/ martes 26 de marzo de 2019

Todo lo que necesitamos es un corazón valeroso para no espantarnos ante lo que son sólo vanas sombras

¿Por qué vivir pensando negativamente? Si me atrevo en este momento a decir que ahora sí, que finalmente será en Qatar 2022 en donde llegaremos a ese tan anhelado quinto partido, seguramente, puedo apostar a ello, aunque sería tomado por un loco que no sabe lo que dice. Si existe una forma de incidir en lo que está por venir, según los estudiosos, se encuentra en el positivimo. El científico alemán Wilhelm von Humboldt, dijo “acostumbrándonos a todo, muchos terrores son, en su mayoría, imaginarios”

A nadie se le ha ocurrido investigar qué fue lo que ocurrió en Londres 2012, pero puedo asegurar que si previo a eso algún mexicano hubiera pronosticado la victoria, lo hubieran tildado igual de loco que no sabe nada de futbol. Y ¿quiénes conformaban aquella histórica selección? Jesús Corona, Diego Reyes, Néstor Vidrio, Carlos Salcido, Darvin Chávez, Miguel Ponce, Jorge Enríquez, Néstor Herrera, Israel Jiménez, Hiram Mier, Néstor Araujo, Javier Cortés, Javier Aquino, Marco Fabián, Raúl Jiménez, Oribe Peralta, Giovani dos Santos, José Antonio Rodríguez y no sé si me estoy olvidando de algunos, lo más probable es que sí, pues doce de las veinticinco neuronas que aún viven en mí, no se hablan, como ha ocurrido algunas veces entre nuestros propios jugadores.

Como bien pueden ver, algunos de estos enlistados continúan apareciendo en la preferencia del actual entrendor nacional, otros ya se retiraron y algunos están por hacerlo, pero los hay que estando en Europa lucen en una galaxia exclusiva sólo para super novas. Pero no falta la pregunta de extrañeza y ¿por qué tan pocos? En este grupo puedes fácilmente encontrar a tres jugadores ejemplares. No a tres Messis que le hacen el trabajo a sus compañeros, porque su carácter pequeñito no le sirve para reprender a los que teniéndolo todo, se apagan cuando visten los colores nacionales, no, no me refiero a esas luminarias que siendo capitanes de un barco, se niegan a delegar reponsabilidades a aquellos que en sus clubes son la maravilla de jugador. ¡NO! Estos medallas de oro tenían entre sus filas a tres verdaderos líderes que hablaban con el ejemplo, tres a los que preferían verlos sonrientes que con el rostro desfigurado a causa del mentecato, espantadizo pavorreal que esconde la cola asustado ante el enemigo. Y es que teniendo extraordinarios formadores de jugador (no muchos), carecemos de formadores de líderes, algo que tiene su gracia.

El terror es un miedo, un espanto, una consternación, una amenaza o demostración conque se infunde miedo. Sin duda, fue el miedo la primera gran impresión que aprendió el hombre, hace ya miles de años. El temor a enfermar, a morir de hambre o a morir atacado por los animales depredadores, dejó la huella para siempre en todas las razas de la humanidad a través de la evolución. Sentir que el alma está traspasada de espanto, el cual se apodera frecuentemente del hombre, tanto que lo retrae de su empresa honrosa, como una vana sombra hace a veces retroceder a una fiera, cuando escucha el estruendo de la traya de un látigo. Tonto, muy tonto temerle al ruido producido que ni ofende ni daña pero al que por ser desconocido, se le teme.

Así, esta lista nos presenta a un reducido número de triunfadores. ¿Por qué unos sí y otros no? Y como siempre lo he hecho cuando mi intelecto es insuficiente, acudo a los grandes pensadores como Virgilio, que dijo a Dante: “Y como aquel que no quiere ya, lo que quería y, asaltado de una nueva idea, cambia de parecer, de suerte que abandona todo lo que había comenzado. Así me sucedía en aquella oscura cuesta; porque a fuerza de pensar abandoné la empresa que ya había empezado con tanto ardor”. ¿Por qué?, pues por la profunda pasión del espanto, del terror. ¡Cuántos de nosotros abandonamos proyectos por el simple espanto del terror, que es tan vano como una vaga sombra!.

En 1996, estando al frente de Cañeros de Xicoténcatl, enfrentábamos al Rayados de Monterrey en el viejo estadio Tecnológico, aquel juego cubría el preliminar del Monterrey vs. Veracruz de la Primera División, razón por la que el graderío se encontraba a tope. Ese día escogí a un jovencito que una semana antes había brindado una extraordinaria actuación ante el Tampico de la Primera “A”, ante el que caímos uno a dos, el rendimiento del joven aquel día reclamaba la alineación para el juego de Monterrey. Peeeero, por ahí del minuto quince, pedí al quiropráctico que se acercara al medio campo, en donde el joven tenía ya varios minutos inclinado mirando al suelo, temerosos de que fuera una lesión grave, pedimos al árbitro que permitiera entrar al auxilio... ¡No se puede mover!... Sí, pero ¿qué tiene?... ¡Nada! Fue la respuesta, el joven aquel, presa del pánico escénico, simplemente se paralizó y fue necesario sacarlo del juego.

Hasta pronto amigo.

¿Por qué vivir pensando negativamente? Si me atrevo en este momento a decir que ahora sí, que finalmente será en Qatar 2022 en donde llegaremos a ese tan anhelado quinto partido, seguramente, puedo apostar a ello, aunque sería tomado por un loco que no sabe lo que dice. Si existe una forma de incidir en lo que está por venir, según los estudiosos, se encuentra en el positivimo. El científico alemán Wilhelm von Humboldt, dijo “acostumbrándonos a todo, muchos terrores son, en su mayoría, imaginarios”

A nadie se le ha ocurrido investigar qué fue lo que ocurrió en Londres 2012, pero puedo asegurar que si previo a eso algún mexicano hubiera pronosticado la victoria, lo hubieran tildado igual de loco que no sabe nada de futbol. Y ¿quiénes conformaban aquella histórica selección? Jesús Corona, Diego Reyes, Néstor Vidrio, Carlos Salcido, Darvin Chávez, Miguel Ponce, Jorge Enríquez, Néstor Herrera, Israel Jiménez, Hiram Mier, Néstor Araujo, Javier Cortés, Javier Aquino, Marco Fabián, Raúl Jiménez, Oribe Peralta, Giovani dos Santos, José Antonio Rodríguez y no sé si me estoy olvidando de algunos, lo más probable es que sí, pues doce de las veinticinco neuronas que aún viven en mí, no se hablan, como ha ocurrido algunas veces entre nuestros propios jugadores.

Como bien pueden ver, algunos de estos enlistados continúan apareciendo en la preferencia del actual entrendor nacional, otros ya se retiraron y algunos están por hacerlo, pero los hay que estando en Europa lucen en una galaxia exclusiva sólo para super novas. Pero no falta la pregunta de extrañeza y ¿por qué tan pocos? En este grupo puedes fácilmente encontrar a tres jugadores ejemplares. No a tres Messis que le hacen el trabajo a sus compañeros, porque su carácter pequeñito no le sirve para reprender a los que teniéndolo todo, se apagan cuando visten los colores nacionales, no, no me refiero a esas luminarias que siendo capitanes de un barco, se niegan a delegar reponsabilidades a aquellos que en sus clubes son la maravilla de jugador. ¡NO! Estos medallas de oro tenían entre sus filas a tres verdaderos líderes que hablaban con el ejemplo, tres a los que preferían verlos sonrientes que con el rostro desfigurado a causa del mentecato, espantadizo pavorreal que esconde la cola asustado ante el enemigo. Y es que teniendo extraordinarios formadores de jugador (no muchos), carecemos de formadores de líderes, algo que tiene su gracia.

El terror es un miedo, un espanto, una consternación, una amenaza o demostración conque se infunde miedo. Sin duda, fue el miedo la primera gran impresión que aprendió el hombre, hace ya miles de años. El temor a enfermar, a morir de hambre o a morir atacado por los animales depredadores, dejó la huella para siempre en todas las razas de la humanidad a través de la evolución. Sentir que el alma está traspasada de espanto, el cual se apodera frecuentemente del hombre, tanto que lo retrae de su empresa honrosa, como una vana sombra hace a veces retroceder a una fiera, cuando escucha el estruendo de la traya de un látigo. Tonto, muy tonto temerle al ruido producido que ni ofende ni daña pero al que por ser desconocido, se le teme.

Así, esta lista nos presenta a un reducido número de triunfadores. ¿Por qué unos sí y otros no? Y como siempre lo he hecho cuando mi intelecto es insuficiente, acudo a los grandes pensadores como Virgilio, que dijo a Dante: “Y como aquel que no quiere ya, lo que quería y, asaltado de una nueva idea, cambia de parecer, de suerte que abandona todo lo que había comenzado. Así me sucedía en aquella oscura cuesta; porque a fuerza de pensar abandoné la empresa que ya había empezado con tanto ardor”. ¿Por qué?, pues por la profunda pasión del espanto, del terror. ¡Cuántos de nosotros abandonamos proyectos por el simple espanto del terror, que es tan vano como una vaga sombra!.

En 1996, estando al frente de Cañeros de Xicoténcatl, enfrentábamos al Rayados de Monterrey en el viejo estadio Tecnológico, aquel juego cubría el preliminar del Monterrey vs. Veracruz de la Primera División, razón por la que el graderío se encontraba a tope. Ese día escogí a un jovencito que una semana antes había brindado una extraordinaria actuación ante el Tampico de la Primera “A”, ante el que caímos uno a dos, el rendimiento del joven aquel día reclamaba la alineación para el juego de Monterrey. Peeeero, por ahí del minuto quince, pedí al quiropráctico que se acercara al medio campo, en donde el joven tenía ya varios minutos inclinado mirando al suelo, temerosos de que fuera una lesión grave, pedimos al árbitro que permitiera entrar al auxilio... ¡No se puede mover!... Sí, pero ¿qué tiene?... ¡Nada! Fue la respuesta, el joven aquel, presa del pánico escénico, simplemente se paralizó y fue necesario sacarlo del juego.

Hasta pronto amigo.