/ sábado 6 de abril de 2019

Tan malo el pinto como el colorado, sin embargo, uno ganó

Mostrando razones por las que han pasado años y años sin ser campeones. Rojos y rojinegros aburrieron

No en balde son 15 y 17. Veracruz y Atlas, dos de los equipos coleros, juegaron entre sí, tratando de confirmar cuál de los dos es el más malo. La última vez que se coronaron los escualos rojos fue en el lejano 1950. Con diez años de edad, yo me iniciaba en el juego de las patadas y, mi equipo favorito era el Atlas, que en 1951, estaba destronando a los tiburones, cuyos componentes iniciaban una desbandada, quedándose sin Rufino Lecca, el Negro León, Lazcano, Valdivia, Enrico, Grimaldo y el “Negro” Aparicio. Mientras que el Atlas era ahora el que llevaba la voz fuerte y con Córdova en la puerta, Aldrete, Felipe Zeter, Luis Ornelas, Novello, Velázquez, Novo, Adalberto “Dumbo” López, Edwin Cubero y José “Chivo” Mercado, coronándose Campeones de Liga al vencer nada menos que a sus acérrimos rivales, los ya merito, Guadalajara, con un penalti cometido por mano del Rafles Orozco y cobrado por el tico Edwin Cubero. Como suele suceder entre estos equipos, el perdedor se declaró robado. Nadie que haya visto a este Veracruz y a este Atlas, podría creer que son los mismos clubes que anoche se enfrentaran.

Para hoy sábado tendremos a la máquina azul intentando confirmar su regreso al camino del triunfo. Difícil situación la de los azules, pues, con todo el respeto que se merecen los gallos de Vucetich, su participación en la Liga simboliza el triunfo presupuestado para aquellas oncenas cuya querencia se encuentra de la mitad de la tabla hacia arriba y la máquina ya se instaló en el lugar siete, así que, o gana, o gana, sopena de volver a las rechiflas con las que los ha despedido su público al término de los malos juegos brindados. El grave problema de los Gallos es que su mejor hombre no juega (Vucetich), ni es afecto al exhibicionismo de los directores técnicos, que desde su espacio reglamentario hacen más gesticulaciones y aspavientos que los que Hitler acostumbraba en sus enardecidos discursos, así que alguien ha de hacer los goles y otros habrán de evitarlos y, ese no será Víctor. De ahí que con semejante ventaja, la victoria del Cruz Azul sea obligada. No quiero imaginar la reacción del público si no es así.

En donde sí la acción se pondrá color de hormiga es en León, en donde la poderosa fiera ha dejado la imagen vestial que despedaza a sus rivales, para asumir la de un grupo de elegantes espadachines encabezados por cuatro bravos mosqueteros en las personas de Mena, Montes, Meneses y el Dartagnan que ni siquiera ha entrado aún en calor Rubens Zambueza. Sin embargo, el Necaxa está que no lo asusta ni el diablo y, sin muchos reflectores ya ha lampareado a otras fieras tan poderosas como el León. Siendo la de mayor trascendencia la aplicada al América a los que derrotó 3-1 contra el 3-0 del León sobre el mismo América, ambos juegos en el estadio Azteca, lo cual señala que la diferencia entre estos dos contendientes se encuentra solo en lo que cuesta cada una de estas plantillas, encontrándose en ello la explicación a la distancia que los separa en la tabla de posiciones.

Y al silbatazo del árbitro arrancó el juego de los de abajo, el cual desde un inicio nos anunciaba que sería aburrido, alinendo lo mejor que tienen, uno pensaría que menos mal que contaron con ellos, pues peor hubiera sido si alinean con suplentes, que no alcanzamos a comprender que sean más malos que los que entraron al juego, en donde sobresale la figura del más viejo de todos (37 años), Carlos Salcido. Pero, con tanto jugador malo en el terreno de juego, los escuchas de la tele, nos molestamos por la constante observación que los narradores hacen a las actuaciones de jugadores jovencitos como Segura, defensa central del Atlas, de apenas 22 años, que al parecer de ellos, se comporta como un consagrado en su puesto y, destacan además su estatura, 1.95 mts. Lo que me molesta es que el mentado Segura es colombiano. ¡Cómo! ¿Y la famosa cantera rojinegra en donde quedó?

Y así nos fuimos durante todo el larguísimo primer tiempo, en donde los porteros se aburrieron más que nosotros, un tiro del Atlas y otro del Veracruz que no inquietaron a nadie, fue el resultado de todo lo exhibido durante los primeros 45 minutos. ¿En que se parecen estos dos equipos a los que en el 50 y el 51 fueron los mejores de la Liga Mexicana? Pues el Atlas en el uniforme, el Veracruz en nada. La segunda parte fue tan aburrida como la primera, Veracruz dominó más tiempo pero muy estérilmente y el Atlas las pocas acciones peligrosas fueron anuladas por Jurado, quien increíblemente se perfilaba como el jugador del partido, habiendo tenido sólo tres intervenciones. Veracruz, no queriendo ser menos que los rojinegros, no quiso quedarse atrás en lo de la formación de jugadores extranjeros, metiendo al juego a Jeison Guerrero, un ecuatoriano de 20 años que enseñó mucho de nada, nada, nada. Finalmente, el estéril dominio del Veracruz se vio vencido cuando Torres tomó un rechace frontal para vencer irremediablemente a Jurado y sentenciar el juego.

Hasata pronto amigo.

Mostrando razones por las que han pasado años y años sin ser campeones. Rojos y rojinegros aburrieron

No en balde son 15 y 17. Veracruz y Atlas, dos de los equipos coleros, juegaron entre sí, tratando de confirmar cuál de los dos es el más malo. La última vez que se coronaron los escualos rojos fue en el lejano 1950. Con diez años de edad, yo me iniciaba en el juego de las patadas y, mi equipo favorito era el Atlas, que en 1951, estaba destronando a los tiburones, cuyos componentes iniciaban una desbandada, quedándose sin Rufino Lecca, el Negro León, Lazcano, Valdivia, Enrico, Grimaldo y el “Negro” Aparicio. Mientras que el Atlas era ahora el que llevaba la voz fuerte y con Córdova en la puerta, Aldrete, Felipe Zeter, Luis Ornelas, Novello, Velázquez, Novo, Adalberto “Dumbo” López, Edwin Cubero y José “Chivo” Mercado, coronándose Campeones de Liga al vencer nada menos que a sus acérrimos rivales, los ya merito, Guadalajara, con un penalti cometido por mano del Rafles Orozco y cobrado por el tico Edwin Cubero. Como suele suceder entre estos equipos, el perdedor se declaró robado. Nadie que haya visto a este Veracruz y a este Atlas, podría creer que son los mismos clubes que anoche se enfrentaran.

Para hoy sábado tendremos a la máquina azul intentando confirmar su regreso al camino del triunfo. Difícil situación la de los azules, pues, con todo el respeto que se merecen los gallos de Vucetich, su participación en la Liga simboliza el triunfo presupuestado para aquellas oncenas cuya querencia se encuentra de la mitad de la tabla hacia arriba y la máquina ya se instaló en el lugar siete, así que, o gana, o gana, sopena de volver a las rechiflas con las que los ha despedido su público al término de los malos juegos brindados. El grave problema de los Gallos es que su mejor hombre no juega (Vucetich), ni es afecto al exhibicionismo de los directores técnicos, que desde su espacio reglamentario hacen más gesticulaciones y aspavientos que los que Hitler acostumbraba en sus enardecidos discursos, así que alguien ha de hacer los goles y otros habrán de evitarlos y, ese no será Víctor. De ahí que con semejante ventaja, la victoria del Cruz Azul sea obligada. No quiero imaginar la reacción del público si no es así.

En donde sí la acción se pondrá color de hormiga es en León, en donde la poderosa fiera ha dejado la imagen vestial que despedaza a sus rivales, para asumir la de un grupo de elegantes espadachines encabezados por cuatro bravos mosqueteros en las personas de Mena, Montes, Meneses y el Dartagnan que ni siquiera ha entrado aún en calor Rubens Zambueza. Sin embargo, el Necaxa está que no lo asusta ni el diablo y, sin muchos reflectores ya ha lampareado a otras fieras tan poderosas como el León. Siendo la de mayor trascendencia la aplicada al América a los que derrotó 3-1 contra el 3-0 del León sobre el mismo América, ambos juegos en el estadio Azteca, lo cual señala que la diferencia entre estos dos contendientes se encuentra solo en lo que cuesta cada una de estas plantillas, encontrándose en ello la explicación a la distancia que los separa en la tabla de posiciones.

Y al silbatazo del árbitro arrancó el juego de los de abajo, el cual desde un inicio nos anunciaba que sería aburrido, alinendo lo mejor que tienen, uno pensaría que menos mal que contaron con ellos, pues peor hubiera sido si alinean con suplentes, que no alcanzamos a comprender que sean más malos que los que entraron al juego, en donde sobresale la figura del más viejo de todos (37 años), Carlos Salcido. Pero, con tanto jugador malo en el terreno de juego, los escuchas de la tele, nos molestamos por la constante observación que los narradores hacen a las actuaciones de jugadores jovencitos como Segura, defensa central del Atlas, de apenas 22 años, que al parecer de ellos, se comporta como un consagrado en su puesto y, destacan además su estatura, 1.95 mts. Lo que me molesta es que el mentado Segura es colombiano. ¡Cómo! ¿Y la famosa cantera rojinegra en donde quedó?

Y así nos fuimos durante todo el larguísimo primer tiempo, en donde los porteros se aburrieron más que nosotros, un tiro del Atlas y otro del Veracruz que no inquietaron a nadie, fue el resultado de todo lo exhibido durante los primeros 45 minutos. ¿En que se parecen estos dos equipos a los que en el 50 y el 51 fueron los mejores de la Liga Mexicana? Pues el Atlas en el uniforme, el Veracruz en nada. La segunda parte fue tan aburrida como la primera, Veracruz dominó más tiempo pero muy estérilmente y el Atlas las pocas acciones peligrosas fueron anuladas por Jurado, quien increíblemente se perfilaba como el jugador del partido, habiendo tenido sólo tres intervenciones. Veracruz, no queriendo ser menos que los rojinegros, no quiso quedarse atrás en lo de la formación de jugadores extranjeros, metiendo al juego a Jeison Guerrero, un ecuatoriano de 20 años que enseñó mucho de nada, nada, nada. Finalmente, el estéril dominio del Veracruz se vio vencido cuando Torres tomó un rechace frontal para vencer irremediablemente a Jurado y sentenciar el juego.

Hasata pronto amigo.