/ miércoles 14 de noviembre de 2018

Recuerdo de Leonor Mejía

Son las tres de la mañana cuando escribo estas líneas. No es que no pueda dormir, es tan sólo que me dio –así de pronto como un golpe de ola- un apetito de nostalgia.

Pongo en la compu, mientras tecleo,Mis noches sin ti, cantada por el tampiqueño Genaro Salinas. ¡Qué bella canción! Me trae el recuerdo de mi madre planchando mi uniforme de la secundaria, mientras en la XETU el locutor anunciaba al Tenor de la Voz de Oro quien cantaría, precisamente,Mis noches sin ti.

Esta noche-madrugada quepo en el empiezo del poema de Pedro Garfias:

“Cuando me tiro de noche/ en el ataúd del lecho/ que es menos duro que el otro/ porque ya sabe mis huesos, /me pongo a mirar arriba/ los astros de mis recuerdos.”

¿Qué es el recuerdo? Es una inmensa biblioteca personal que llevamos a cuestas, como Peter Kien, el personaje de la novelaAuto de fe, de Elias Canetti, para luego incendiarla.

¿Qué es el acto de recordar? Es la otra cara de la sobrevivencia de la nostalgia.

Nostalgia. Milan Kundera hace una disección lingüística de la palabra ignorancia en su novelaLa ignorancia(Tusquets, 2000). Cito: “En griego, ‘regreso’ se dice ‘nostos’. ‘Algos’ significa sufrimiento. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar.”

“En español ‘añoranza’ proviene del verbo ‘añorar’, que proviene a su vez del catalán ‘enyora’', derivado del verbo latino ‘ignorare’ (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia."

La mirada de Kundera enLa ignoranciaes primitiva: hacia el origen. Volver la vista atrás es doloroso, nostálgico, pero deja en claro una cosa: Si apartarse significa morir en algo, queda, al menos la resurrección, es decir, el regreso.

Cada quien lleva una Ítaca en su alma para tenerla como punto de origen. Pero, ¿a qué se regresa? Uno vuelve al lugar de antaño queriendo, en el fondo, encontrar los mismos barcos de pie y sólo encontramos pecios, restos del naufragio de los años.

En la películaFresas silvestres/ 1957, de Ingmar Bergman, el viejo profesor regresa corporal/mentalmente a su pasado y ve (al igual que uno de los espíritus de las navidades del cuento de Dickens) a su familia. Por ello, también, resulta emotivo y poderoso el final de esa obra maestra fílmica que esEl padrino IIcuando Michael Corleone –en el pináculo de su poder- recuerda un episodio cuando era joven: En la mesa todos aguardando al viejo Vito Corleone.

Claro, no puedo dejar de mencionar el principio deEl ciudadano Kane/ 1941, de Orson Welles, cuando el anciano Foster Kane deja caer una esfera de cristal al momento que musita la palabra clave del filme: Rosebud. ¿Y qué es Rosebud? El pasaporte afectivo hacia un pasado único feliz en medio de la fatalidad que conlleva el tener en demasía poder.

Yo recuerdo a mi madre, Leonor Mejía, cierto día que en la secundaria mi maestra de español Lucía Cavazos nos pidió un diccionario. Mi madre por la tarde me compró uno llamado creo que Ramcés o Rancés, no me acuerdo bien. ¿Por qué tengo tan presente ese diccionario? No lo sé.

Ya son las cinco de la mañana. La cabeza ya no me duele como casi siempre me duele por las noches. Quizás el recuerdo fue un bálsamo o tal vez porque en el recuerdo ya solamente puedo ver a mi madre Leonor, Leonor Mejía…


Son las tres de la mañana cuando escribo estas líneas. No es que no pueda dormir, es tan sólo que me dio –así de pronto como un golpe de ola- un apetito de nostalgia.

Pongo en la compu, mientras tecleo,Mis noches sin ti, cantada por el tampiqueño Genaro Salinas. ¡Qué bella canción! Me trae el recuerdo de mi madre planchando mi uniforme de la secundaria, mientras en la XETU el locutor anunciaba al Tenor de la Voz de Oro quien cantaría, precisamente,Mis noches sin ti.

Esta noche-madrugada quepo en el empiezo del poema de Pedro Garfias:

“Cuando me tiro de noche/ en el ataúd del lecho/ que es menos duro que el otro/ porque ya sabe mis huesos, /me pongo a mirar arriba/ los astros de mis recuerdos.”

¿Qué es el recuerdo? Es una inmensa biblioteca personal que llevamos a cuestas, como Peter Kien, el personaje de la novelaAuto de fe, de Elias Canetti, para luego incendiarla.

¿Qué es el acto de recordar? Es la otra cara de la sobrevivencia de la nostalgia.

Nostalgia. Milan Kundera hace una disección lingüística de la palabra ignorancia en su novelaLa ignorancia(Tusquets, 2000). Cito: “En griego, ‘regreso’ se dice ‘nostos’. ‘Algos’ significa sufrimiento. La nostalgia es, pues, el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar.”

“En español ‘añoranza’ proviene del verbo ‘añorar’, que proviene a su vez del catalán ‘enyora’', derivado del verbo latino ‘ignorare’ (ignorar, no saber de algo). A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia."

La mirada de Kundera enLa ignoranciaes primitiva: hacia el origen. Volver la vista atrás es doloroso, nostálgico, pero deja en claro una cosa: Si apartarse significa morir en algo, queda, al menos la resurrección, es decir, el regreso.

Cada quien lleva una Ítaca en su alma para tenerla como punto de origen. Pero, ¿a qué se regresa? Uno vuelve al lugar de antaño queriendo, en el fondo, encontrar los mismos barcos de pie y sólo encontramos pecios, restos del naufragio de los años.

En la películaFresas silvestres/ 1957, de Ingmar Bergman, el viejo profesor regresa corporal/mentalmente a su pasado y ve (al igual que uno de los espíritus de las navidades del cuento de Dickens) a su familia. Por ello, también, resulta emotivo y poderoso el final de esa obra maestra fílmica que esEl padrino IIcuando Michael Corleone –en el pináculo de su poder- recuerda un episodio cuando era joven: En la mesa todos aguardando al viejo Vito Corleone.

Claro, no puedo dejar de mencionar el principio deEl ciudadano Kane/ 1941, de Orson Welles, cuando el anciano Foster Kane deja caer una esfera de cristal al momento que musita la palabra clave del filme: Rosebud. ¿Y qué es Rosebud? El pasaporte afectivo hacia un pasado único feliz en medio de la fatalidad que conlleva el tener en demasía poder.

Yo recuerdo a mi madre, Leonor Mejía, cierto día que en la secundaria mi maestra de español Lucía Cavazos nos pidió un diccionario. Mi madre por la tarde me compró uno llamado creo que Ramcés o Rancés, no me acuerdo bien. ¿Por qué tengo tan presente ese diccionario? No lo sé.

Ya son las cinco de la mañana. La cabeza ya no me duele como casi siempre me duele por las noches. Quizás el recuerdo fue un bálsamo o tal vez porque en el recuerdo ya solamente puedo ver a mi madre Leonor, Leonor Mejía…