/ sábado 7 de noviembre de 2020

Tampico hermoso | El Coronavirus

Y la pandemia sigue, sigue trastornando nuestra existencia.

Los problemas y cambios en nuestra vida cotidiana, nos trastorna nuestra existencia y costumbres, la cuestión económica se ve perturbada a todos niveles, afecta desde los más altos estratos, hasta el más humilde trabajador.

La cuestión educativa ha sido víctima de increíbles cambios, por demás sensible por tratarse de la niñez los cambios producidos en la educación por la pandemia y la instrucción en línea a través de un aparato en lugar de la presencia del maestro, ha sido muy discutida por muchos. Las restricciones en nuestra conducta forzosas y obligadas algunas por el gobierno nos molestan, están fuera de nuestras costumbres, desde el saludo hasta la reclusión domiciliaria.

Los programas de gobierno, las oficinas parcialmente cerradas retardan los procedimientos; las protestas se hacen oír y no sin razón, la forzada reclusión domiciliaria, el discutido tapabocas, la sana distancia que a nadie le importa y la permanencia en casa, han tenido consecuencias en el ritmo familiar.

A pesar de todo lo que se diga, la plaga, ese un maldito virus, que nos azota, y que nos obliga a respetar las medidas que la Secretaria de Salud impone.

NO SE TRATA DE “YO”; “SOMOS TODOS”, “CUIDANDO A TODOS”, SIN EXCEPCIÓN.

Y la pandemia sigue, sigue trastornando nuestra existencia.

Los problemas y cambios en nuestra vida cotidiana, nos trastorna nuestra existencia y costumbres, la cuestión económica se ve perturbada a todos niveles, afecta desde los más altos estratos, hasta el más humilde trabajador.

La cuestión educativa ha sido víctima de increíbles cambios, por demás sensible por tratarse de la niñez los cambios producidos en la educación por la pandemia y la instrucción en línea a través de un aparato en lugar de la presencia del maestro, ha sido muy discutida por muchos. Las restricciones en nuestra conducta forzosas y obligadas algunas por el gobierno nos molestan, están fuera de nuestras costumbres, desde el saludo hasta la reclusión domiciliaria.

Los programas de gobierno, las oficinas parcialmente cerradas retardan los procedimientos; las protestas se hacen oír y no sin razón, la forzada reclusión domiciliaria, el discutido tapabocas, la sana distancia que a nadie le importa y la permanencia en casa, han tenido consecuencias en el ritmo familiar.

A pesar de todo lo que se diga, la plaga, ese un maldito virus, que nos azota, y que nos obliga a respetar las medidas que la Secretaria de Salud impone.

NO SE TRATA DE “YO”; “SOMOS TODOS”, “CUIDANDO A TODOS”, SIN EXCEPCIÓN.