/ domingo 9 de mayo de 2021

Sobre la oposición no se me ocurre nada

En un extracto del texto “Por qué la antorcha no aparece”, warum die Fackel nicht erscheint, el escritor austriaco Karl Krauss exponía los motivos por los cuales había dejado de editar la revista Die Fackel o La Antorcha a comienzo del régimen nazi, refiriendo que “sobre Hitler no se me ocurre nada”. Con esta expresión Karl Krauss dejaba patente lo anodino e insustancial que le resultaba la figura del Führer.

Y es que a no ser por la tarea de destrucción de la civilización que se autoimpusieron los nazis, nunca tuvieron otro proyecto más allá que su absurdo supremacismo.

En nuestros días algo semejante sucede con la oposición política de nuestro país que sólo producen un dejo de vacío y puerilidad por lo precario de su posición doctrinaria y acción política, dejando entrever que a la fecha no han asimilado la derrota infringida en 2018, por quien juraban nunca dejarían que ascendiera al poder presidencial de México.

Atrás quedaron los días en los que la derecha política tenía como referencia a pensadores como Maritain o Mounier, que contaban entre sus filas a políticos que forjan palabras, en su lugar solo quedan burócratas con hambre de riqueza, sin más proyecto político que vivir a costa del presupuesto.

Hoy la derecha política está en coma, a veces se agita entre la frustración y el resentimiento, pergeña planes para resucitar desde la muerte política e ideológica en la que está postrada, en esa faena echa mano del instrumento de la destrucción pública y moral de sus adversarios y de nada más.

La derecha de hoy se haya en el climaterio, su infertilidad deviene de no tener más proyecto que regresar a las políticas neoliberales, políticas que favorecen la concentración del poder y el privilegio.

El gobierno de unos pocos, que solo saben de obras que son su gran negocio, pero no mejores condiciones generales de vida con dignidad.

La verdad es una, el error es múltiple, no es casual que la derecha profese el pluralismo y que como una hidra de mil cabezas asedie con todo un elenco de opiniones sobre las múltiples calamidades que suceden.

Incapaz de ofrecer un horizonte con futuro que sirva brújula, recurre al enrarecimiento del clima de opinión, busca emboscar a la sociedad, alimentando el enardecimiento para llevar con engaño agua para su molino.

Y la razón no es otra que el empoderamiento que han experimentado los que fueran los desheredados durante el viejo régimen, esto tiene su peso simbólico proyectado en lo histórico, el derrotismo y baja autoestima ancestral fue capitalizada por los colonizadores, luego los criollos y después las élites que sobrevinieron a la hecatombe de la era de la revolución mexicana la usufructuaron en beneficio de un orden social que no toleraba la igualdad social.

Hoy ven como una afrenta que desde la llegada del cambio de gobierno en este sexenio, los códigos y lenguajes tengan como centro de gravedad a los pobres y no en los que antes creían tener el poder como un privilegio.

Es todo ello lo que combate la de derecha, buscando el regreso a su cause del orden social tal y como lo había dispuesto durante mucho tiempo, la subordinación vertical del pueblo respecto a quienes se creen dueños de México.

El gobierno de la cuarta transformación podrá no ser muchas cosas, pero como la revolución francesa sus efectos son de futuro y anida en la influencia que produzca en la mente de las personas, si la idea que engendra es de libertad, eso garantiza que el orden de cosas que le precedió no se vuelva a presentar, pero antes de que el pueblo pudiera llegar a esa toma de conciencia la derecha quiere detener esa transformación simbólica, de tal forma que sus efectos queden en suspenso y ella pueda regresar por sus fueros.

Regeneración

En un extracto del texto “Por qué la antorcha no aparece”, warum die Fackel nicht erscheint, el escritor austriaco Karl Krauss exponía los motivos por los cuales había dejado de editar la revista Die Fackel o La Antorcha a comienzo del régimen nazi, refiriendo que “sobre Hitler no se me ocurre nada”. Con esta expresión Karl Krauss dejaba patente lo anodino e insustancial que le resultaba la figura del Führer.

Y es que a no ser por la tarea de destrucción de la civilización que se autoimpusieron los nazis, nunca tuvieron otro proyecto más allá que su absurdo supremacismo.

En nuestros días algo semejante sucede con la oposición política de nuestro país que sólo producen un dejo de vacío y puerilidad por lo precario de su posición doctrinaria y acción política, dejando entrever que a la fecha no han asimilado la derrota infringida en 2018, por quien juraban nunca dejarían que ascendiera al poder presidencial de México.

Atrás quedaron los días en los que la derecha política tenía como referencia a pensadores como Maritain o Mounier, que contaban entre sus filas a políticos que forjan palabras, en su lugar solo quedan burócratas con hambre de riqueza, sin más proyecto político que vivir a costa del presupuesto.

Hoy la derecha política está en coma, a veces se agita entre la frustración y el resentimiento, pergeña planes para resucitar desde la muerte política e ideológica en la que está postrada, en esa faena echa mano del instrumento de la destrucción pública y moral de sus adversarios y de nada más.

La derecha de hoy se haya en el climaterio, su infertilidad deviene de no tener más proyecto que regresar a las políticas neoliberales, políticas que favorecen la concentración del poder y el privilegio.

El gobierno de unos pocos, que solo saben de obras que son su gran negocio, pero no mejores condiciones generales de vida con dignidad.

La verdad es una, el error es múltiple, no es casual que la derecha profese el pluralismo y que como una hidra de mil cabezas asedie con todo un elenco de opiniones sobre las múltiples calamidades que suceden.

Incapaz de ofrecer un horizonte con futuro que sirva brújula, recurre al enrarecimiento del clima de opinión, busca emboscar a la sociedad, alimentando el enardecimiento para llevar con engaño agua para su molino.

Y la razón no es otra que el empoderamiento que han experimentado los que fueran los desheredados durante el viejo régimen, esto tiene su peso simbólico proyectado en lo histórico, el derrotismo y baja autoestima ancestral fue capitalizada por los colonizadores, luego los criollos y después las élites que sobrevinieron a la hecatombe de la era de la revolución mexicana la usufructuaron en beneficio de un orden social que no toleraba la igualdad social.

Hoy ven como una afrenta que desde la llegada del cambio de gobierno en este sexenio, los códigos y lenguajes tengan como centro de gravedad a los pobres y no en los que antes creían tener el poder como un privilegio.

Es todo ello lo que combate la de derecha, buscando el regreso a su cause del orden social tal y como lo había dispuesto durante mucho tiempo, la subordinación vertical del pueblo respecto a quienes se creen dueños de México.

El gobierno de la cuarta transformación podrá no ser muchas cosas, pero como la revolución francesa sus efectos son de futuro y anida en la influencia que produzca en la mente de las personas, si la idea que engendra es de libertad, eso garantiza que el orden de cosas que le precedió no se vuelva a presentar, pero antes de que el pueblo pudiera llegar a esa toma de conciencia la derecha quiere detener esa transformación simbólica, de tal forma que sus efectos queden en suspenso y ella pueda regresar por sus fueros.

Regeneración