/ sábado 26 de septiembre de 2020

Tampico hermoso | Cultura ciclónica

Estos calores, la baja presión, el quemante sol, las líneas “de vaguada”, las amenazas de ciclón, aparecen en el Pacífico, en el Golfo, que si cruza Quintana Roo, que puede tocar en Tuxpan, Tecolutla, Nautla o Tampico, los voceros del tiempo siguen puntualmente la ruta de cualquier probable amenaza ciclónica.

Pues dirán que soy contra, pero yo no me guío por esas predicciones, creo las del ingeniero Gual que me dice: “Déjate de pe…, los únicos ciclones que pueden llegar a Tampico vienen del África y cruzan por la península, los demás se van a la chi…, en la costa de Florida. Además hay quien jura y perjura convencido de que la base espacial extraterrestre cercana a la playa nos libra de todo mal”.

Pues bien, todo esto no se sabía o no existía en 1955, cuando azotó nuestras costas el ciclón “Hilda”, cambiando de nombre al cine “Florida” (de gratos recuerdos). Más por la inundación, nuestro puerto se llenó de agua, por los cuatro costados, los mercados aunque usted no lo crea, desaparecieron, el agua llegó hasta la Plaza de la Libertad, por el lado de la Isleta y el Carpintero. Las olas llegaban hasta el hotel Tampico.

Rumbo a Pánuco, apenas en La Cortadura era una laguna con los postes de luz sobresaliendo, la zona dorada, toda, desde el Posada hasta la Bene, inundada; Tampico estaba incomunicado.

Dos enormes portaaviones, fondearon fuera de las escolleras, el “Siboney” y el “Saipan”; la gente iba a verlos entusiasmada. El comandante Miles, desde el Country Club como base, no dejó de ayudar a la región entera, y especialmente a Tampico hasta que la crecida cesó. Los que vivimos fuimos testigos del lazo solidario entre propios y extraños que ayudó indiscriminadamente a nuestra región en momentos difíciles.

Estos calores, la baja presión, el quemante sol, las líneas “de vaguada”, las amenazas de ciclón, aparecen en el Pacífico, en el Golfo, que si cruza Quintana Roo, que puede tocar en Tuxpan, Tecolutla, Nautla o Tampico, los voceros del tiempo siguen puntualmente la ruta de cualquier probable amenaza ciclónica.

Pues dirán que soy contra, pero yo no me guío por esas predicciones, creo las del ingeniero Gual que me dice: “Déjate de pe…, los únicos ciclones que pueden llegar a Tampico vienen del África y cruzan por la península, los demás se van a la chi…, en la costa de Florida. Además hay quien jura y perjura convencido de que la base espacial extraterrestre cercana a la playa nos libra de todo mal”.

Pues bien, todo esto no se sabía o no existía en 1955, cuando azotó nuestras costas el ciclón “Hilda”, cambiando de nombre al cine “Florida” (de gratos recuerdos). Más por la inundación, nuestro puerto se llenó de agua, por los cuatro costados, los mercados aunque usted no lo crea, desaparecieron, el agua llegó hasta la Plaza de la Libertad, por el lado de la Isleta y el Carpintero. Las olas llegaban hasta el hotel Tampico.

Rumbo a Pánuco, apenas en La Cortadura era una laguna con los postes de luz sobresaliendo, la zona dorada, toda, desde el Posada hasta la Bene, inundada; Tampico estaba incomunicado.

Dos enormes portaaviones, fondearon fuera de las escolleras, el “Siboney” y el “Saipan”; la gente iba a verlos entusiasmada. El comandante Miles, desde el Country Club como base, no dejó de ayudar a la región entera, y especialmente a Tampico hasta que la crecida cesó. Los que vivimos fuimos testigos del lazo solidario entre propios y extraños que ayudó indiscriminadamente a nuestra región en momentos difíciles.