/ sábado 7 de marzo de 2020

Tampico Hermoso | Impunidad

Dada la importancia del tema, voy a dejar mis recuerdos tampiqueños para tratar un tema de suma importancia para nuestro país; en algún medio no recuerdo cuál, escuché los comentarios de un experto sociólogo comentando que nuestro país tiene uno de los más altos índices de impunidad.

¡lAlarmante noticia! Me dije, si el comentario escuchado se apoya en datos ciertos, no pudiendo resistir aprovecho este espacio para mi comentario al respecto. Efectivamente no se puede negar, nuestro país, los estados que lo conforman y, por supuesto, la ciudadanía, sufrimos el embate del crimen organizado en todas sus expresiones, y además como si eso no fuera suficiente, falta de confianza en las instituciones encargadas de procurar y administrar justicia, lo que nos lleva efectivamente a la impunidad mencionada. Según un famoso escritor francés, “solo hay un poder, el de la conciencia al servicio de la justicia y el de la inteligencia al servicio de la verdad”. Vivimos, no se puede negar, una época difícil de crisis, de cambios constantes, de modernismos, el hombre no sabe qué hacer porque no sabe qué pensar y cómo resolver lo que está sucediendo.

De todos los problemas que se mencionan, por expertos sociólogos y juristas, el más importante, a mi juicio, es regresar la justicia a las instituciones jurídicas, resolviendo así todos los demás problemas.

Desamparado aquel pueblo que no tiene confianza en sus tribunales, de qué nos sirve una constitución cuando se desconoce su contenido, de qué sirve el juicio de amparo único en su género ante el poder del dinero.

Es evidente que nuestro México parece ser propiedad de poderosas minorías, concesiones y beneficios por cortesía del Estado, dinero del pueblo despilfarrado públicamente en medio de una impunidad convertida en garantía constitucional.

He aquí un reto para las generaciones futuras y sobre todo para los profesionales del derecho, mientras la justicia no sea realidad en nuestro México, seguiremos oyendo el clamor de los desposeídos, que lo único que les queda es la desesperanza y la resignación... “Curia, pauperibus, clausa, est” – “El tribunal está cerrado a los pobres”

Dada la importancia del tema, voy a dejar mis recuerdos tampiqueños para tratar un tema de suma importancia para nuestro país; en algún medio no recuerdo cuál, escuché los comentarios de un experto sociólogo comentando que nuestro país tiene uno de los más altos índices de impunidad.

¡lAlarmante noticia! Me dije, si el comentario escuchado se apoya en datos ciertos, no pudiendo resistir aprovecho este espacio para mi comentario al respecto. Efectivamente no se puede negar, nuestro país, los estados que lo conforman y, por supuesto, la ciudadanía, sufrimos el embate del crimen organizado en todas sus expresiones, y además como si eso no fuera suficiente, falta de confianza en las instituciones encargadas de procurar y administrar justicia, lo que nos lleva efectivamente a la impunidad mencionada. Según un famoso escritor francés, “solo hay un poder, el de la conciencia al servicio de la justicia y el de la inteligencia al servicio de la verdad”. Vivimos, no se puede negar, una época difícil de crisis, de cambios constantes, de modernismos, el hombre no sabe qué hacer porque no sabe qué pensar y cómo resolver lo que está sucediendo.

De todos los problemas que se mencionan, por expertos sociólogos y juristas, el más importante, a mi juicio, es regresar la justicia a las instituciones jurídicas, resolviendo así todos los demás problemas.

Desamparado aquel pueblo que no tiene confianza en sus tribunales, de qué nos sirve una constitución cuando se desconoce su contenido, de qué sirve el juicio de amparo único en su género ante el poder del dinero.

Es evidente que nuestro México parece ser propiedad de poderosas minorías, concesiones y beneficios por cortesía del Estado, dinero del pueblo despilfarrado públicamente en medio de una impunidad convertida en garantía constitucional.

He aquí un reto para las generaciones futuras y sobre todo para los profesionales del derecho, mientras la justicia no sea realidad en nuestro México, seguiremos oyendo el clamor de los desposeídos, que lo único que les queda es la desesperanza y la resignación... “Curia, pauperibus, clausa, est” – “El tribunal está cerrado a los pobres”