/ miércoles 6 de noviembre de 2019

Con café y a media luz | Resultados sectorizados

Le suplico, gentil amigo lector, que no se malinterprete la entrega de este día. En ningún momento persigo ocupar el papel de “abogado del diablo”, ni mucho menos desarrollar una retahíla de ideas que pudieran malinterpretarse como lisonjas zalameras que no dejen nada de beneficio para el desarrollo de una reflexión mal improvisada. Tampoco espero que me etiquete, como lo han hecho con los miembros de la prensa que, día con día, intervienen en la conferencia que ofrece a los representantes de los medios de comunicación nacional el jefe del Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

En estos momentos, la administración pública federal está en un trance por demás inconveniente en lo que a seguridad pública se refiere y los datos que se arrojan y los hechos sangrientos que han acontecido en las últimas horas dan cuenta de un contexto velado sobre el que se mueve, un tanto inconsciente, la sociedad de nuestro México lindo y qué herido.

De antemano, entre tantos “dimes y diretes”, veremos un selecto desfile de argumentos sustanciosos que, lo mismo le achacan responsabilidad a AMLO, como a sus antecesores. Al primero, por no cumplir la promesa de revertir el fenómeno delincuencial en nuestra sociedad desde el 1 de diciembre en que tomó posesión de su cargo, y por otra parte, los segundos quienes, según los expertos, son los responsables de fomentar y hasta promover el vandalismo organizado hasta volverse casi imposible de detener.

Como si fuera una película que vemos todos los días, López Obrador aparece flanqueado por su gabinete de Seguridad. El secretario de Seguridad y los secretarios de Marina y de la Defensa Nacional. Un conjuro de los órdenes civil y militar que infieren directamente en la disminución de los índices delictivos que tanto aquejan a la población de nuestro país.

El argumento de este filme día con día es similar, también. Al gobierno lo visten de héroe, con los personajes arriba citados; el villano o villanos que son mencionados casi a diario son Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa; hay una especie de doble víctima, que es lo más curioso del asunto, pues así como se inmola al pueblo, honesto, bueno y feliz por las constantes agresiones de las bandas delincuenciales, resulta que estas últimas, también deben ser consideradas como mártires de las condiciones sociales adversas que les orillaron a encontrar en el crimen un modus vivendi.

Todo esto gira en un eje cuyo nombre se ha fincado en el término “otros datos”.

La cuestión es que quizá sí existan esos “otros datos”, no en la imaginación del gobernante, como le achacan, ni estén escondidos bajo una serie de candados digitales que no permitan el libre acceso a la información. Sino que, en la realidad solo son percibidos por quienes viven en el entorno donde se manifiestan.

Antes de que me juzgue duramente, me tilde a loco, me señale con el dedo flamígero de su desprecio, etcétera, le pido que me lea un poco más.

Para aventurarme a hacer este escrito, tuve que entablar una serie de charlas con personas de diferentes partes de la República Mexicana y me llamó poderosamente la atención que en los estados del norte de nuestro país: Tamaulipas, Nuevo León y Chihuahua, principalmente, la percepción que se tiene del Ejecutivo no es la mejor, ni siquiera es positiva.

La realidad es que se le imputan todas las catástrofes, malestares sociales, problemas económicos, disparidad de poder adquisitivo, pobreza y un buen número de calamidades que le impiden al país ocupar los sitiales que tanto anhelamos los mexicanos.

Empero, del centro de México hacia el sur, todas las personas con las que hablé, que ocupan un puesto similar al mío, hablan maravillas del oriundo de Macuspana y le atribuyen, como si fuera una virtud especial, todos los cambios positivos que han vivido en sus respectivos lugares de origen, crecimiento, seguridad, empleo, desarrollo, presencia de circulante y otros tantos prodigios que me obligaban, en más de una ocasión, que me estaban retratando a otra persona distinta, al gobernante de un país diferente a la nación que conformamos en el norte.

Lo que me hizo llegar a la pregunta: ¿Y si los datos son sectorizados?

En ningún momento digo que es bueno o que es malo que solo en una parte del país se perciba la bonanza. Es tanto como la paradoja del vaso con agua a la mitad. Como se puede ver “medio lleno”, también se puede observar “medio vacío” y es aquí, justamente, donde debe cambiar el argumento de la película que nos han narrado en las últimas mañanas, el mandatario deberá resolver antes que rápidamente los problemas que se ciernen sobre el país pues, hoy, ya trascendieron la frontera y, aunque Donald Trump elogió a la persona -López Obrador-, en el mismo mensaje desestimó la prudencia de su accionar, por lo que lo invitó a enfrentar a los “monstruos” que aquejan a la sociedad mexicana.

Hoy, más que nunca, se reclaman respuestas, datos generales y no sectorizados, soluciones y bienestar que no dejen lugar a dudas de que vamos por un buen camino.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Le suplico, gentil amigo lector, que no se malinterprete la entrega de este día. En ningún momento persigo ocupar el papel de “abogado del diablo”, ni mucho menos desarrollar una retahíla de ideas que pudieran malinterpretarse como lisonjas zalameras que no dejen nada de beneficio para el desarrollo de una reflexión mal improvisada. Tampoco espero que me etiquete, como lo han hecho con los miembros de la prensa que, día con día, intervienen en la conferencia que ofrece a los representantes de los medios de comunicación nacional el jefe del Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

En estos momentos, la administración pública federal está en un trance por demás inconveniente en lo que a seguridad pública se refiere y los datos que se arrojan y los hechos sangrientos que han acontecido en las últimas horas dan cuenta de un contexto velado sobre el que se mueve, un tanto inconsciente, la sociedad de nuestro México lindo y qué herido.

De antemano, entre tantos “dimes y diretes”, veremos un selecto desfile de argumentos sustanciosos que, lo mismo le achacan responsabilidad a AMLO, como a sus antecesores. Al primero, por no cumplir la promesa de revertir el fenómeno delincuencial en nuestra sociedad desde el 1 de diciembre en que tomó posesión de su cargo, y por otra parte, los segundos quienes, según los expertos, son los responsables de fomentar y hasta promover el vandalismo organizado hasta volverse casi imposible de detener.

Como si fuera una película que vemos todos los días, López Obrador aparece flanqueado por su gabinete de Seguridad. El secretario de Seguridad y los secretarios de Marina y de la Defensa Nacional. Un conjuro de los órdenes civil y militar que infieren directamente en la disminución de los índices delictivos que tanto aquejan a la población de nuestro país.

El argumento de este filme día con día es similar, también. Al gobierno lo visten de héroe, con los personajes arriba citados; el villano o villanos que son mencionados casi a diario son Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa; hay una especie de doble víctima, que es lo más curioso del asunto, pues así como se inmola al pueblo, honesto, bueno y feliz por las constantes agresiones de las bandas delincuenciales, resulta que estas últimas, también deben ser consideradas como mártires de las condiciones sociales adversas que les orillaron a encontrar en el crimen un modus vivendi.

Todo esto gira en un eje cuyo nombre se ha fincado en el término “otros datos”.

La cuestión es que quizá sí existan esos “otros datos”, no en la imaginación del gobernante, como le achacan, ni estén escondidos bajo una serie de candados digitales que no permitan el libre acceso a la información. Sino que, en la realidad solo son percibidos por quienes viven en el entorno donde se manifiestan.

Antes de que me juzgue duramente, me tilde a loco, me señale con el dedo flamígero de su desprecio, etcétera, le pido que me lea un poco más.

Para aventurarme a hacer este escrito, tuve que entablar una serie de charlas con personas de diferentes partes de la República Mexicana y me llamó poderosamente la atención que en los estados del norte de nuestro país: Tamaulipas, Nuevo León y Chihuahua, principalmente, la percepción que se tiene del Ejecutivo no es la mejor, ni siquiera es positiva.

La realidad es que se le imputan todas las catástrofes, malestares sociales, problemas económicos, disparidad de poder adquisitivo, pobreza y un buen número de calamidades que le impiden al país ocupar los sitiales que tanto anhelamos los mexicanos.

Empero, del centro de México hacia el sur, todas las personas con las que hablé, que ocupan un puesto similar al mío, hablan maravillas del oriundo de Macuspana y le atribuyen, como si fuera una virtud especial, todos los cambios positivos que han vivido en sus respectivos lugares de origen, crecimiento, seguridad, empleo, desarrollo, presencia de circulante y otros tantos prodigios que me obligaban, en más de una ocasión, que me estaban retratando a otra persona distinta, al gobernante de un país diferente a la nación que conformamos en el norte.

Lo que me hizo llegar a la pregunta: ¿Y si los datos son sectorizados?

En ningún momento digo que es bueno o que es malo que solo en una parte del país se perciba la bonanza. Es tanto como la paradoja del vaso con agua a la mitad. Como se puede ver “medio lleno”, también se puede observar “medio vacío” y es aquí, justamente, donde debe cambiar el argumento de la película que nos han narrado en las últimas mañanas, el mandatario deberá resolver antes que rápidamente los problemas que se ciernen sobre el país pues, hoy, ya trascendieron la frontera y, aunque Donald Trump elogió a la persona -López Obrador-, en el mismo mensaje desestimó la prudencia de su accionar, por lo que lo invitó a enfrentar a los “monstruos” que aquejan a la sociedad mexicana.

Hoy, más que nunca, se reclaman respuestas, datos generales y no sectorizados, soluciones y bienestar que no dejen lugar a dudas de que vamos por un buen camino.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a: licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!