/ martes 19 de marzo de 2019

Tampico, es la ciudad que te quiere

Tampico, es la ciudad que te quiere

En Tampico eres importante porque esta ciudad te quiere, te acoge con sones huastecos y olor a mar.

Nunca seremos más que la memoria que tenemos. Nunca podremos volver a ser los mismos. Pero lo que una ciudad tiene, como Tampico – nuestra tierra – es que no te olvida y siempre te da motivos para volver.

A cualquier hora del día Tampico está a tu disposición. Es un puerto que recibe gaviotas y sueños de inmigrantes cargados de fábulas petrificadas en la ensoñación del viaje.

Tampico es la ciudad que canta, que te dice que si te vas de ella –llena de jaibas y calores veraniegos– te aguarda no para recriminarte, sino para decirte que es tu Ítaca, tu descanso final.

A Tampico hay que amarlo y dar lo mejor de uno porque en el amor no debe haber mentiras. En el amor no hay engaño, hay doloroso bien...

Toda ciudad es germen de historias, Babel de amores que construyeron patrimonios y destinos. Una ciudad es la cartografía del que siempre viaja y regresa con más años y más nostalgias.

Tampico cabe en un puño, en el cerrar de tus ojos, en una bocanada de aire. Y cabe, sobre decirlo, en los cuentos de sirenas ebrias de mar.

Tampico, tierra de nutrias y de carne seca, de cerveza fría entre una torta de la barda y el vaho cálido de la ribera del Pánuco.

Tampico es mambo, danzón, salsa, cumbia, hip hop, rap. Tampico es musical porque es puerto, es alegría, es la perla del Golfo.

Tampico es una muchacha de mil ojos y labios de miel sempiterna.

Tampico es el algoritmo de tu piel, de tu memoria, de tus paseos por sus calles.

Tampico es tu ira, tu orgullo, tu forma de reírte de los años que te faltan por vivir en este mundo.

Las casas caen después de vivirse, de sufrirse. Las ciudades sólo han caído por la ambición del poder político no por sus moradores, Y Tampico está de pie con sus brazos de salitre y de bohemia y ciencia y tecnología.

A Tampico le faltan cosas pero le sobra amor.

Tampico es mi madre, Leonor Mejía; es el parque 20-30 y la colonia Campbell. Es la calle Monterrey donde crecí y de la cual nunca me he ido del todo.

Tampico es azar, detritus de pasiones clandestinas porque es un puerto y un puerto siempre huele a aventura.

Tampico es un poema de Gloria Gómez y un paseo por la plaza de La Libertad.

Tampico no es lo azul: tiene el color de nuestras querencias, nuestros amores.

Tampico es siempre, siempre, siempre la ciudad que extraño y quiero volver a ver…

Tampico, es la ciudad que te quiere

En Tampico eres importante porque esta ciudad te quiere, te acoge con sones huastecos y olor a mar.

Nunca seremos más que la memoria que tenemos. Nunca podremos volver a ser los mismos. Pero lo que una ciudad tiene, como Tampico – nuestra tierra – es que no te olvida y siempre te da motivos para volver.

A cualquier hora del día Tampico está a tu disposición. Es un puerto que recibe gaviotas y sueños de inmigrantes cargados de fábulas petrificadas en la ensoñación del viaje.

Tampico es la ciudad que canta, que te dice que si te vas de ella –llena de jaibas y calores veraniegos– te aguarda no para recriminarte, sino para decirte que es tu Ítaca, tu descanso final.

A Tampico hay que amarlo y dar lo mejor de uno porque en el amor no debe haber mentiras. En el amor no hay engaño, hay doloroso bien...

Toda ciudad es germen de historias, Babel de amores que construyeron patrimonios y destinos. Una ciudad es la cartografía del que siempre viaja y regresa con más años y más nostalgias.

Tampico cabe en un puño, en el cerrar de tus ojos, en una bocanada de aire. Y cabe, sobre decirlo, en los cuentos de sirenas ebrias de mar.

Tampico, tierra de nutrias y de carne seca, de cerveza fría entre una torta de la barda y el vaho cálido de la ribera del Pánuco.

Tampico es mambo, danzón, salsa, cumbia, hip hop, rap. Tampico es musical porque es puerto, es alegría, es la perla del Golfo.

Tampico es una muchacha de mil ojos y labios de miel sempiterna.

Tampico es el algoritmo de tu piel, de tu memoria, de tus paseos por sus calles.

Tampico es tu ira, tu orgullo, tu forma de reírte de los años que te faltan por vivir en este mundo.

Las casas caen después de vivirse, de sufrirse. Las ciudades sólo han caído por la ambición del poder político no por sus moradores, Y Tampico está de pie con sus brazos de salitre y de bohemia y ciencia y tecnología.

A Tampico le faltan cosas pero le sobra amor.

Tampico es mi madre, Leonor Mejía; es el parque 20-30 y la colonia Campbell. Es la calle Monterrey donde crecí y de la cual nunca me he ido del todo.

Tampico es azar, detritus de pasiones clandestinas porque es un puerto y un puerto siempre huele a aventura.

Tampico es un poema de Gloria Gómez y un paseo por la plaza de La Libertad.

Tampico no es lo azul: tiene el color de nuestras querencias, nuestros amores.

Tampico es siempre, siempre, siempre la ciudad que extraño y quiero volver a ver…