El mundo contemporáneo experimenta un sofisticado entramado tecnológico a través de la denominada inteligencia artificial, se vislumbra la importancia de considerar fundamental la identidad social; en primera instancia, para saber quiénes somos, adónde pertenecemos y a partir de ahí respetarnos en todos los contextos a nivel mundial.
Hace algunos años se decía que la globalización y la internet per se conllevaría a la conformación de la aldea mundial, tal vez sí, sin embargo, hablar hoy por hoy de la inteligencia artificial, pareciera ser que a ésta no le importa mucho la sensibilidad humana a la rapidez con la que la inteligencia artificial pudiera estar generando cualquier tipo de acción, tarea e inclusive hasta algunos estudios con cierta profundidad.
Dónde quedó esa creatividad, iniciativa e intención humana por expresarnos y por decir quiénes somos, cómo somos y hacia dónde nos dirigimos, a partir del reconocimiento mutuo entre las diversas culturas del mundo, pareciera que tales cuestiones quedan resueltas mediante un algoritmo.
El tema pudiera resultar innovador y de hecho lo es, si anteriormente a través de la internet se pensaba que se construiría la aldea mundial, hoy con la inteligencia artificial no sólo es eso, va más allá, en dónde se pueden estar construyendo elementos sensibles y esenciales del propio ser humano, aquí la pregunta que cabría hacernos es dónde quedaría ese espíritu creador, crítico, analítico, sensitivo, inteligente y por qué no, hasta moral, entre otros, que son propios del ser humano.
Creo estamos entrando a una trampa con pocas posibilidades de salida, si no tomamos en consideración la quimera que pudiera traer consigo la inteligencia artificial. Por otro lado, pareciera que descartamos a toda costa, el reconocimiento de la gran diversidad cultural, ideológica que tiene el ser humano a nivel planetario, por una parte, nos construimos o al menos eso pensamos que hacemos con la inteligencia artificial, pero en realidad no hemos sido capaces de reconocer quiénes somos como seres humanos qué pretendemos y hacia dónde queremos llegar, por lo tanto, imaginar o decir que la ideología cuanto, Vmás silenciosa, más efectiva, porque ni siquiera se puede denunciar y hoy estamos maravillados por la aparente creatividad de la inteligencia artificial, sin considerar que, ideológicamente estamos perdiendo buena parte de nuestra humanidad, el riesgo es mayúsculo, cuando actualmente se puede reproducir la voz, imagen e inclusive mucha información de una gran diversidad de personajes y temas de cualquier parte del mundo, resultaría interesante sí nuestro propósito fuera el tener acceso al conocimiento puro, sin embargo, no es así, por como consecuencia, cada día nos desenganchamos más entre unos y otros, es decir, entre quienes tienen la posibilidad de crear, producir, distribuir o enajenar la inteligencia artificial como un producto, para ellos será un gran negocio, para otros, que la puedan utilizar o que tengan acceso a ella, pudiera abrirles un abanico importante de acciones legales o no en el mercado, pero también habrá otro segmento mayúsculo de la población a nivel mundial que ni siquiera se dará cuenta que existe inteligencia artificial y por tanto no sepa de las posibilidades que ésta pudiera presentar en diversos ámbitos de la vida cotidiana. Al llegar a este punto, creo que se debiera empezar a legislar sobre los alcances que tiene este entramado tecnológico y regularlo con la finalidad de poder quedar enganchados en un mundo polarizado entre quienes producen y adquieren la la innovaciones y aquellos que no saben ni de qué se trata, de ahí la importancia, de rescatar urgentemente los estudios de identidad que nos permitan reconocernos qué somos, quiénes somos y qué pretendemos construir en un mundo en donde no todos estamos interconectados, la amenaza pudiera estar tocando la puerta y no nos hemos dado cuenta.