/ sábado 18 de junio de 2022

Tampico hermoso | Lectura

En estos tiempos modernos como diría el mismísimo “Chaplin”, de computadoras, Internet, Facebook, Twitter, celulares, psp, laptops, ipod, iphone y cuantos más engendros tecnológicos que apenas se prender y que ocupan casi completamente la vida de nuestra juventud, convirtiéndolos en ignorantes cibernéticos que jamás abren un libro.

¿Qué está pasando con la lectura? pues “naa” como dijo el gallego al salir de la biblioteca “que ya no se lee naa”.

La modernización y el adelanto en la tecnología que sufre la sociedad tiene su costo, las bibliotecas y librerías están desapareciendo casi por completo, los centros de cómputo por el contrario proliferan, nuestra juventud se automatiza de manera tal que no pueden llevar a cabo la más simple operación sin la ayuda de la computadora.

La lectura como dicen los que todavía la disfrutan de un buen libro, tiene su encanto y más cuando el escritor es un maestro en el lenguaje que te lleva por las páginas sin que puedas dejar la lectura, imaginando personajes y lugares de acuerdo a la narración.

La costumbre de leer continúa y derivado de ello la afición por la escritura que se ha traducido en las vivencias de este Tampico hermoso.

Nuestras juventudes no saben hablar, no conocen su idioma, no razonan, no leen “”quihubo güey”, “cómo estás, güey” “adiós, güey”

En un pasaje del libro “Años Contra el Tiempo” de las memorias de Torres Bodet, el maestro reconoce la necesidad de hacer llegar la lectura a las juventudes, en lo que él llamó “biblioteca, enciclopédica popular”:

"La impresión se hacía sobre papel periódico en los talleres de el Nacional. cada cuaderno se vendía en 25 centavos. aparecía un libro por semana en tiradas de 25 mil ejemplares. Con carácter gratuito, enviábamos 10 mil a los maestros rurales de sueldo más restringido.

Y aunque los millares restantes circulasen rápidamente la publicación representaba para el estado una pérdida en el gasto de papel. Dichosa pérdida y que enriquecedora, es al menos mi conclusión al reflexionar todo el bien que se podía hacer.

En sus páginas muchos jóvenes mexicanos aprendieron a gustar de Cervantes, Quevedo; a conocer el pensamiento político de Bolívar, Martí, Juárez y Lincoln y a admirar mejor a los héroes de nuestra Independencia de la Reforma, y de la Revolución de 1910".

En estos tiempos modernos como diría el mismísimo “Chaplin”, de computadoras, Internet, Facebook, Twitter, celulares, psp, laptops, ipod, iphone y cuantos más engendros tecnológicos que apenas se prender y que ocupan casi completamente la vida de nuestra juventud, convirtiéndolos en ignorantes cibernéticos que jamás abren un libro.

¿Qué está pasando con la lectura? pues “naa” como dijo el gallego al salir de la biblioteca “que ya no se lee naa”.

La modernización y el adelanto en la tecnología que sufre la sociedad tiene su costo, las bibliotecas y librerías están desapareciendo casi por completo, los centros de cómputo por el contrario proliferan, nuestra juventud se automatiza de manera tal que no pueden llevar a cabo la más simple operación sin la ayuda de la computadora.

La lectura como dicen los que todavía la disfrutan de un buen libro, tiene su encanto y más cuando el escritor es un maestro en el lenguaje que te lleva por las páginas sin que puedas dejar la lectura, imaginando personajes y lugares de acuerdo a la narración.

La costumbre de leer continúa y derivado de ello la afición por la escritura que se ha traducido en las vivencias de este Tampico hermoso.

Nuestras juventudes no saben hablar, no conocen su idioma, no razonan, no leen “”quihubo güey”, “cómo estás, güey” “adiós, güey”

En un pasaje del libro “Años Contra el Tiempo” de las memorias de Torres Bodet, el maestro reconoce la necesidad de hacer llegar la lectura a las juventudes, en lo que él llamó “biblioteca, enciclopédica popular”:

"La impresión se hacía sobre papel periódico en los talleres de el Nacional. cada cuaderno se vendía en 25 centavos. aparecía un libro por semana en tiradas de 25 mil ejemplares. Con carácter gratuito, enviábamos 10 mil a los maestros rurales de sueldo más restringido.

Y aunque los millares restantes circulasen rápidamente la publicación representaba para el estado una pérdida en el gasto de papel. Dichosa pérdida y que enriquecedora, es al menos mi conclusión al reflexionar todo el bien que se podía hacer.

En sus páginas muchos jóvenes mexicanos aprendieron a gustar de Cervantes, Quevedo; a conocer el pensamiento político de Bolívar, Martí, Juárez y Lincoln y a admirar mejor a los héroes de nuestra Independencia de la Reforma, y de la Revolución de 1910".