/ sábado 9 de julio de 2022

Tampico hermoso | El legendario Palacio Negro (Penal de Andonegui) fue convertido en Museo del Niño

Contamos con un formidable Museo del Automóvil. Asimismo, se acaba de inaugurar el Museo de la Ciudad de Tampico (la Casa Fernández) en el centro de la ciudad.

En unos de los medios televisivos escuché a nuestra primera autoridad que había un grupo de hombres de empresa que colaborarían para la instalación de un acuario en los espacios de la Aduana Municipal, es una tarea nada fácil, pero sabemos que el actual presidente es una persona diligente y comprometida que puede lograrlo.

Sin duda alguna, nuestro puerto se está convirtiendo en un centro turístico y cultural, nada más nos falta que nos dé un concierto la señora de la Parra.

¿Y EL HOSPITAL, APÁ?

Esto, hijo, es un misterio no resuelto hasta hoy.

Desde gubernaturas anteriores se anunció la restauración del Hospital Civil en la calle Altamira, se invitó al pueblo a ayudar a decidir qué hacer con el inmueble. Dos inocentes creímos en su palabra. El Dr. Sobrevilla en conocido programa dominical, propuso al inteligente público de Tampico, que se convirtiera en una biblioteca, lugar de esparcimiento para los vecinos.

El segundo fui yo, que propuse ilusionado, oficinas, cafetería en la azotea, biblioteca y hasta un museo para la ciudad. ¿Saben ustedes qué ha pasado con el Hospital Civil? Nada, nada, nada. Un tercero iluminado, cuyo nombre no recuerdo, director de planeación y reconstructor de edificios olvidados, no tuvo empacho en afirmar que podría construirse un corredor cultural, desde la Casa de la Cultura hasta el Hospital Civil, pasando por la plaza del cine Tampico, ahora Plaza de las Artes o de las fuentes danzarinas.

Realmente la historia del Hospital Civil es un misterio, hasta ahorita no sé sabe a ciencia cierta o cuando menos yo no lo sé, si pertenece al municipio o al estado, si conviene más tirarlo o reconstruirlo.

Este centro hospitalario fue uno de los más famosos de nuestro puerto, en donde médicos de primerísimo nivel hacían sus operaciones y en donde tuve el gusto de empezar mis prácticas profesionales de carácter penal al ir por los certificados de defunción con los doctores Maya González y el Dr. Alcázar Padilla, médicos legistas.

Contamos con un formidable Museo del Automóvil. Asimismo, se acaba de inaugurar el Museo de la Ciudad de Tampico (la Casa Fernández) en el centro de la ciudad.

En unos de los medios televisivos escuché a nuestra primera autoridad que había un grupo de hombres de empresa que colaborarían para la instalación de un acuario en los espacios de la Aduana Municipal, es una tarea nada fácil, pero sabemos que el actual presidente es una persona diligente y comprometida que puede lograrlo.

Sin duda alguna, nuestro puerto se está convirtiendo en un centro turístico y cultural, nada más nos falta que nos dé un concierto la señora de la Parra.

¿Y EL HOSPITAL, APÁ?

Esto, hijo, es un misterio no resuelto hasta hoy.

Desde gubernaturas anteriores se anunció la restauración del Hospital Civil en la calle Altamira, se invitó al pueblo a ayudar a decidir qué hacer con el inmueble. Dos inocentes creímos en su palabra. El Dr. Sobrevilla en conocido programa dominical, propuso al inteligente público de Tampico, que se convirtiera en una biblioteca, lugar de esparcimiento para los vecinos.

El segundo fui yo, que propuse ilusionado, oficinas, cafetería en la azotea, biblioteca y hasta un museo para la ciudad. ¿Saben ustedes qué ha pasado con el Hospital Civil? Nada, nada, nada. Un tercero iluminado, cuyo nombre no recuerdo, director de planeación y reconstructor de edificios olvidados, no tuvo empacho en afirmar que podría construirse un corredor cultural, desde la Casa de la Cultura hasta el Hospital Civil, pasando por la plaza del cine Tampico, ahora Plaza de las Artes o de las fuentes danzarinas.

Realmente la historia del Hospital Civil es un misterio, hasta ahorita no sé sabe a ciencia cierta o cuando menos yo no lo sé, si pertenece al municipio o al estado, si conviene más tirarlo o reconstruirlo.

Este centro hospitalario fue uno de los más famosos de nuestro puerto, en donde médicos de primerísimo nivel hacían sus operaciones y en donde tuve el gusto de empezar mis prácticas profesionales de carácter penal al ir por los certificados de defunción con los doctores Maya González y el Dr. Alcázar Padilla, médicos legistas.