/ domingo 19 de septiembre de 2021

Quiere Marx quitarme mi iPhone

Proponer educación, salud, vivienda de calidad y accesible para todos, ¿coloca al conjunto de la sociedad en la antesala de la expropiación de todos los bienes privados? A juzgar por lo que sucede en Alemania, Noruega, Suecia o Viena, la respuesta es rotundamente ¡no!, y si la respuesta es tan clara, ¿por qué insisten algunos en sostener lo contrario con tanta vehemencia? La respuesta a esto no lo es tanto.

No obstante la evidencia de que una sociedad más justa material y jurídicamente procura mejores condiciones de vida para todos, desde ricos y pobres, hay quienes ven en el establecimiento de ciertos lazos de solidaridad social el final de la civilización.

Se pueden explorar varias teorías para entender cómo es posible esto, más empecemos por aquellas que abiertamente defienden quienes se oponen a cualquier política en la que el Estado tome un papel activo en el combate a las injusticias sociales: El egoísmo y el liberalismo radical.

Concedamos algún crédito a quienes se oponen a toda muestra de solidaridad social en el hecho de que se han esmerado en elucubrar historias y teorías para justificar sus posiciones.

En la historia de la filosofía podemos rastrear el origen del egoísmo moral como corriente de pensamiento, en el diálogo platónico Gorgias en voz de Calicles quien debate con Sócrates al respecto.

Volviéndonos a un pasado reciente, podemos encontrar en la obra La Rebelión de Atlas de Ayn Rand la fuente de la mitología neoliberal contemporánea, en ella, su autora nos cuenta la historia que se desarrolla en un hipotético futuro distópico donde los empresarios se rebelan contra él “opresión” de aquellos que no trabajan (los trabajadores socialistas).

Ayn Rand, es la fundadora de la corriente de pensamiento a la que denominó egoísmo racional, cuyo postulado principal sería “El individuo tiene derecho a existir para sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a los demás para sí mismo”; lo anterior la llevó a sostener un liberalismo radical contrario a toda forma de comunitarismo y a cualquier política de asistencia social.

No es difícil entender la mancuerna que en su momento formarán Ayn Rand y Friedrich von Hayek, cofundador del neoliberalismo contemporáneo, en su obra Camino a la Servidumbre, el último lanza un mendaz ataque al socialismo y hace apología al libre mercado.

Regresando a Ayn Rand inspiradora de ese egoísmo racional que preconiza la autosuficiencia del individuo y la supervivencia del más apto, tan propio al neoliberalismo, es paradójico que su público rechazó a toda forma de comunitarismo y a los lazos de solidaridad social no alcanzarán el ámbito de su vida personal, puesto que como emigrada judía-rusa en los Estados Unidos, no dudó en echar mano y apoyarse en la poderosa comunidad judía estadounidense, al final de cuentas esta es la mayor refutación a su filosofía, todos necesitamos de todos.

Por otro lado, obviando la necesidad de tener que abundar en la contundente refutación de Piketty, a la teoría fundacional del neoliberalismo contemporáneo de Kuznets, que prescribe "La desigualdad económica se incrementa a lo largo del tiempo mientras un país está en desarrollo; tras cierto tiempo crítico donde el promedio de ingresos se ha alcanzado esta curva comienza a decrecer y la desigualdad a disminuir".

Bastará recordar que en opinión de Piketty la anterior teoría "fue formulada por malas razones y su fundamento empírico es muy frágil, la fuerte reducción de las desigualdades en los ingresos que se producen en casi todos los países ricos entre 1914-1945 (que son en las que se basó Kuznets para sostener sus afirmaciones) es ante todo producto de las guerras mundiales y de los violentos choques económicos y políticos que estas provocaron, poco tiene que ver con el proceso apacible de movilidad intersectorial descrito por Kuznets".

Es decir, siempre ha sido una mentira afirmar que en una economía lo importante es hacer más grande el pastel para después repartirlo, en realidad esto nunca llega a suceder por sí solo, y en el pasado esto solo fue posible en las economías capitalistas luego del establecimiento de una legislación de corte socialista en seguridad social y laboral.

Por esto, hacer la crítica a la economía neoliberal desde la óptica marxista no conlleva al hecho de confiscar todos los bienes y luego repartirlos entre unos cuantos, en realidad eso es lo que ha venido sucediendo en el capitalismo, sistema que frente a las bajas tasas de rendimiento opta por restringir el ingreso de la mayoría para mantener una tasa de ganancia en constante ascenso en beneficio de un puñado de superricos.

Transitar a un modelo de sociedad más justo e igualitario es una posibilidad que existe en el reino de los hechos y no en el de la pura ensoñación, prueba de ello son los países de Escandinavia, si optar por modelo extraño a nuestra idiosincrasia como el capitalismo hace 40 años no fue un obstáculo, menos lo será un modelo que sí ofrezca beneficios al conjunto de la sociedad.

sotelo27@me.com

Proponer educación, salud, vivienda de calidad y accesible para todos, ¿coloca al conjunto de la sociedad en la antesala de la expropiación de todos los bienes privados? A juzgar por lo que sucede en Alemania, Noruega, Suecia o Viena, la respuesta es rotundamente ¡no!, y si la respuesta es tan clara, ¿por qué insisten algunos en sostener lo contrario con tanta vehemencia? La respuesta a esto no lo es tanto.

No obstante la evidencia de que una sociedad más justa material y jurídicamente procura mejores condiciones de vida para todos, desde ricos y pobres, hay quienes ven en el establecimiento de ciertos lazos de solidaridad social el final de la civilización.

Se pueden explorar varias teorías para entender cómo es posible esto, más empecemos por aquellas que abiertamente defienden quienes se oponen a cualquier política en la que el Estado tome un papel activo en el combate a las injusticias sociales: El egoísmo y el liberalismo radical.

Concedamos algún crédito a quienes se oponen a toda muestra de solidaridad social en el hecho de que se han esmerado en elucubrar historias y teorías para justificar sus posiciones.

En la historia de la filosofía podemos rastrear el origen del egoísmo moral como corriente de pensamiento, en el diálogo platónico Gorgias en voz de Calicles quien debate con Sócrates al respecto.

Volviéndonos a un pasado reciente, podemos encontrar en la obra La Rebelión de Atlas de Ayn Rand la fuente de la mitología neoliberal contemporánea, en ella, su autora nos cuenta la historia que se desarrolla en un hipotético futuro distópico donde los empresarios se rebelan contra él “opresión” de aquellos que no trabajan (los trabajadores socialistas).

Ayn Rand, es la fundadora de la corriente de pensamiento a la que denominó egoísmo racional, cuyo postulado principal sería “El individuo tiene derecho a existir para sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a los demás para sí mismo”; lo anterior la llevó a sostener un liberalismo radical contrario a toda forma de comunitarismo y a cualquier política de asistencia social.

No es difícil entender la mancuerna que en su momento formarán Ayn Rand y Friedrich von Hayek, cofundador del neoliberalismo contemporáneo, en su obra Camino a la Servidumbre, el último lanza un mendaz ataque al socialismo y hace apología al libre mercado.

Regresando a Ayn Rand inspiradora de ese egoísmo racional que preconiza la autosuficiencia del individuo y la supervivencia del más apto, tan propio al neoliberalismo, es paradójico que su público rechazó a toda forma de comunitarismo y a los lazos de solidaridad social no alcanzarán el ámbito de su vida personal, puesto que como emigrada judía-rusa en los Estados Unidos, no dudó en echar mano y apoyarse en la poderosa comunidad judía estadounidense, al final de cuentas esta es la mayor refutación a su filosofía, todos necesitamos de todos.

Por otro lado, obviando la necesidad de tener que abundar en la contundente refutación de Piketty, a la teoría fundacional del neoliberalismo contemporáneo de Kuznets, que prescribe "La desigualdad económica se incrementa a lo largo del tiempo mientras un país está en desarrollo; tras cierto tiempo crítico donde el promedio de ingresos se ha alcanzado esta curva comienza a decrecer y la desigualdad a disminuir".

Bastará recordar que en opinión de Piketty la anterior teoría "fue formulada por malas razones y su fundamento empírico es muy frágil, la fuerte reducción de las desigualdades en los ingresos que se producen en casi todos los países ricos entre 1914-1945 (que son en las que se basó Kuznets para sostener sus afirmaciones) es ante todo producto de las guerras mundiales y de los violentos choques económicos y políticos que estas provocaron, poco tiene que ver con el proceso apacible de movilidad intersectorial descrito por Kuznets".

Es decir, siempre ha sido una mentira afirmar que en una economía lo importante es hacer más grande el pastel para después repartirlo, en realidad esto nunca llega a suceder por sí solo, y en el pasado esto solo fue posible en las economías capitalistas luego del establecimiento de una legislación de corte socialista en seguridad social y laboral.

Por esto, hacer la crítica a la economía neoliberal desde la óptica marxista no conlleva al hecho de confiscar todos los bienes y luego repartirlos entre unos cuantos, en realidad eso es lo que ha venido sucediendo en el capitalismo, sistema que frente a las bajas tasas de rendimiento opta por restringir el ingreso de la mayoría para mantener una tasa de ganancia en constante ascenso en beneficio de un puñado de superricos.

Transitar a un modelo de sociedad más justo e igualitario es una posibilidad que existe en el reino de los hechos y no en el de la pura ensoñación, prueba de ello son los países de Escandinavia, si optar por modelo extraño a nuestra idiosincrasia como el capitalismo hace 40 años no fue un obstáculo, menos lo será un modelo que sí ofrezca beneficios al conjunto de la sociedad.

sotelo27@me.com