/ lunes 22 de abril de 2019

Repaso a 3 óperas primas maestras 

Repaso a 3 óperas primas maestras

El inicio de cualquier director de cine está, curiosamente, no en su primera película sino en su segunda...

Porque en esa etapa de su obra es donde desarrolla los estilos, fobias, “homenajes y profanaciones” (usando palabras de Octavio Paz) que serán, hastío o reiteración lamentable en sus filmes ulteriores.

Me parece que Jim Jarmusch es el director más vigoroso y honesto del cine estadounidense contemporáneo. Su ópera prima Vacaciones permanentes/ EUA- 1980 es una declaración de principios estéticos visuales de primer orden. La historia de un joven, que prefigura al moderno término mexicano “nini”, es llevada por Jarmusch con su acostumbrada parsimonia gracias a una narratividad bien solventada por el bagaje cultural del jazz, la literatura y el plasticismo post Basquiat.

El encuadre de las calles de un Nueva York antihollywoodense (callejones sucios, gente miserable y sensación de soledad) le otorgan a Vacaciones permanentes un aura de panfleto antiestético contestatario de los resquebrajamientos morales y culturales de la modernidad. Aunque decir moderno en un cineasta como Jarmusch es en cada película suya pleonasmo.

En Shadows/ EUA- 1959, John Casavetes logra una naturalidad que embriaga. A través del relato de unos amigos afroamericanos, Cassavetes lanza dos redes: la de la tolerancia racial y la del discurso free, desprovisto de articulaciones dentro del formalismo industrial hollywoodense.

Considerada la madre del cine independiente, Shadows es paralela a Godard y es antes de Godard; es el espacio de la antimetáfora visual a grado tal que su apuesta estética no radica en su espíritu -inobjetable- de underground sino en la honestidad del planteamiento fílmico: libertad de creación y decir libertad en el cine significa la existencia de un coro de elementos artísticos (fotografía, guión) que cumplen una función ineludible: inquietar.

Shadows es la libertad de personajes que buscan su destino y su inmediatez en la aceptación del otro para fincar acaso su dolor en territorios donde el jazz, el desenfado, el existencialismo y el derrumbe de los paraísos mundanos se ocultan precisamente, entre sombras.

Mundos bajos/ EUA- 1973 es la aparición del extraño llamado Terrence Malick. Podría considerársele el Gabriel Zaid del cine por su renuencia a ser fotografiado y hacer presencia pública. Malick es una brisa fresa en el panorama del cine estadounidense por dos puntos: por su inamovible voz fílmica propia (transparente, sin retruécanos) y por la poesía que destila en sus encuadres.

Los amantes asesinos en serie (Martin Sheen y Sissy Spacek) que aborda Malick en Mundos bajos son la antípoda tarantinesca de Asesinos por naturaleza/ 1994. Lo que para Oliver Stone es parafernalia de los medios de comunicación por los asesinos seriales, en Malick es motivo de introspección empero bajo una óptica interesante: no el alma de los amantes sino del país.

Malick realiza una especie de road movie por un Estados Unidos atípico donde Walt Whitman y John Smith serían los tejedores del inmenso país del norte con relieves enajenantes…

Repaso a 3 óperas primas maestras

El inicio de cualquier director de cine está, curiosamente, no en su primera película sino en su segunda...

Porque en esa etapa de su obra es donde desarrolla los estilos, fobias, “homenajes y profanaciones” (usando palabras de Octavio Paz) que serán, hastío o reiteración lamentable en sus filmes ulteriores.

Me parece que Jim Jarmusch es el director más vigoroso y honesto del cine estadounidense contemporáneo. Su ópera prima Vacaciones permanentes/ EUA- 1980 es una declaración de principios estéticos visuales de primer orden. La historia de un joven, que prefigura al moderno término mexicano “nini”, es llevada por Jarmusch con su acostumbrada parsimonia gracias a una narratividad bien solventada por el bagaje cultural del jazz, la literatura y el plasticismo post Basquiat.

El encuadre de las calles de un Nueva York antihollywoodense (callejones sucios, gente miserable y sensación de soledad) le otorgan a Vacaciones permanentes un aura de panfleto antiestético contestatario de los resquebrajamientos morales y culturales de la modernidad. Aunque decir moderno en un cineasta como Jarmusch es en cada película suya pleonasmo.

En Shadows/ EUA- 1959, John Casavetes logra una naturalidad que embriaga. A través del relato de unos amigos afroamericanos, Cassavetes lanza dos redes: la de la tolerancia racial y la del discurso free, desprovisto de articulaciones dentro del formalismo industrial hollywoodense.

Considerada la madre del cine independiente, Shadows es paralela a Godard y es antes de Godard; es el espacio de la antimetáfora visual a grado tal que su apuesta estética no radica en su espíritu -inobjetable- de underground sino en la honestidad del planteamiento fílmico: libertad de creación y decir libertad en el cine significa la existencia de un coro de elementos artísticos (fotografía, guión) que cumplen una función ineludible: inquietar.

Shadows es la libertad de personajes que buscan su destino y su inmediatez en la aceptación del otro para fincar acaso su dolor en territorios donde el jazz, el desenfado, el existencialismo y el derrumbe de los paraísos mundanos se ocultan precisamente, entre sombras.

Mundos bajos/ EUA- 1973 es la aparición del extraño llamado Terrence Malick. Podría considerársele el Gabriel Zaid del cine por su renuencia a ser fotografiado y hacer presencia pública. Malick es una brisa fresa en el panorama del cine estadounidense por dos puntos: por su inamovible voz fílmica propia (transparente, sin retruécanos) y por la poesía que destila en sus encuadres.

Los amantes asesinos en serie (Martin Sheen y Sissy Spacek) que aborda Malick en Mundos bajos son la antípoda tarantinesca de Asesinos por naturaleza/ 1994. Lo que para Oliver Stone es parafernalia de los medios de comunicación por los asesinos seriales, en Malick es motivo de introspección empero bajo una óptica interesante: no el alma de los amantes sino del país.

Malick realiza una especie de road movie por un Estados Unidos atípico donde Walt Whitman y John Smith serían los tejedores del inmenso país del norte con relieves enajenantes…