/ lunes 29 de julio de 2019

Tempraneras conferencias

En referencia a las tempraneras conferencias de AMLO, hay quienes opinan que tal vez deberíamos preguntarnos si cabe esperar que un presidente pueda tener a la mano o en su cabeza, una respuesta cabal y totalmente correcta para todas las preguntas que le plantea un auditorio compuesto de varias decenas de reporteros, algunos muy bien informados y dotados de gran sutileza política.

Quizás los medios informativos, la Presidencia y la nación estarían mejor servidos, señalan, si las conferencias de prensa fueran, por lo menos, confinadas a temas convenidos, por ejemplo, la espíral inflaciónaria, la deuda externa y la política exterior, y no a temas abiertos.

Sin embargo, las “mañaneras”, ademas de evidenciar el resultado de los cambios producidos por la era electrónica en la relacion del presidente y los medios informativos, han sido de gran utilidad para AMLO, pues le permite desplegar una estrategia de gobierno para responder a todo tipo de señalamientos de sus adversarios politicos, y con un margen de tiempo menor al de éstos, hecho que le permite tomar cumplida ventaja. Por ejemplo, si se cuestiona al gobierno por un supuesto caso de abuso de autoridad, corrupción o lo que sea, el titular del Ejecutivo en cosas de minutos u horas puede dar respuesta en la mañanera, convirtiendo esa nota en tema del día o no. Esto es una habilidad que AMLO mostró desde 2001, cuando era jefe de gobierno del entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de Mexico), logrando el renombre suficiente como para postularse por primera vez a la Presidencia de la República en las elecciones de 2006.

El por qué las conferencias tempraneras se han ganado un espacio relevante en la difusión de ideas, y en la relacion de las entidades gubernamentales con los ciudadanos y la comunicación entre estos últimos obedece a la tecnología, claro, pero también al sentimiento de rechazo que habita en la población acerca de las prácticas políticas “tradicionales” y su forma de gobernar.

El problema es saber si las mañaneras pueden redundar beneficios todo el tiempo, sin experimentar un desgaste perceptible en la figura presidencial. Sobre todo, al momento en que las fuerzas opositoras al régimen son reales y están en pie de guerra y actuantes, incluso, como dijo un colega, llegando al grado de que “estarían dispuestos a pinchar la balsa con tal de demostrar que tenían razón”.

En referencia a las tempraneras conferencias de AMLO, hay quienes opinan que tal vez deberíamos preguntarnos si cabe esperar que un presidente pueda tener a la mano o en su cabeza, una respuesta cabal y totalmente correcta para todas las preguntas que le plantea un auditorio compuesto de varias decenas de reporteros, algunos muy bien informados y dotados de gran sutileza política.

Quizás los medios informativos, la Presidencia y la nación estarían mejor servidos, señalan, si las conferencias de prensa fueran, por lo menos, confinadas a temas convenidos, por ejemplo, la espíral inflaciónaria, la deuda externa y la política exterior, y no a temas abiertos.

Sin embargo, las “mañaneras”, ademas de evidenciar el resultado de los cambios producidos por la era electrónica en la relacion del presidente y los medios informativos, han sido de gran utilidad para AMLO, pues le permite desplegar una estrategia de gobierno para responder a todo tipo de señalamientos de sus adversarios politicos, y con un margen de tiempo menor al de éstos, hecho que le permite tomar cumplida ventaja. Por ejemplo, si se cuestiona al gobierno por un supuesto caso de abuso de autoridad, corrupción o lo que sea, el titular del Ejecutivo en cosas de minutos u horas puede dar respuesta en la mañanera, convirtiendo esa nota en tema del día o no. Esto es una habilidad que AMLO mostró desde 2001, cuando era jefe de gobierno del entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de Mexico), logrando el renombre suficiente como para postularse por primera vez a la Presidencia de la República en las elecciones de 2006.

El por qué las conferencias tempraneras se han ganado un espacio relevante en la difusión de ideas, y en la relacion de las entidades gubernamentales con los ciudadanos y la comunicación entre estos últimos obedece a la tecnología, claro, pero también al sentimiento de rechazo que habita en la población acerca de las prácticas políticas “tradicionales” y su forma de gobernar.

El problema es saber si las mañaneras pueden redundar beneficios todo el tiempo, sin experimentar un desgaste perceptible en la figura presidencial. Sobre todo, al momento en que las fuerzas opositoras al régimen son reales y están en pie de guerra y actuantes, incluso, como dijo un colega, llegando al grado de que “estarían dispuestos a pinchar la balsa con tal de demostrar que tenían razón”.