/ sábado 10 de octubre de 2020

Tampico hermoso | El día de la raza (Fusión cultural)

A Cortés se le juzga por la conquista de México, y esta no fue más que una campaña de penetración y la toma de la Gran Tenochtitlan.

Cortés nunca pretendió ser fundador de una nacionalidad. En estos tiempos modernos, no falta quien lamente los hechos que destruyeron una civilización y hasta quieren cobrarles indemnización por los daños causados. “Pues que no, joder”

La olvidada raza en su día. Todavía recuerdo los 12 de octubre de no hace mucho tiempo. Fiesta nacional, los niños y niñas, las escuelas, congregaciones y demás con trajes regionales, abarrotaban las plazas públicas y los atrios de la iglesia, en donde se tomaban fotos. Nuestro puerto no era la excepción, un amigo mío, fotógrafo muy conocido “Limonta”, tenía en la Plaza de Armas frente a Catedral su estudio, y hasta con un caballito muy adornado para que los niños se subieran y se tomaran fotos, diciéndoles “limonta o no limonta”.

Ahora la fiesta toda, al parecer ha sido olvidada, el municipio como acto oficial se reúnen en algún lugar, dan un discurso y es todo.

A principios del siglo XVI, no se puede decir que nuestro México formara una sola nación. La gran variedad de lenguas, religiones y costumbres, no habían dejado formarse a una verdadera nacionalidad, que de hecho empieza a existir al mezclarse las poblaciones aborígenes, con la población española, creando una nueva cultura “latino-cristiana”.

Cristóbal Colón, el responsable de todo esto, al casarse con la hija de Enrique “El navegante”, se entera de lo que sabían del mar los hombres de mar de su época. “La tierra era redonda y podía circunnavegarse”, como lo decía Marco Polo (en su millón), Pedro Ailly (el imago mundi) y Toscanelli (en la tabla oceánica) de ahí que Colón, piense que es factible navegando hacia el occidente, llegar a la India (Cipango y Japón).

Después de muchas vicisitudes, con la ayuda de unos monjes del convento “La rábida”; Colón consigue la autorización para la expedición, no sin antes aportar la octava parte, más una contribución del tesorero de la corona, ahí se le concedía el título de “Almirante de la mar océano y virrey de lo descubierto”.

El 03 de agosto de 1492, de Palos de Moguer, zarpan tres carabelas, “La Santa María”, “La Pinta” y “La Niña”, comandadas por Colón, Alonso y Vicente Yáñez Pinzón. Después de un azaroso viaje, finalmente el 11 de octubre Rodrigo de Triana grita: “Tierra”, son las islas de Guanahaní de las Lucayas (Antillas).

La conquista decapitó la cultura nativa, borró la religión, las artes, la ciencia, la escritura maya y azteca; aunque sobreviven tradiciones, trajeron del viejo mundo trigo, arroz, café, naranja, manzana, pera, durazno, caña de azúcar, el caballo, el cerdo, la gallina.

Se adoptó de los indios el maíz, la papa, la batata, el cacao, la yuca, el tomate, el maní, así como enorme variedad de frutas tropicales, desde la piña hasta la guayaba.

Esta fusión de elementos europeos y nativos, alcanza las artes plásticas (arquitectura, escritura, y pintura), donde el indio dirigido por maestros europeos impuso detalles característicos de su estilo en las obras.

A Cortés se le juzga por la conquista de México, y esta no fue más que una campaña de penetración y la toma de la Gran Tenochtitlan.

Cortés nunca pretendió ser fundador de una nacionalidad. En estos tiempos modernos, no falta quien lamente los hechos que destruyeron una civilización y hasta quieren cobrarles indemnización por los daños causados. “Pues que no, joder”

La olvidada raza en su día. Todavía recuerdo los 12 de octubre de no hace mucho tiempo. Fiesta nacional, los niños y niñas, las escuelas, congregaciones y demás con trajes regionales, abarrotaban las plazas públicas y los atrios de la iglesia, en donde se tomaban fotos. Nuestro puerto no era la excepción, un amigo mío, fotógrafo muy conocido “Limonta”, tenía en la Plaza de Armas frente a Catedral su estudio, y hasta con un caballito muy adornado para que los niños se subieran y se tomaran fotos, diciéndoles “limonta o no limonta”.

Ahora la fiesta toda, al parecer ha sido olvidada, el municipio como acto oficial se reúnen en algún lugar, dan un discurso y es todo.

A principios del siglo XVI, no se puede decir que nuestro México formara una sola nación. La gran variedad de lenguas, religiones y costumbres, no habían dejado formarse a una verdadera nacionalidad, que de hecho empieza a existir al mezclarse las poblaciones aborígenes, con la población española, creando una nueva cultura “latino-cristiana”.

Cristóbal Colón, el responsable de todo esto, al casarse con la hija de Enrique “El navegante”, se entera de lo que sabían del mar los hombres de mar de su época. “La tierra era redonda y podía circunnavegarse”, como lo decía Marco Polo (en su millón), Pedro Ailly (el imago mundi) y Toscanelli (en la tabla oceánica) de ahí que Colón, piense que es factible navegando hacia el occidente, llegar a la India (Cipango y Japón).

Después de muchas vicisitudes, con la ayuda de unos monjes del convento “La rábida”; Colón consigue la autorización para la expedición, no sin antes aportar la octava parte, más una contribución del tesorero de la corona, ahí se le concedía el título de “Almirante de la mar océano y virrey de lo descubierto”.

El 03 de agosto de 1492, de Palos de Moguer, zarpan tres carabelas, “La Santa María”, “La Pinta” y “La Niña”, comandadas por Colón, Alonso y Vicente Yáñez Pinzón. Después de un azaroso viaje, finalmente el 11 de octubre Rodrigo de Triana grita: “Tierra”, son las islas de Guanahaní de las Lucayas (Antillas).

La conquista decapitó la cultura nativa, borró la religión, las artes, la ciencia, la escritura maya y azteca; aunque sobreviven tradiciones, trajeron del viejo mundo trigo, arroz, café, naranja, manzana, pera, durazno, caña de azúcar, el caballo, el cerdo, la gallina.

Se adoptó de los indios el maíz, la papa, la batata, el cacao, la yuca, el tomate, el maní, así como enorme variedad de frutas tropicales, desde la piña hasta la guayaba.

Esta fusión de elementos europeos y nativos, alcanza las artes plásticas (arquitectura, escritura, y pintura), donde el indio dirigido por maestros europeos impuso detalles característicos de su estilo en las obras.