/ lunes 29 de julio de 2019

Con café y a media luz | Síntoma económico

Podrán decir que “estamos bien”, que hay más empleos que antes y mucho mejor pagados que en administraciones anteriores. En los medios de comunicación se asegurará que la economía se encuentra estable y que evoluciona sanamente después de vivir en una eterna agonía por atinos y errores del pasado. ¡Es más! La autoridad insiste en que no hay un “incremento real” al precio de los combustibles ya que el aumento al salario aún se encuentra por encima del costo final de los productos y servicios elementales.

Cuestiones como esas observamos, escuchamos o leemos en la prensa nacional. No obstante, las actividades económicas informales se encuentran al alza por la simple y sencilla razón que “el dinero no alcanza” y se remata el argumento con la frase “de todo hay que hacer para comer”.

Seguramente, gentil amigo lector, usted como yo, en más de alguna ocasión aprovechó el domingo para darse una vuelta por el tianguis del “Germinal”, en la zona norte de nuestra ciudad. Recorrido que, sin duda, era una verdadera aventura de fin de semana, en la que, lo mismo podía encontrar la pieza que le faltaba a su automóvil, fayuca de segunda mano, sacos de box, cañas de pescar, una base de cama rota o un símil del vaso de la licuadora que se le había roto el viernes anterior, en perfectas condiciones.

Era una actividad definida por día y por espacio geográfico. Tan así era que hasta se había hecho común la etiqueta de “En el germinal”, cuando alguien preguntaba por el lugar en el que se había conseguido el objeto en cuestión.

Hoy, las cosas han dado un giro de ciento ochenta grados, pues la venta de objetos de segunda mano se está volviendo un medio rápido, efectivo y con poca inversión para ingresar recurso económico a los hogares, desplazando, incluso a los “bazares” que pagan una renta por un local en plazas de mediano prestigio.

Curiosamente, aunque el origen de este modelo económico, es sumamente antiguo y ha subsistido hasta nuestros días, es ahora cuando ha tomado un nuevo auge gracias al impulso que le han dado las redes sociales en las que han aparecido páginas – casi diario – especializadas en la venta o intercambio del tipo “persona a persona”.

Alguien más avezado, supuso que sería una buena idea la compra y reventa y, después de eso, el modelo se replicó de manera natural y creció exponencialmente hasta convertirse, como lo dijimos renglones más adelante en la actividad predilecta para generar dinero rápido, desplazando a los oficios tradicionales que también podemos ver anunciados en la supercarretera de la información.

¿Cuál es el motivo de que esto haya crecido de tal manera?

La razón es elemental gentil amigo que tiene este ejemplar en sus manos: ¡Hace falta dinero!

La “economía real”, esa que el mexicano común percibe en el bolsillo de su pantalón o en el interior de su billetera, está cada vez más mermaba, diluida y debilitada; ello le ha obligado a dar un nuevo “golpe de timón” en el rumbo de sus acciones para dedicarse a la venta de “objetos de segunda”.

Y lo podemos apreciar en muchos contextos y en distintas escalas.

Es así que vemos a amas de casa que optan por rematar los muebles que antes le regalaban a la comadre, o profesionistas que deciden vender ropa que ya no usan o ya no les queda en las cocheras de sus casas o individuos en general quienes, en una especie de “chacaleo” – dicho sea, con todo respeto– compran lo que sea para, de inmediato, revender.

Lo cierto es que esos factores, en suma, han iniciado un fenómeno más: la instalación de “botaderos” y “mercaditos de segunda” en diversas colonias de nuestra ciudad, quitándole la “exclusividad” que antes tenía el famoso rodante de Germinal, además de otros que, han decidido permanecer en el espacio virtual por ser más económicos, rápidos y efectvos.

Con la maravilla tecnológica de los teléfonos inteligentes, hay grupos en los que se realizan transmisiones en vivo de la apertura de pacas de ropa traída de los Estados Unidos y se convoca a una subasta en ese instante con los espectadores que están prestos desde sus casas a pelearse las prendas que van mostrando una por una en la cámara del celular, mientras otra persona va anotando quién adquirió la camisa, pantalón, blusa, etcétera.

El pago de dicha ropa se realiza en las tiendas de conveniencia que abundan en nuestra localidad y la entrega es el fin de semana siguiente en la plaza Hijas de Tampico.

Estas “estrategias” emergentes que desarrolla el ciudadano para hacerse de dinero deberían ser apoyadas en cierta manera por la autoridad, pues vender es mucho mejor que robar o caer en otro tipo de actividades que tanto daño le hacen al tejido social.

Mas no debemos olvidar que, si ocurren estos fenómenos, es porque ni la situación económica está bien, ni el salario alcanza y, en términos reales, sí hay encarecimiento de la vida, aunque se asegure que “se tienen otros datos”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Podrán decir que “estamos bien”, que hay más empleos que antes y mucho mejor pagados que en administraciones anteriores. En los medios de comunicación se asegurará que la economía se encuentra estable y que evoluciona sanamente después de vivir en una eterna agonía por atinos y errores del pasado. ¡Es más! La autoridad insiste en que no hay un “incremento real” al precio de los combustibles ya que el aumento al salario aún se encuentra por encima del costo final de los productos y servicios elementales.

Cuestiones como esas observamos, escuchamos o leemos en la prensa nacional. No obstante, las actividades económicas informales se encuentran al alza por la simple y sencilla razón que “el dinero no alcanza” y se remata el argumento con la frase “de todo hay que hacer para comer”.

Seguramente, gentil amigo lector, usted como yo, en más de alguna ocasión aprovechó el domingo para darse una vuelta por el tianguis del “Germinal”, en la zona norte de nuestra ciudad. Recorrido que, sin duda, era una verdadera aventura de fin de semana, en la que, lo mismo podía encontrar la pieza que le faltaba a su automóvil, fayuca de segunda mano, sacos de box, cañas de pescar, una base de cama rota o un símil del vaso de la licuadora que se le había roto el viernes anterior, en perfectas condiciones.

Era una actividad definida por día y por espacio geográfico. Tan así era que hasta se había hecho común la etiqueta de “En el germinal”, cuando alguien preguntaba por el lugar en el que se había conseguido el objeto en cuestión.

Hoy, las cosas han dado un giro de ciento ochenta grados, pues la venta de objetos de segunda mano se está volviendo un medio rápido, efectivo y con poca inversión para ingresar recurso económico a los hogares, desplazando, incluso a los “bazares” que pagan una renta por un local en plazas de mediano prestigio.

Curiosamente, aunque el origen de este modelo económico, es sumamente antiguo y ha subsistido hasta nuestros días, es ahora cuando ha tomado un nuevo auge gracias al impulso que le han dado las redes sociales en las que han aparecido páginas – casi diario – especializadas en la venta o intercambio del tipo “persona a persona”.

Alguien más avezado, supuso que sería una buena idea la compra y reventa y, después de eso, el modelo se replicó de manera natural y creció exponencialmente hasta convertirse, como lo dijimos renglones más adelante en la actividad predilecta para generar dinero rápido, desplazando a los oficios tradicionales que también podemos ver anunciados en la supercarretera de la información.

¿Cuál es el motivo de que esto haya crecido de tal manera?

La razón es elemental gentil amigo que tiene este ejemplar en sus manos: ¡Hace falta dinero!

La “economía real”, esa que el mexicano común percibe en el bolsillo de su pantalón o en el interior de su billetera, está cada vez más mermaba, diluida y debilitada; ello le ha obligado a dar un nuevo “golpe de timón” en el rumbo de sus acciones para dedicarse a la venta de “objetos de segunda”.

Y lo podemos apreciar en muchos contextos y en distintas escalas.

Es así que vemos a amas de casa que optan por rematar los muebles que antes le regalaban a la comadre, o profesionistas que deciden vender ropa que ya no usan o ya no les queda en las cocheras de sus casas o individuos en general quienes, en una especie de “chacaleo” – dicho sea, con todo respeto– compran lo que sea para, de inmediato, revender.

Lo cierto es que esos factores, en suma, han iniciado un fenómeno más: la instalación de “botaderos” y “mercaditos de segunda” en diversas colonias de nuestra ciudad, quitándole la “exclusividad” que antes tenía el famoso rodante de Germinal, además de otros que, han decidido permanecer en el espacio virtual por ser más económicos, rápidos y efectvos.

Con la maravilla tecnológica de los teléfonos inteligentes, hay grupos en los que se realizan transmisiones en vivo de la apertura de pacas de ropa traída de los Estados Unidos y se convoca a una subasta en ese instante con los espectadores que están prestos desde sus casas a pelearse las prendas que van mostrando una por una en la cámara del celular, mientras otra persona va anotando quién adquirió la camisa, pantalón, blusa, etcétera.

El pago de dicha ropa se realiza en las tiendas de conveniencia que abundan en nuestra localidad y la entrega es el fin de semana siguiente en la plaza Hijas de Tampico.

Estas “estrategias” emergentes que desarrolla el ciudadano para hacerse de dinero deberían ser apoyadas en cierta manera por la autoridad, pues vender es mucho mejor que robar o caer en otro tipo de actividades que tanto daño le hacen al tejido social.

Mas no debemos olvidar que, si ocurren estos fenómenos, es porque ni la situación económica está bien, ni el salario alcanza y, en términos reales, sí hay encarecimiento de la vida, aunque se asegure que “se tienen otros datos”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!