/ viernes 26 de marzo de 2021

Tampico hermoso | Tiempos de paz

Ya me cansé de escribir o de referirme al daño causado a nuestra sociedad por la maldita pandemia; ya me cansé de oír que llegaron las vacunas que nunca se aplican, de las medidas preventivas, como el tapaboca y la distancia que nadie observa, es increíble que solo piensen en cuántos turistas van a llegar, mejor que se preparen para la secuela que dejarán los visitantes.

Les cuento de Tampico cuando era bello y hermoso. Grabada tengo en mi memoria la Plaza de Armas, el Inglaterra, los cines del centro, el Palacio Municipal, El Globito y la refresquería La Victoria y sobre todo el despacho en el 110 Norte de la Calle Colón.

Todos nos conocíamos, todos éramos vecinos, los tiempos eran de paz y tranquilidad; la Semana Santa se esperaba con ansias, para las fiestas, los bailes y la ale-gría. Nadie desconocía la esquina del Inglaterra, la famosa cantina “Cosmopolita" (el Cosmos), visitada por los chavos de la época y lugar de reunión antes de iniciar las aventuras nocturnas. Ahí estuvimos en múltiples ocasiones, teniendo como compañeros a Polín, Payayo, el Coicoro, el Burro, el Gordo, Julio, el cuñado Quintana, Guama y muchos más que escapan a mi memoria.

La fotografía y museo de curiosidades del amable Sr. Rendón, dispuesto a explicar lo que se le preguntara. El Billar "Victoria”, famoso centro de reunión, cuando este juego era el preferido de la raza y de muchos señores que tenían su propio taco desarmable, a quienes era un deleite ver combinando difíciles carambolas.

También estuvo un boliche, en donde Julio y don Nico, haciendo gala de su destreza, trataban de tumbar al muchacho que ponía los bolos.

No se me puede olvidar la peluquería de Nacho, amigo de todos, en donde los señores se arreglaban en elegantes sillones reclinables el pelo y las manos cada quince días y en la esquina de donde nunca debió quitarse el máximo Centro Social del Puerto “CASINO TAMPIQUEÑO”.

Ya me cansé de escribir o de referirme al daño causado a nuestra sociedad por la maldita pandemia; ya me cansé de oír que llegaron las vacunas que nunca se aplican, de las medidas preventivas, como el tapaboca y la distancia que nadie observa, es increíble que solo piensen en cuántos turistas van a llegar, mejor que se preparen para la secuela que dejarán los visitantes.

Les cuento de Tampico cuando era bello y hermoso. Grabada tengo en mi memoria la Plaza de Armas, el Inglaterra, los cines del centro, el Palacio Municipal, El Globito y la refresquería La Victoria y sobre todo el despacho en el 110 Norte de la Calle Colón.

Todos nos conocíamos, todos éramos vecinos, los tiempos eran de paz y tranquilidad; la Semana Santa se esperaba con ansias, para las fiestas, los bailes y la ale-gría. Nadie desconocía la esquina del Inglaterra, la famosa cantina “Cosmopolita" (el Cosmos), visitada por los chavos de la época y lugar de reunión antes de iniciar las aventuras nocturnas. Ahí estuvimos en múltiples ocasiones, teniendo como compañeros a Polín, Payayo, el Coicoro, el Burro, el Gordo, Julio, el cuñado Quintana, Guama y muchos más que escapan a mi memoria.

La fotografía y museo de curiosidades del amable Sr. Rendón, dispuesto a explicar lo que se le preguntara. El Billar "Victoria”, famoso centro de reunión, cuando este juego era el preferido de la raza y de muchos señores que tenían su propio taco desarmable, a quienes era un deleite ver combinando difíciles carambolas.

También estuvo un boliche, en donde Julio y don Nico, haciendo gala de su destreza, trataban de tumbar al muchacho que ponía los bolos.

No se me puede olvidar la peluquería de Nacho, amigo de todos, en donde los señores se arreglaban en elegantes sillones reclinables el pelo y las manos cada quince días y en la esquina de donde nunca debió quitarse el máximo Centro Social del Puerto “CASINO TAMPIQUEÑO”.