/ sábado 27 de junio de 2020

Tampico hermoso | Edificio "Plaza"

Me voy a olvidar por esta vez de los problemas turísticos, lagunarios, de mercados y de pandemias, de nuestro puerto, para recordar algo más del pasado.

Junto con el hotel Inglaterra, me voy a referir al Edificio "Plaza", ahora convertido en hotel.

Se trataba de una moderna estructura de cinco pisos (si la memoria no me engaña); recién terminado mi compromiso con el Poder Judicial del Estado como Juez de Primera Instancia, volví a la práctica forense, lo cual hice rentando un despacho en el “Plaza”, llevando como compañeros de despacho a los licenciados Adrián Soto Badillo y María del Carmen Muñiza Medina, quienes aún colaboran con el suscrito, ¡ah! y se me olvidaba el Lic. Fernando Fonseca.

El principal inquilino, que ocupaba la parte completa del tercer piso, era el Juzgado Primero de Distrito, recuerdo a los jueces Refugio Raya Arredondo y Alfaro Victoria. Así como a escribientes y secretarios, a don Joaquín Contreras de grata memoria por sus consejos y habilidad en el juicio de amparo, asimismo el "Güero" Cruces, a Pepe Villaseñor y a Julián, siempre dispuestos a ayudar a los pasantes que llegábamos tratando de aprender.

No sé en qué piso, pero también ahí se encontraba la notaría y el despacho de Mario Domínguez Piña, con quien colaboraban el Lic. Rubén Solís López, magnífico litigante y en algún momento Manuel Castellón Arredondo. Asimismo, mi gran amigo el Lic. Mario Perales Meléndez cono notario público y con el ahora abogado y notario Daniel Lacorte, también gran amigo.

La notaría del licenciado Raúl J. Rocha también se encontraba en el famoso edificio, quien fuera director de la Escuela de Derecho, catedrático de la UAT de la materia de Garantías, nos impartía clases precisamente en el Edificio "Plaza” en su sala de juntas, entre clases nos decía: “No saben nada, ni creo que lo aprendan, si no conocen las garantías individuales no pueden ser abogados”.

Mi amigo de mucho tiempo y compañero de juzgados, notario Luis Lozano Ferral, ahora en su despacho de la calle Altamira. Asimismo, el Lic. Raúl Villegas Germán y la oficina del Mayor Luis Sottil Prieto, “El Vicho”, gran amigo del Lic. Reniú.

En el cuarto piso, antes de llegar al Olimpo de los jefes Fleishman, Grossman y Shiller. El club de hombres de negocios que contaba como peluquería, salón y cafetería donde seguido me invitaba el licenciado Reniú, comparado a veces con la cantina “La Balanza Mercantil”, llamada por sus asistentes “El club de hombres de negocios pobres”, ya que concurrían no pocos “fifís”, llamados por las increíbles botanas de “Juanito”.

En la planta baja, en la esquina, el Cine "Plaza” con funciones de 4:00 y 8:00 y películas de la cadena de oro... “Delenda est carthago” (palabras de Catón en el Senado Romano) que significa idea fija cuya realización se persigue constantemente y que podríamos aplicar a las siguientes palabras “el virus debe ser destruido”.

El principal inquilino, que ocupaba la parte completa del tercer piso, era el Juzgado Primero de Distrito.

Me voy a olvidar por esta vez de los problemas turísticos, lagunarios, de mercados y de pandemias, de nuestro puerto, para recordar algo más del pasado.

Junto con el hotel Inglaterra, me voy a referir al Edificio "Plaza", ahora convertido en hotel.

Se trataba de una moderna estructura de cinco pisos (si la memoria no me engaña); recién terminado mi compromiso con el Poder Judicial del Estado como Juez de Primera Instancia, volví a la práctica forense, lo cual hice rentando un despacho en el “Plaza”, llevando como compañeros de despacho a los licenciados Adrián Soto Badillo y María del Carmen Muñiza Medina, quienes aún colaboran con el suscrito, ¡ah! y se me olvidaba el Lic. Fernando Fonseca.

El principal inquilino, que ocupaba la parte completa del tercer piso, era el Juzgado Primero de Distrito, recuerdo a los jueces Refugio Raya Arredondo y Alfaro Victoria. Así como a escribientes y secretarios, a don Joaquín Contreras de grata memoria por sus consejos y habilidad en el juicio de amparo, asimismo el "Güero" Cruces, a Pepe Villaseñor y a Julián, siempre dispuestos a ayudar a los pasantes que llegábamos tratando de aprender.

No sé en qué piso, pero también ahí se encontraba la notaría y el despacho de Mario Domínguez Piña, con quien colaboraban el Lic. Rubén Solís López, magnífico litigante y en algún momento Manuel Castellón Arredondo. Asimismo, mi gran amigo el Lic. Mario Perales Meléndez cono notario público y con el ahora abogado y notario Daniel Lacorte, también gran amigo.

La notaría del licenciado Raúl J. Rocha también se encontraba en el famoso edificio, quien fuera director de la Escuela de Derecho, catedrático de la UAT de la materia de Garantías, nos impartía clases precisamente en el Edificio "Plaza” en su sala de juntas, entre clases nos decía: “No saben nada, ni creo que lo aprendan, si no conocen las garantías individuales no pueden ser abogados”.

Mi amigo de mucho tiempo y compañero de juzgados, notario Luis Lozano Ferral, ahora en su despacho de la calle Altamira. Asimismo, el Lic. Raúl Villegas Germán y la oficina del Mayor Luis Sottil Prieto, “El Vicho”, gran amigo del Lic. Reniú.

En el cuarto piso, antes de llegar al Olimpo de los jefes Fleishman, Grossman y Shiller. El club de hombres de negocios que contaba como peluquería, salón y cafetería donde seguido me invitaba el licenciado Reniú, comparado a veces con la cantina “La Balanza Mercantil”, llamada por sus asistentes “El club de hombres de negocios pobres”, ya que concurrían no pocos “fifís”, llamados por las increíbles botanas de “Juanito”.

En la planta baja, en la esquina, el Cine "Plaza” con funciones de 4:00 y 8:00 y películas de la cadena de oro... “Delenda est carthago” (palabras de Catón en el Senado Romano) que significa idea fija cuya realización se persigue constantemente y que podríamos aplicar a las siguientes palabras “el virus debe ser destruido”.

El principal inquilino, que ocupaba la parte completa del tercer piso, era el Juzgado Primero de Distrito.