/ sábado 20 de junio de 2020

Tampico hermoso | Cines

A petición de un amigo de tiempos idos, platicando del cierre temporal de las salas cinematográficas, “¿por qué no recuerdas en tu artículo los cines de antes?”...

Los tampiqueños no lo podemos negar, somos cineros y cafeteros, el que no lo crea que se asome a los cafés y las salas de exhibición del puerto siempre atestadas.

Por un tiempo se pensó que la modernidad y la televisión acabarían con los cines, que el cine en casa terminaría con la pantalla grande, pues no fue así, la salida al cine es un ritual familiar, el papá, la mamá y los niños; parejas de tercera, cuarta y quinta edad, jóvenes, novios, estudiantes, en fin todos vamos al cine. No es solo la película que se exhibe, la reunión, la convivencia, la cháchara, el chisme, por supuesto la película, los tacos, las tortas la palomitas, el hotdog, que lo acompañan, no saben igual a las palomitas hechas por la vieja que las del cine rellenables, con mantequilla y salsa.

Los cines de otros tiempos eran varios, con dos funciones, que empezaban a las cuatro hasta las ocho, y de ocho y media a doce, con películas distintas en cada sala, sin contar las matinés.

Uno de los más socorridos de la juventud de ese tiempo, lo era el cine Tampico, frente a la Plaza de los Enamorados, enorme sala con declive y gayola, y la dulcería a la entrada.

Continuando por la calle Altamira hasta el centro, en la esquina de la calle Colón y Díaz Mirón, el “Cine Plaza” de los últimos que se hicieron, por supuesto con un hermoso lobby y su dulcería, en contra esquina también en la Plaza de Armas y a lado de la catedral “El Alcázar”, con estrenos de la metro (todos los jueves) con una galería de fotos de artistas de la época, discreta dulcería, y la venta exclusiva de “cacahuates doraos y salaos”, directamente a la butaca, en donde el vendedor provisto de una lámpara interrumpió uno que otro idilio.

Continuando por Díaz Mirón frente a conocida cafetería y a lado de un almacén de ropa, el “Cine Alambra” con sus butacas portátiles de madera y fierro, palcos a los costados y galería en la parte de atrás, muy socorrido en su tiempo por las funciones de teatros y magos (Paco Miller).

Continuando por la misma calle, a dos cuadras el “Cine Reforma”, a lado de la sonora artículos deportivos, en ese cine tuve mi primera función de tercera dimensión y mi intervención en el programa en vivo del “Dr. I. Q. Jorge Marrón”, el hombre de la eterna sonrisa amable. “Abajo a mi derecha”.

A la siguiente cuadra, el cine “El Encanto” preferido por los novios por su obscuridad, terminó incendiado. Por la calle Altamira el cine del mismo nombre, en esquina con Aquiles Serdán con un amigo en la taquilla que me dejaba entrar de gorra.

Rumbo al famoso canal de la Cortadura por la calle Alameda el cine de igual nombre, en donde solían llevar a cabo funciones priistas, tomas de posesión, asambleas y protestas municipales.

Cambiando de rumbo en la calle Obregón el cine “Florida”, rebautizado como “Hilda”, debido al ciclón, con estrenos de hoy y siempre, rezaba la propaganda, ahí fui con mi amigo Januario ahora finado, a ver una cinta ubicada en Venecia que trajo a México al cantante italiano Emilio Pericoli, con su canción “Al di la”, más allá.

Y por último no puedo dejar de mencionar “El Politeama” a espaldas de El Sol de Tampico, que no alcancpe a ir, y “El Isabel” en donde pasaban las series de “Fu Manchu” el fantasma y “Charly Chan”, que gozábamos los amigos de ese tiempo, Pito Mogollón, “La Borrega” Etienne, “El Pato” Rodríguez, “El cuñao” Jordán y el de la voz.

El estado de emergencia continúa, obedece las instrucciones del departamento de salud, “Quédate en tu casa”.

*En la calle Obregón el cine “Florida”, rebautizado como “Hilda”, debido al ciclón, con estrenos de hoy y siempre. Y por último no puedo dejar de mencionar “El Politeama” a espaldas de El Sol de Tampico.

A petición de un amigo de tiempos idos, platicando del cierre temporal de las salas cinematográficas, “¿por qué no recuerdas en tu artículo los cines de antes?”...

Los tampiqueños no lo podemos negar, somos cineros y cafeteros, el que no lo crea que se asome a los cafés y las salas de exhibición del puerto siempre atestadas.

Por un tiempo se pensó que la modernidad y la televisión acabarían con los cines, que el cine en casa terminaría con la pantalla grande, pues no fue así, la salida al cine es un ritual familiar, el papá, la mamá y los niños; parejas de tercera, cuarta y quinta edad, jóvenes, novios, estudiantes, en fin todos vamos al cine. No es solo la película que se exhibe, la reunión, la convivencia, la cháchara, el chisme, por supuesto la película, los tacos, las tortas la palomitas, el hotdog, que lo acompañan, no saben igual a las palomitas hechas por la vieja que las del cine rellenables, con mantequilla y salsa.

Los cines de otros tiempos eran varios, con dos funciones, que empezaban a las cuatro hasta las ocho, y de ocho y media a doce, con películas distintas en cada sala, sin contar las matinés.

Uno de los más socorridos de la juventud de ese tiempo, lo era el cine Tampico, frente a la Plaza de los Enamorados, enorme sala con declive y gayola, y la dulcería a la entrada.

Continuando por la calle Altamira hasta el centro, en la esquina de la calle Colón y Díaz Mirón, el “Cine Plaza” de los últimos que se hicieron, por supuesto con un hermoso lobby y su dulcería, en contra esquina también en la Plaza de Armas y a lado de la catedral “El Alcázar”, con estrenos de la metro (todos los jueves) con una galería de fotos de artistas de la época, discreta dulcería, y la venta exclusiva de “cacahuates doraos y salaos”, directamente a la butaca, en donde el vendedor provisto de una lámpara interrumpió uno que otro idilio.

Continuando por Díaz Mirón frente a conocida cafetería y a lado de un almacén de ropa, el “Cine Alambra” con sus butacas portátiles de madera y fierro, palcos a los costados y galería en la parte de atrás, muy socorrido en su tiempo por las funciones de teatros y magos (Paco Miller).

Continuando por la misma calle, a dos cuadras el “Cine Reforma”, a lado de la sonora artículos deportivos, en ese cine tuve mi primera función de tercera dimensión y mi intervención en el programa en vivo del “Dr. I. Q. Jorge Marrón”, el hombre de la eterna sonrisa amable. “Abajo a mi derecha”.

A la siguiente cuadra, el cine “El Encanto” preferido por los novios por su obscuridad, terminó incendiado. Por la calle Altamira el cine del mismo nombre, en esquina con Aquiles Serdán con un amigo en la taquilla que me dejaba entrar de gorra.

Rumbo al famoso canal de la Cortadura por la calle Alameda el cine de igual nombre, en donde solían llevar a cabo funciones priistas, tomas de posesión, asambleas y protestas municipales.

Cambiando de rumbo en la calle Obregón el cine “Florida”, rebautizado como “Hilda”, debido al ciclón, con estrenos de hoy y siempre, rezaba la propaganda, ahí fui con mi amigo Januario ahora finado, a ver una cinta ubicada en Venecia que trajo a México al cantante italiano Emilio Pericoli, con su canción “Al di la”, más allá.

Y por último no puedo dejar de mencionar “El Politeama” a espaldas de El Sol de Tampico, que no alcancpe a ir, y “El Isabel” en donde pasaban las series de “Fu Manchu” el fantasma y “Charly Chan”, que gozábamos los amigos de ese tiempo, Pito Mogollón, “La Borrega” Etienne, “El Pato” Rodríguez, “El cuñao” Jordán y el de la voz.

El estado de emergencia continúa, obedece las instrucciones del departamento de salud, “Quédate en tu casa”.

*En la calle Obregón el cine “Florida”, rebautizado como “Hilda”, debido al ciclón, con estrenos de hoy y siempre. Y por último no puedo dejar de mencionar “El Politeama” a espaldas de El Sol de Tampico.