha dado muestra de falta de curiosidad, de apertura y que se refuerza en el conservadurismo y en el pasado.

Regeneración.