/ domingo 23 de septiembre de 2018

San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol

Pedían el público y los jugadores verdes a los que dañó el que San Isidro los complaciera.

Aún sin demostrar que sus jugadores se encuentran en el mismo plan de juego, el América vuelve a imponerse viéndose la calidad individual de sus componentes, pues como equipo, continúa dejando muchas dudas, como igual ocurre con el Monterrey. En esta ocasión se ha encontrado con un gol tempranero anotado en penalti por Cecilio Domínguez, para que al minuto 43 fueran alcanzados con un gol del canadiense Lucas Cavallini y, justo cuando finalizaba la primera parte, el veterano Oribe Peralta pusiera nuevamente arriba a las Aguilas. Al minuto 60, Arreola pone el 2-2 y al 90, cuando todo suponía acabar con un empate, Bruno Valdez vuelve a poner en ventaja al América 3-2 sentenciando el partido.

Y quiero insistir en mi escepticismo cuando niego al América como equipo. Ahí la circulación de balón no existe, este es el equipo más vertical del futbol mexicano. Si el avance es por el lado derecho, Renato Ibarra toma el balón y sobre la base de su fortaleza física y su gran habilidad, recorre 30 metros antes de enviar un centro que las más de las veces no encuentra un rematador y, si el avance es por el lado contrario, ocurre exactamente lo mismo con Cecilio Domínguez. Pero si estos jugadores no alinean, Ibargüen se muestra haciendo exactamente lo mismo.

Y el América gana, sí, porque no siempre gana el que juega mejor, gana el que mete más goles y hoy, el América hizo más goles que sus rivales, lo mismo suele suceder con el Monterrey. Los equipos que poseen un esquema que los identifica, son los Tigres de Ferreti y los Cementeros de Caixinha, equipos que parecen no tener prisa. Seguros de lo que hacen y, teniendo como base la posesión del balón, estos equipos saben que mientras lo tengan ellos, sus contrarios no tienen forma de ofenderlos. Cierto, hay veces que cumpliendo su plan, tantos toques de un lugar a otro, con largos lapsos sin tocar las áreas, llegan a aburrir al respetable, algo que a los Tigres tiene sin cuidado, mientras que en el Cruz Azul, sus jugadores no se niegan la ocasión de divertirse y con ello divertir a su público.

Nosotros, los mirones, entendemos bien a estos dos equipos y al menos yo, no tengo nada en contra de esa forma de jugar, pero ver al Monterrey y al América correr y correr conduciendo el balón individualmente, haciendo de la colectividad una eventualidad, en la que sueltan el balón porque ya se iban callendo, o porque ya se encontraban cercados de rivales. Hoy he visto una forma de crear un estilo de juego. Michael Leaño ha hecho que sus dirigidos se nieguen a salir con pelotazos o con largas carreras en solitario. Hemos visto también que al no dominar este tipo de juego, están perdiendo frecuentemente el balón en las inmediaciones de su área de meta, pero no renuncian y, estoy seguro de que lo conseguirán muy pronto.

Hoy, al comparar las plantillas, veíamos una muy clara superioridad toluqueña, eran un montón de nombres famosos que haciendo honor a su prestigio llegaban a la meta de Rayos, en donde eran despojados y, ahí mismo, a unos metros de su propia portería, salían tocando el balón sin miedo a perderlo y lo hicieron una y mil veces. Las comparaciones son odiosas, pero tanto el Real Madrid como el Barcelona se niegan igual a salir con un pelotazo y, yo que les digo que los he venido viendo desde 1955, les digo que ya desde entonces jugaban igual. No se cuándo lo hicieron, pero tuvieron que proponerse aprender a jugar así y lo lograron.

Hoy, el humilde Necaxa, sobre la base de la colectividad, se puso en ventaja a los 41 minutos por conducto de Sebastián Córdova, que recién había entrado al juego iniciando la segunda parte, Salinas igualó el marcador, para que a los 59, Quiñones empujara un balón tocado por Vega, que estaba a punto de entrar. Y luego se hizo justicia, pues al minuto 80, el joven Alexis Vega hizo el que hubiera sido su segundo gol y, a los 88 minutos, el veterano y para mi gusto el mejor jugador del juego, Matías Fernández, hiciera un gol como vemos pocos, de esos que nos hacen recordar a Benjamín Galindo o a Marcelino Bernal. 3-2 ganó el Toluca, a un difícil Necaxa.

Y en León, el cielo se vino abajo, así, en medio de un diluvio, el León y los Lobos, intentaron con los pies jugar en una alberca de waterpolo. El partido se suspendió cuando el cronómetro marcaba 73 minutos de brega intentando correr con el balón evitando charcos, hasta que todo el campo de juego estaba cubierto de agua. Entonces el árbitro detuvo el juego y esperó, se hizo de todo para escurrir el agua hasta que se decidió continuar ya sin lluvia, pero con muchos charcos, así, el que menos se ajustó a las condiciones fue Cota, quien soltó peligrosamente un balón resbaladizo, salvándose de milagro. Pero la acción se repitió, ahora el balón no llegó por alto y, cuando debió Cota resolver con los pies, lo intentó con las manos repitiéndose la escurrida, para que Ramos, caído, pateara para introducir el balón y opacar el debut de Nacho Ambriz con una derrota.

Hasta pronto amigo.


Pedían el público y los jugadores verdes a los que dañó el que San Isidro los complaciera.

Aún sin demostrar que sus jugadores se encuentran en el mismo plan de juego, el América vuelve a imponerse viéndose la calidad individual de sus componentes, pues como equipo, continúa dejando muchas dudas, como igual ocurre con el Monterrey. En esta ocasión se ha encontrado con un gol tempranero anotado en penalti por Cecilio Domínguez, para que al minuto 43 fueran alcanzados con un gol del canadiense Lucas Cavallini y, justo cuando finalizaba la primera parte, el veterano Oribe Peralta pusiera nuevamente arriba a las Aguilas. Al minuto 60, Arreola pone el 2-2 y al 90, cuando todo suponía acabar con un empate, Bruno Valdez vuelve a poner en ventaja al América 3-2 sentenciando el partido.

Y quiero insistir en mi escepticismo cuando niego al América como equipo. Ahí la circulación de balón no existe, este es el equipo más vertical del futbol mexicano. Si el avance es por el lado derecho, Renato Ibarra toma el balón y sobre la base de su fortaleza física y su gran habilidad, recorre 30 metros antes de enviar un centro que las más de las veces no encuentra un rematador y, si el avance es por el lado contrario, ocurre exactamente lo mismo con Cecilio Domínguez. Pero si estos jugadores no alinean, Ibargüen se muestra haciendo exactamente lo mismo.

Y el América gana, sí, porque no siempre gana el que juega mejor, gana el que mete más goles y hoy, el América hizo más goles que sus rivales, lo mismo suele suceder con el Monterrey. Los equipos que poseen un esquema que los identifica, son los Tigres de Ferreti y los Cementeros de Caixinha, equipos que parecen no tener prisa. Seguros de lo que hacen y, teniendo como base la posesión del balón, estos equipos saben que mientras lo tengan ellos, sus contrarios no tienen forma de ofenderlos. Cierto, hay veces que cumpliendo su plan, tantos toques de un lugar a otro, con largos lapsos sin tocar las áreas, llegan a aburrir al respetable, algo que a los Tigres tiene sin cuidado, mientras que en el Cruz Azul, sus jugadores no se niegan la ocasión de divertirse y con ello divertir a su público.

Nosotros, los mirones, entendemos bien a estos dos equipos y al menos yo, no tengo nada en contra de esa forma de jugar, pero ver al Monterrey y al América correr y correr conduciendo el balón individualmente, haciendo de la colectividad una eventualidad, en la que sueltan el balón porque ya se iban callendo, o porque ya se encontraban cercados de rivales. Hoy he visto una forma de crear un estilo de juego. Michael Leaño ha hecho que sus dirigidos se nieguen a salir con pelotazos o con largas carreras en solitario. Hemos visto también que al no dominar este tipo de juego, están perdiendo frecuentemente el balón en las inmediaciones de su área de meta, pero no renuncian y, estoy seguro de que lo conseguirán muy pronto.

Hoy, al comparar las plantillas, veíamos una muy clara superioridad toluqueña, eran un montón de nombres famosos que haciendo honor a su prestigio llegaban a la meta de Rayos, en donde eran despojados y, ahí mismo, a unos metros de su propia portería, salían tocando el balón sin miedo a perderlo y lo hicieron una y mil veces. Las comparaciones son odiosas, pero tanto el Real Madrid como el Barcelona se niegan igual a salir con un pelotazo y, yo que les digo que los he venido viendo desde 1955, les digo que ya desde entonces jugaban igual. No se cuándo lo hicieron, pero tuvieron que proponerse aprender a jugar así y lo lograron.

Hoy, el humilde Necaxa, sobre la base de la colectividad, se puso en ventaja a los 41 minutos por conducto de Sebastián Córdova, que recién había entrado al juego iniciando la segunda parte, Salinas igualó el marcador, para que a los 59, Quiñones empujara un balón tocado por Vega, que estaba a punto de entrar. Y luego se hizo justicia, pues al minuto 80, el joven Alexis Vega hizo el que hubiera sido su segundo gol y, a los 88 minutos, el veterano y para mi gusto el mejor jugador del juego, Matías Fernández, hiciera un gol como vemos pocos, de esos que nos hacen recordar a Benjamín Galindo o a Marcelino Bernal. 3-2 ganó el Toluca, a un difícil Necaxa.

Y en León, el cielo se vino abajo, así, en medio de un diluvio, el León y los Lobos, intentaron con los pies jugar en una alberca de waterpolo. El partido se suspendió cuando el cronómetro marcaba 73 minutos de brega intentando correr con el balón evitando charcos, hasta que todo el campo de juego estaba cubierto de agua. Entonces el árbitro detuvo el juego y esperó, se hizo de todo para escurrir el agua hasta que se decidió continuar ya sin lluvia, pero con muchos charcos, así, el que menos se ajustó a las condiciones fue Cota, quien soltó peligrosamente un balón resbaladizo, salvándose de milagro. Pero la acción se repitió, ahora el balón no llegó por alto y, cuando debió Cota resolver con los pies, lo intentó con las manos repitiéndose la escurrida, para que Ramos, caído, pateara para introducir el balón y opacar el debut de Nacho Ambriz con una derrota.

Hasta pronto amigo.