/ sábado 21 de abril de 2018

¿Quién ganará en Madero?

El escenario sociopolítico en el que Andrés Zorrilla, alcalde de Ciudad Madero, defenderá su reelección por ese municipio será muy diferente al anterior, en el que por una votación abrumadora conquistó la alcaldía de esta urbe que fuera en el pasado la capital petrolera de México

En aquel entonces todo mundo nos preguntábamos ¿quién era Andrés Zorrilla? El único dato duro que teníamos, era el de que se desempeñaba como un excelente editorialista en un canal de televisión local, en el cual analizaba las relaciones entre capital y trabajo, casi siempre sometiendo sus puntos de vista bajo un perfil empresarial.

Abundando en su hoja de vida quedó claro que era empresario de la educación, que no había nacido en nuestro Estado (hasta la fecha algunos lo ubican como natural de la Ciudad de México y en un exagerado caso aseguran que es oaxaqueño); el asunto es que este alcalde maderense resultó ser un auténtico político natural que logró, en muy poco tiempo, crear una corriente de simpatía apasionada por su figura que lo fortaleció desde la alcaldía en que se desempeña, y que lo estimuló para buscar ser reelecto este pró-ximo primero de julio en la presidencia municipal de Ciudad Madero.

Las condiciones técnicas a las que se tendrá que enfrentar el alcalde maderense son muy diferentes a las que cuando resultó electo, porque los vientos del cambio ya no soplarán con la misma fuerza que hizo que Francisco Javier García Cabeza de Vaca fuera el primer mandatario electo en la historia de Tamaulipas con una votación abrumadora de más de 750 mil votos en su favor. Resultado electoral inédito en nuestro Estado desde la época en que Tamaulipas era gobernado por el Conde de Sierra Gorda.

El adversario del alcalde panista hace más de dos años era un representante del sindicato petrolero que representa la Sección Uno en Ciudad Madero, y la verdad sea dicha, el poder desgasta y desilusiona a los que en un momento depositaron toda su esperanza en la solución de los problemas sociales. El candidato priista no representó un obstáculo para la candidatura de Andrés Zorrilla, quien montado en la ola democrática que hubo en todo el estado en favor del gobernador panista por inercia resultó vencedor en la liza electoral maderense, pero no todo quedó ahí. Andrés Zorrilla ha demostrado ser un político moderno y con una visión de gobierno moderna fundado siempre en la legalidad. Inmediatamente trató (y lo está logrando) de incorporar a Ciudad Madero en el ritmo que debe llevar y delinear una ciudad moderna y civilizada. Ordenó las vialidades y limpió de una manera radical la mala imagen de ser una ciudad lenta en su evolución, mostrando ahora incluso una proyección nacional con la playa de Miramar, lo que le ha valido a Andrés Zorrilla alguna rivalidad con los tampiqueños que lo acusan de separatista, en virtud de que esta dos ciudades hermanas desde hace muchos años siempre habían convivido en una cordialidad deslumbrante y fraternal. Los motivos son suficientes, la historia los avala y los sostiene que Tampico y Madero siempre serán uno para el otro.

En esta ocasión el rival de Andrés Zorrilla no será un candidato borroso e inexperto en materia de administración pública. Adrián Oseguera es un maderense natural y legítimo de esa urbe petrolera que por razones de seguridad, de la violentísima inseguridad que se vivió durante el sexenio calderonista, hubo de proteger la vida de su familia y la propia, como muchos de los tampiqueños que pertenecen a la clase media alta y cuenta con el recurso para vivir temporalmente en los Estados Unidos y con esto evitar ser víctima de los efectos colaterales que conlleva el fenómeno del narcotráfico.

Nadie le puede restar el mérito a Adrián Oseguera de ser un legítimo maderense y tener todo el derecho para poder aspirar a gobernar la ciudad en la que vive. La familia Oseguera forma parte de la historia de Ciudad Madero, el bisabuelo de Adrián Oseguera, fue un senador de la república que estuvo muy ligado al gobierno del general Lázaro Cárdenas, que ha sido sin duda un símbolo de la impronta nacionalista que nuestra historia tiene desde la hazaña que hizo el presidente Juárez de vencer y expulsar de la patria a los invasores y pasar por las armas a un cándido austriaco que pensó que México era un país en donde todos le besarían los pies, junto con los mal llamados mexicanos como Miramón y Mejía, por las armas para quedar con esto establecido que contra la soberanía de la patria nada ni nadie están por encima de ella.

El actual escenario que yo vislumbro es que en esta ocasión Andrés Zorrilla solo tendrá a su favor el prestigio de su trabajo como alcalde en este tiempo que lleva de ejercerlo. No contará con la inercia a su favor de una ola democrática que nazca de la fortaleza política de un gobierno estatal fuerte y poderoso. Lo hemos dicho, el poder desgasta, y el síndrome de violencia en que está convertida la ciudad de Reynosa ha permeado mucho en la voluntad tamaulipeca. Por el contrario Adrián Oseguera ha sido un político identificado con la izquierda, amigo cercano al grupo de AMLO y ha competido por la alcaldía de Madero de manera fallida por el Partido de la Revolución Democrática. Es dueño de un discurso elocuente, y tiene una visión generalizada y amplia de la problemática nacional y sobre todo conoce cuáles son los conflictos, atrasos y rezagos que hay en Ciudad Madero. En síntesis, los dos candidatos, Andrés y Adrián, son del mismo peso, del mismo nivel intelectual, y presumo que de la misma escolaridad universitaria. Los he escuchado a los dos, Andrés Zorrilla me parece un político agradabilísimo, una especie de Hugo Conti, ese personaje que Luis Spota creó y que llegó del otro lado del mar y conquistó a todo la burguesía mexicana por su personalidad encantadora.

Adrián Oseguera tiene a su favor, desde mi punto de vista, el apoyo más importante que político alguno podría tener que podrá ser beneficiado – si no comete errores personales o se rodea de malandrines - con la ola democrática y esa corriente popular y apasionada llamada pejemanía que lo puede impulsar tan arriba como para que gane la elección. Será cosa de esperar.

correo: notario177@msn.com

El escenario sociopolítico en el que Andrés Zorrilla, alcalde de Ciudad Madero, defenderá su reelección por ese municipio será muy diferente al anterior, en el que por una votación abrumadora conquistó la alcaldía de esta urbe que fuera en el pasado la capital petrolera de México

En aquel entonces todo mundo nos preguntábamos ¿quién era Andrés Zorrilla? El único dato duro que teníamos, era el de que se desempeñaba como un excelente editorialista en un canal de televisión local, en el cual analizaba las relaciones entre capital y trabajo, casi siempre sometiendo sus puntos de vista bajo un perfil empresarial.

Abundando en su hoja de vida quedó claro que era empresario de la educación, que no había nacido en nuestro Estado (hasta la fecha algunos lo ubican como natural de la Ciudad de México y en un exagerado caso aseguran que es oaxaqueño); el asunto es que este alcalde maderense resultó ser un auténtico político natural que logró, en muy poco tiempo, crear una corriente de simpatía apasionada por su figura que lo fortaleció desde la alcaldía en que se desempeña, y que lo estimuló para buscar ser reelecto este pró-ximo primero de julio en la presidencia municipal de Ciudad Madero.

Las condiciones técnicas a las que se tendrá que enfrentar el alcalde maderense son muy diferentes a las que cuando resultó electo, porque los vientos del cambio ya no soplarán con la misma fuerza que hizo que Francisco Javier García Cabeza de Vaca fuera el primer mandatario electo en la historia de Tamaulipas con una votación abrumadora de más de 750 mil votos en su favor. Resultado electoral inédito en nuestro Estado desde la época en que Tamaulipas era gobernado por el Conde de Sierra Gorda.

El adversario del alcalde panista hace más de dos años era un representante del sindicato petrolero que representa la Sección Uno en Ciudad Madero, y la verdad sea dicha, el poder desgasta y desilusiona a los que en un momento depositaron toda su esperanza en la solución de los problemas sociales. El candidato priista no representó un obstáculo para la candidatura de Andrés Zorrilla, quien montado en la ola democrática que hubo en todo el estado en favor del gobernador panista por inercia resultó vencedor en la liza electoral maderense, pero no todo quedó ahí. Andrés Zorrilla ha demostrado ser un político moderno y con una visión de gobierno moderna fundado siempre en la legalidad. Inmediatamente trató (y lo está logrando) de incorporar a Ciudad Madero en el ritmo que debe llevar y delinear una ciudad moderna y civilizada. Ordenó las vialidades y limpió de una manera radical la mala imagen de ser una ciudad lenta en su evolución, mostrando ahora incluso una proyección nacional con la playa de Miramar, lo que le ha valido a Andrés Zorrilla alguna rivalidad con los tampiqueños que lo acusan de separatista, en virtud de que esta dos ciudades hermanas desde hace muchos años siempre habían convivido en una cordialidad deslumbrante y fraternal. Los motivos son suficientes, la historia los avala y los sostiene que Tampico y Madero siempre serán uno para el otro.

En esta ocasión el rival de Andrés Zorrilla no será un candidato borroso e inexperto en materia de administración pública. Adrián Oseguera es un maderense natural y legítimo de esa urbe petrolera que por razones de seguridad, de la violentísima inseguridad que se vivió durante el sexenio calderonista, hubo de proteger la vida de su familia y la propia, como muchos de los tampiqueños que pertenecen a la clase media alta y cuenta con el recurso para vivir temporalmente en los Estados Unidos y con esto evitar ser víctima de los efectos colaterales que conlleva el fenómeno del narcotráfico.

Nadie le puede restar el mérito a Adrián Oseguera de ser un legítimo maderense y tener todo el derecho para poder aspirar a gobernar la ciudad en la que vive. La familia Oseguera forma parte de la historia de Ciudad Madero, el bisabuelo de Adrián Oseguera, fue un senador de la república que estuvo muy ligado al gobierno del general Lázaro Cárdenas, que ha sido sin duda un símbolo de la impronta nacionalista que nuestra historia tiene desde la hazaña que hizo el presidente Juárez de vencer y expulsar de la patria a los invasores y pasar por las armas a un cándido austriaco que pensó que México era un país en donde todos le besarían los pies, junto con los mal llamados mexicanos como Miramón y Mejía, por las armas para quedar con esto establecido que contra la soberanía de la patria nada ni nadie están por encima de ella.

El actual escenario que yo vislumbro es que en esta ocasión Andrés Zorrilla solo tendrá a su favor el prestigio de su trabajo como alcalde en este tiempo que lleva de ejercerlo. No contará con la inercia a su favor de una ola democrática que nazca de la fortaleza política de un gobierno estatal fuerte y poderoso. Lo hemos dicho, el poder desgasta, y el síndrome de violencia en que está convertida la ciudad de Reynosa ha permeado mucho en la voluntad tamaulipeca. Por el contrario Adrián Oseguera ha sido un político identificado con la izquierda, amigo cercano al grupo de AMLO y ha competido por la alcaldía de Madero de manera fallida por el Partido de la Revolución Democrática. Es dueño de un discurso elocuente, y tiene una visión generalizada y amplia de la problemática nacional y sobre todo conoce cuáles son los conflictos, atrasos y rezagos que hay en Ciudad Madero. En síntesis, los dos candidatos, Andrés y Adrián, son del mismo peso, del mismo nivel intelectual, y presumo que de la misma escolaridad universitaria. Los he escuchado a los dos, Andrés Zorrilla me parece un político agradabilísimo, una especie de Hugo Conti, ese personaje que Luis Spota creó y que llegó del otro lado del mar y conquistó a todo la burguesía mexicana por su personalidad encantadora.

Adrián Oseguera tiene a su favor, desde mi punto de vista, el apoyo más importante que político alguno podría tener que podrá ser beneficiado – si no comete errores personales o se rodea de malandrines - con la ola democrática y esa corriente popular y apasionada llamada pejemanía que lo puede impulsar tan arriba como para que gane la elección. Será cosa de esperar.

correo: notario177@msn.com