Como advertí en colaboración pasada, la silla no estaba vacía (su dueño regresó).
Hechos, no palabras. Hechos fueron los que movió la voluntad de los votantes a confirmar en su puesto al alcalde tampiqueño, válgame la repetición, que con hechos ha demostrado su preocupación por Tampico y sus necesidades.
No es posible y parece que esta votación así lo está demostrando, que los cargos públicos vayan a personas sin ninguna vinculación con ellos, cuando deben ser desempeñados por ciudadanos honrados y capaces comprometidos en su encargo única y exclusivamente para lograr el bien común.
El que se sienta desperdiciado, que logre en la iniciativa privada lo que crea merecer.
En una de las brillantes declaraciones del Señor Juárez dice: “El funcionario público deberá bastarle, vivir en la honrada medianía que le proporcione la retribución marcada por el gobierno”.
Así que, como dijo el sabio de mi compadre, el pueblo ejerció su derecho, “y aunque no son todos los que están, ni están todos los que son”... la votación se logró nutrida y en paz.
Confío pues, en la sabiduría de mi compadre, y sobre todo porque ni está casado, ni trabaja.
No es posible, y parece que esta votación así lo está demostrando, que los cargos públicos vayan a personas sin ninguna vinculación con ellos, cuando deben ser desempeñados por ciudadanos honrados y capaces
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