/ sábado 16 de enero de 2021

Tampico hermoso | Coronavirus

Este artículo como muchos otros que se escriben en estos tiempos está relacionado con la maldita pandemia que nos tiene recluidos a muchos en las casas, creando el tedio y el hastío obligados que debemos saber soportar si queremos salir adelante, que así parece, de este maldito trance.

Pues bien, precisamente tratando de romper el tedio a que me refiero, en compañía de mi esposa e hijo, decidimos hacer una visita, por el vecino municipio de Madero “Doña Cecilia”, su hermosa playa, con tapabocas, distancia y todo lo recomendado pudimos constatar que la nueva administración ha hecho buen trabajo, el cambio se nota en la pavimentación y en mantenimiento de las plazas públicas, así como la tensión vial y alumbrado.

Después de transitar por la playa llegamos a la hermosa y abandonada Escollera, gran paseo para los visitantes cuya única atracción, son los famosos mapaches a quienes se arroja alimento.

Recordando nuestros tiempos, decidimos atravesar el río y comer en alguno de los restaurantes del lado veracruzano. Dejamos atrás las escolleras y llegamos a la Barra, al llegar a la colonia Hermenegildo Galeana comprobamos que la Avenida paralela a la Terminal Marítima, a lo que llaman “llenaderas”, se encuentra intransitable, problema no actual, si no de hace muchos años, no sé por qué razón, sigue así esa transitada avenida entre la Refinería y la Terminal, no sé si se pueda incluir en algún programa de pavimentación, al cual es tan afecto el diligente Alcalde de Ciudad Madero.

Con muchas dificultades y sorteando enormes hoyancos, logramos llegar al muelle en donde una lancha nos llevaría al lugar deseado.

Recordamos al pasar por estos lugares el famoso restaurant Bar “La Piedra”, en donde servían el sabroso salpicón de jaiba, deleite de los turistas tampiqueños que iban a visitarla antes y después del baño.

Los registros oficiales de 1824 reconocen que Doña Cecilia Villarreal en el juzgado de letras de Pueblo Viejo, Veracruz; hizo registrar su testamento dejando como heredero a su hijo Felipe de la Garza Villarreal de una "ranchería" que lleva su nombre y se encuentra a la orilla del río Pánuco, en donde fue ella la primera en prestar servicios turísticos de hospedajes a viajeros y comerciantes.

Este artículo como muchos otros que se escriben en estos tiempos está relacionado con la maldita pandemia que nos tiene recluidos a muchos en las casas, creando el tedio y el hastío obligados que debemos saber soportar si queremos salir adelante, que así parece, de este maldito trance.

Pues bien, precisamente tratando de romper el tedio a que me refiero, en compañía de mi esposa e hijo, decidimos hacer una visita, por el vecino municipio de Madero “Doña Cecilia”, su hermosa playa, con tapabocas, distancia y todo lo recomendado pudimos constatar que la nueva administración ha hecho buen trabajo, el cambio se nota en la pavimentación y en mantenimiento de las plazas públicas, así como la tensión vial y alumbrado.

Después de transitar por la playa llegamos a la hermosa y abandonada Escollera, gran paseo para los visitantes cuya única atracción, son los famosos mapaches a quienes se arroja alimento.

Recordando nuestros tiempos, decidimos atravesar el río y comer en alguno de los restaurantes del lado veracruzano. Dejamos atrás las escolleras y llegamos a la Barra, al llegar a la colonia Hermenegildo Galeana comprobamos que la Avenida paralela a la Terminal Marítima, a lo que llaman “llenaderas”, se encuentra intransitable, problema no actual, si no de hace muchos años, no sé por qué razón, sigue así esa transitada avenida entre la Refinería y la Terminal, no sé si se pueda incluir en algún programa de pavimentación, al cual es tan afecto el diligente Alcalde de Ciudad Madero.

Con muchas dificultades y sorteando enormes hoyancos, logramos llegar al muelle en donde una lancha nos llevaría al lugar deseado.

Recordamos al pasar por estos lugares el famoso restaurant Bar “La Piedra”, en donde servían el sabroso salpicón de jaiba, deleite de los turistas tampiqueños que iban a visitarla antes y después del baño.

Los registros oficiales de 1824 reconocen que Doña Cecilia Villarreal en el juzgado de letras de Pueblo Viejo, Veracruz; hizo registrar su testamento dejando como heredero a su hijo Felipe de la Garza Villarreal de una "ranchería" que lleva su nombre y se encuentra a la orilla del río Pánuco, en donde fue ella la primera en prestar servicios turísticos de hospedajes a viajeros y comerciantes.