/ sábado 27 de noviembre de 2021

Tampico hermoso | El monstruo de Frankenstein

Ya que no hay de otra, procederé a relatar este artículo al más puro estilo de “la añoranza”, en recuerdo a los verdes años.

Hojeando libros en las tiendas del puerto, me encontré con un pequeño tomo de Mary Shelley, la autora de “FRANKENSTEIN” quien alguna vez reunida en una casa de campo de Bayron junto con el poeta Shelley, que más tarde sería su marido, y otros, en una competencia literaria decidieron escribir un corto manuscrito sobre el tema de “literatura fantástica y de terror”, ganando Mary Shelley con su obra titulada bajo el nombre de “FRANKENSTEIN” o el “MODERNO PROMETEO”, obra publicada en 1818.

Siempre me he considerado experto en monstruos de terror, Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo y la Momia Karis, siempre formaron parte del menú en las matinés del Cine Tampico, que compartía con mis hijos; no sé si a ellos les transmití esta afición, pero parece que tienen su colección de videos de monstruos.

Mi afición al terror nació de forma curiosa, en los verdes años, siendo alumno del Félix y después del Tec, un grupo de amigos compartíamos las fiestas de cumpleaños Fidel Mogollón (Pito), Fernando Etienne (la Borrega), Jorge González (el Santo), Ernesto Aldape (Neto), Gustavo Salazar (el Flaco), Nicanor Fernández (Papi) y Gustavo Luna (el Chango).

Al que le tocaba organizaba una fiesta en su casa con los amigos del salón, comida o merienda, juegos de vaqueros, escondidas o burro, hasta hartar a los papás del festejado. Nunca he podido olvidar las fiestas de Gustavo Luna, don Agustín su padre, conocido hombre de negocios del Tampico de aquel tiempo, se involucraba en la fiesta, su casa quedaba en la esquina de Amargura y Obregón, antigua de un piso, con amplias habitaciones, y un patio que entre otros animales albergaba a un venado siempre de mal humor, que si te le acercabas te pateaba.

Entre las diversiones que ofrecía don Gustavo, el platillo principal al oscurecer era "adivinen ustedes" la proyección de las películas de Drácula, de Frankenstein, del Hombre Lobo y de la Momia Karis que nos mantenía electrizados, quietos y callados mientras duraba la película que personalmente proyectaba el Sr. Luna en la pared de la sala.

Ya que no hay de otra, procederé a relatar este artículo al más puro estilo de “la añoranza”, en recuerdo a los verdes años.

Hojeando libros en las tiendas del puerto, me encontré con un pequeño tomo de Mary Shelley, la autora de “FRANKENSTEIN” quien alguna vez reunida en una casa de campo de Bayron junto con el poeta Shelley, que más tarde sería su marido, y otros, en una competencia literaria decidieron escribir un corto manuscrito sobre el tema de “literatura fantástica y de terror”, ganando Mary Shelley con su obra titulada bajo el nombre de “FRANKENSTEIN” o el “MODERNO PROMETEO”, obra publicada en 1818.

Siempre me he considerado experto en monstruos de terror, Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo y la Momia Karis, siempre formaron parte del menú en las matinés del Cine Tampico, que compartía con mis hijos; no sé si a ellos les transmití esta afición, pero parece que tienen su colección de videos de monstruos.

Mi afición al terror nació de forma curiosa, en los verdes años, siendo alumno del Félix y después del Tec, un grupo de amigos compartíamos las fiestas de cumpleaños Fidel Mogollón (Pito), Fernando Etienne (la Borrega), Jorge González (el Santo), Ernesto Aldape (Neto), Gustavo Salazar (el Flaco), Nicanor Fernández (Papi) y Gustavo Luna (el Chango).

Al que le tocaba organizaba una fiesta en su casa con los amigos del salón, comida o merienda, juegos de vaqueros, escondidas o burro, hasta hartar a los papás del festejado. Nunca he podido olvidar las fiestas de Gustavo Luna, don Agustín su padre, conocido hombre de negocios del Tampico de aquel tiempo, se involucraba en la fiesta, su casa quedaba en la esquina de Amargura y Obregón, antigua de un piso, con amplias habitaciones, y un patio que entre otros animales albergaba a un venado siempre de mal humor, que si te le acercabas te pateaba.

Entre las diversiones que ofrecía don Gustavo, el platillo principal al oscurecer era "adivinen ustedes" la proyección de las películas de Drácula, de Frankenstein, del Hombre Lobo y de la Momia Karis que nos mantenía electrizados, quietos y callados mientras duraba la película que personalmente proyectaba el Sr. Luna en la pared de la sala.