/ miércoles 8 de mayo de 2019

Sacar del ring

Sacar del ring

En su útil libro El poder y los valores, el escritor Luis Villoro nos muestra de manera premonitoria lo que en nuestro país actualmente se presenta...

La lucha entre “el poder del dinero, de la fuerza, de las elites, y los principios de la dignidad y la justicia”. En esta batalla destaca la corrupción como el problema número uno de la República.

Los institutos políticos se acusan unos a otros en una batalla a descampado; pero cuando se trata de presentar una iniciativa en firme para abatir la corrupcion, finalmente poco se logra. Sobresale, que en sitios con altos niveles de corrupción no hay analfabetismo ni ignorancia, pero sí una gran falta de ética y un concepto torcido de lo que es el desarrollo armónico. Infinidad de veces, el ácido que corroe emana de cerebros educados en prestigiados claustros educativos, de los hombres y mujeres que ocupan los puestos arriba en la escala jerárquica.

Triste es reconocer que la divinización de la elite política en mucho obedece al cinismo rampante que se configura en los centros de poder, con el propósito de conseguir las mayores ventajas posibles en todos los sectores, en todos los lugares.

La corrupción no sería posible, tampoco, sin la apatía de grandes sectores de la población.

En su célebre obra “El espíritu de las leyes”, el barón de Montesquieu afirmó que “una república no (no) puede funcionar adecuadamente sin que sus habitantes practiquen la virtud, es decir, el civismo, que es el verdaderamente actuar con lealtad, patriotismo y ejemplar educación. Esto, es lo contrario al cinismo político y todo aquello que esta conducta supone.

Una frecuente muestra de cinismo es que si dentro de la estructura gubernamental se dan fallas de unos de sus miembros que pueden repercutir en la conducta no limpia de otro, existe gran posibilidad de que mutuamente se “taparan” las faltas en sus delitos. Al terminar esto, se avanzaría para tener un Mexico mejor.

NOTA DE DÍA.- Lector, boxear con la sombra es un excelente ejercicio; pero pocos espectadores acudirían a presenciar una pelea a diez rounds con la sombra, aunque el protagonista fuera un campeón con recursos teatrales tan vistosos y publicitados como el "Canelo" Álvarez. Viene a colación porque los políticos hoy parecen estar más ocupados en “aniquilarse” unos a otros que en entrarle al debate de ideas y al diálogo de altura. En la marcha del silencio celebrada el domingo pasado en diversas ciudades del país, se oyeron voces exigiendo la renuncia del Presidente de la República. Y aunque los argumentos son meramente de índole político, no de corte legal, igualmente se niega la premisa de que no puede haber lucha si no hay opositor. En el hipotético caso de sacar a AMLO del ring, el PAN y el PRI (PRIAN), se quedarían peleando con su sombra. Esto no es democrático ni nada que se le parezca.

Sacar del ring

En su útil libro El poder y los valores, el escritor Luis Villoro nos muestra de manera premonitoria lo que en nuestro país actualmente se presenta...

La lucha entre “el poder del dinero, de la fuerza, de las elites, y los principios de la dignidad y la justicia”. En esta batalla destaca la corrupción como el problema número uno de la República.

Los institutos políticos se acusan unos a otros en una batalla a descampado; pero cuando se trata de presentar una iniciativa en firme para abatir la corrupcion, finalmente poco se logra. Sobresale, que en sitios con altos niveles de corrupción no hay analfabetismo ni ignorancia, pero sí una gran falta de ética y un concepto torcido de lo que es el desarrollo armónico. Infinidad de veces, el ácido que corroe emana de cerebros educados en prestigiados claustros educativos, de los hombres y mujeres que ocupan los puestos arriba en la escala jerárquica.

Triste es reconocer que la divinización de la elite política en mucho obedece al cinismo rampante que se configura en los centros de poder, con el propósito de conseguir las mayores ventajas posibles en todos los sectores, en todos los lugares.

La corrupción no sería posible, tampoco, sin la apatía de grandes sectores de la población.

En su célebre obra “El espíritu de las leyes”, el barón de Montesquieu afirmó que “una república no (no) puede funcionar adecuadamente sin que sus habitantes practiquen la virtud, es decir, el civismo, que es el verdaderamente actuar con lealtad, patriotismo y ejemplar educación. Esto, es lo contrario al cinismo político y todo aquello que esta conducta supone.

Una frecuente muestra de cinismo es que si dentro de la estructura gubernamental se dan fallas de unos de sus miembros que pueden repercutir en la conducta no limpia de otro, existe gran posibilidad de que mutuamente se “taparan” las faltas en sus delitos. Al terminar esto, se avanzaría para tener un Mexico mejor.

NOTA DE DÍA.- Lector, boxear con la sombra es un excelente ejercicio; pero pocos espectadores acudirían a presenciar una pelea a diez rounds con la sombra, aunque el protagonista fuera un campeón con recursos teatrales tan vistosos y publicitados como el "Canelo" Álvarez. Viene a colación porque los políticos hoy parecen estar más ocupados en “aniquilarse” unos a otros que en entrarle al debate de ideas y al diálogo de altura. En la marcha del silencio celebrada el domingo pasado en diversas ciudades del país, se oyeron voces exigiendo la renuncia del Presidente de la República. Y aunque los argumentos son meramente de índole político, no de corte legal, igualmente se niega la premisa de que no puede haber lucha si no hay opositor. En el hipotético caso de sacar a AMLO del ring, el PAN y el PRI (PRIAN), se quedarían peleando con su sombra. Esto no es democrático ni nada que se le parezca.