/ viernes 15 de junio de 2018

Con café y a media luz | ¿Quién se acordó?

El día de ayer, México detuvo por unas horas su cotidiana existencia para observar la inauguración del torneo mundial de futbol en Rusia, evento que, sin duda alguna, acaparó la mirada de millones de televidentes a lo largo y ancho del globo terráqueo y cuya ceremonia duró aproximadamente treinta minutos.

En ese lapso pudimos ver un sencillo número musical a cargo del cantante británico Robbie Williams quien hizo gala de su “buena educación” al mostrar la conocida señal “del dedo” en una transmisión a nivel mundial. Instantes después, se unió a este “buen mozo” la soprano virtuosa Aida Garifullina quien apareció dentro de una “ave fénix” simulando con una nota de su voz el canto de este mítico ser.

Era curioso ver entre las gradas del estadio a un buen número de mexicanos portando el sombrero revolucionario, el sarape tricolor o la playera de la selección; algunos más fueron captados por las calles de aquella parte de Europa disfrazados a la usanza azteca como “caballeros águila”. ¡Incluso entre las gradas se observó una bandera del Tampico-Madero Futbol Club, con los nombres en gran tipografía de las ciudades hermanas!

Ante eso, no pude evitar preguntarme: ¿Dónde está la pobreza de la que se queja una buena parte de la clase media?, ¿Cómo es que alegamos resentir tanto los gasolinazos y el alza en el precio de la canasta básica y tenemos dinero para ir a Rusia?, ¿Por qué no se obtiene dinero para saldar las deudas del mismo lugar del que se obtiene para realizar un viaje al otro lado del mundo?

Me estaba planteando todos esos cuestionamientos cuando se dio paso al acto protocolario.

Así, se le otorgó el uso de la voz al mandatario y excampeón de judo de ese país Vladimir Putin, quien manifestó el orgullo que siente Rusia por recibir en la cancha a los deportistas de alto rendimiento que mostrarán su compromiso en el césped para obtener la ansiada copa, por último, tocó el turno al titular de la Federación Internacional de Futbol Asociado, Gianni Infantino, en compañía de las autoridades del palco de honor, hacer la declaratoria inaugural de la contienda.

Como era de esperarse, los “cosacos” dieron cuenta de los árabes con un contundente marcador de cinco goles a favor y ninguno para los rivales provenientes del Lejano Oriente, concluyendo esta parte inicial del que han llamado “La copa del deporte más hermoso del mundo”.

Curiosamente, durante esas casi tres horas de programación, las redes sociales callaron los ímpetus políticos que habían manifestado durante varios meses. De manera increíble no aparecieron las cifras que crecían de manera intermitente de “tuits”, mensajes y publicaciones a favor o en contra de candidatos. Las tendencias de mensajes cambiaron de forma brusca y, nuevamente, el mexicano se unió con sus compañeros de trabajo, vecinos y familiares en torno al televisor, olvidándose si eran de MORENA, PRI o PAN. Simplemente quería ser testigo del inicio de la fiesta del balompié.

Curiosamente se pasaron por alto los contratos asignados de manera directa por AMLO a su constructor de cabecera durante la administración que encabezó en su momento en el otrora Distrito Federal; nadie se acordó de la actitud infantiloide de Ricardo Anaya cuando le cuestionaba al tabasqueño “¿Si te lo demuestro renuncias?”; no hubo una sola persona que repasara las propuestas de Jaime Rodríguez Calderón en materia de educación y del campo que, por cierto, considero que en parte son acertadas; ni siquiera hubo quien repitiera en su memoria las palabras de José Antonio Meade.

Y habrá quien diga que exagero, o que ya estoy por mencionar el famoso estribillo “cortina de humo”, incluso me alegarán que soy un “aguafiestas”, pero, me queda clara una cosa, si a pesar de la carestía vamos a Rusia, si tan fácil nos olvidamos de razonar el voto, si no tenemos obstáculo al priorizar la inauguración del futbol sobre la vida política de nuestra nación, debemos reconocer que estamos como estamos, porque somos como somos.

¡Hasta la próxima!

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

El día de ayer, México detuvo por unas horas su cotidiana existencia para observar la inauguración del torneo mundial de futbol en Rusia, evento que, sin duda alguna, acaparó la mirada de millones de televidentes a lo largo y ancho del globo terráqueo y cuya ceremonia duró aproximadamente treinta minutos.

En ese lapso pudimos ver un sencillo número musical a cargo del cantante británico Robbie Williams quien hizo gala de su “buena educación” al mostrar la conocida señal “del dedo” en una transmisión a nivel mundial. Instantes después, se unió a este “buen mozo” la soprano virtuosa Aida Garifullina quien apareció dentro de una “ave fénix” simulando con una nota de su voz el canto de este mítico ser.

Era curioso ver entre las gradas del estadio a un buen número de mexicanos portando el sombrero revolucionario, el sarape tricolor o la playera de la selección; algunos más fueron captados por las calles de aquella parte de Europa disfrazados a la usanza azteca como “caballeros águila”. ¡Incluso entre las gradas se observó una bandera del Tampico-Madero Futbol Club, con los nombres en gran tipografía de las ciudades hermanas!

Ante eso, no pude evitar preguntarme: ¿Dónde está la pobreza de la que se queja una buena parte de la clase media?, ¿Cómo es que alegamos resentir tanto los gasolinazos y el alza en el precio de la canasta básica y tenemos dinero para ir a Rusia?, ¿Por qué no se obtiene dinero para saldar las deudas del mismo lugar del que se obtiene para realizar un viaje al otro lado del mundo?

Me estaba planteando todos esos cuestionamientos cuando se dio paso al acto protocolario.

Así, se le otorgó el uso de la voz al mandatario y excampeón de judo de ese país Vladimir Putin, quien manifestó el orgullo que siente Rusia por recibir en la cancha a los deportistas de alto rendimiento que mostrarán su compromiso en el césped para obtener la ansiada copa, por último, tocó el turno al titular de la Federación Internacional de Futbol Asociado, Gianni Infantino, en compañía de las autoridades del palco de honor, hacer la declaratoria inaugural de la contienda.

Como era de esperarse, los “cosacos” dieron cuenta de los árabes con un contundente marcador de cinco goles a favor y ninguno para los rivales provenientes del Lejano Oriente, concluyendo esta parte inicial del que han llamado “La copa del deporte más hermoso del mundo”.

Curiosamente, durante esas casi tres horas de programación, las redes sociales callaron los ímpetus políticos que habían manifestado durante varios meses. De manera increíble no aparecieron las cifras que crecían de manera intermitente de “tuits”, mensajes y publicaciones a favor o en contra de candidatos. Las tendencias de mensajes cambiaron de forma brusca y, nuevamente, el mexicano se unió con sus compañeros de trabajo, vecinos y familiares en torno al televisor, olvidándose si eran de MORENA, PRI o PAN. Simplemente quería ser testigo del inicio de la fiesta del balompié.

Curiosamente se pasaron por alto los contratos asignados de manera directa por AMLO a su constructor de cabecera durante la administración que encabezó en su momento en el otrora Distrito Federal; nadie se acordó de la actitud infantiloide de Ricardo Anaya cuando le cuestionaba al tabasqueño “¿Si te lo demuestro renuncias?”; no hubo una sola persona que repasara las propuestas de Jaime Rodríguez Calderón en materia de educación y del campo que, por cierto, considero que en parte son acertadas; ni siquiera hubo quien repitiera en su memoria las palabras de José Antonio Meade.

Y habrá quien diga que exagero, o que ya estoy por mencionar el famoso estribillo “cortina de humo”, incluso me alegarán que soy un “aguafiestas”, pero, me queda clara una cosa, si a pesar de la carestía vamos a Rusia, si tan fácil nos olvidamos de razonar el voto, si no tenemos obstáculo al priorizar la inauguración del futbol sobre la vida política de nuestra nación, debemos reconocer que estamos como estamos, porque somos como somos.

¡Hasta la próxima!

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!