/ lunes 21 de mayo de 2018

TODO TRIUNFO ESTÁ HECHO DE TRES FACTORES: PREPARACIÓN, ESPERA Y OPORTUNIDAD

Santos realizó mejor su planteamiento y es un digno campeón.

En un ambiente de fiesta, con un colorido único en el que el rojo infernal prevalecía, los equipos finalistas del Clausura 2018 se disponían a dirimir la competencia. Con los antecedentes de lo visto a los dos equipos en sus juegos anteriores, en donde el Santos es sorprendido muy temprano, mientras que el Toluca, pensando que ya ganaron, en las postrimerías de los juegos es alcanzado o superado, dio principio el final. Y lo único que cambió fue que ahora Santos no se dejó sorprender, soportando atentos el embate inicial acostumbrado por los diablos demonios, que intenso y todo, no fue suficiente para repetir la sorpresa del juego de ida.

Así, sobre la base de exactas coberturas, Santos fue siempre superior a Toluca realizando el dos a uno principalmente en su zona de riesgo, en donde los demonios de la conducción, Sambueza y Quiñones, fueron superados siempre por Abella y uno más, o por Angulo y uno más. Así, siendo anulada la precisión de los centros peligrosos de los alas toluqueñas, el formidable juego aéreo de Orozco, Izquierdoz y Alcoba fue suficiente para rechazar cuantos balones llegaron al área norteña. Y cuando los diablos cambiaron al tiro de distancia, los poderosos cañones de Barrientos, Sambueza, Ríos y Quiñones fueron acallados por las oportunas intervenciones de Orozco, quien con atajadas espectaculares conservó invicta su meta.

Y cuando esperábamos que como ocurrió en Torreón, los diablos por fin lograran su gol, Julio Furch, repitiendo la acción de su gol anotado en el juego anterior, controló, se acomodó y de derecha venció a Talavera, quien se vio lento en su reacción. Sorpresa, en su primer disparo al minuto 9, Santos se ponía arriba cuando el “Tala” no había siquiera tocado la pelota.

Era notorio que ambos técnicos habían cambiado su planteamiento de juego. Toluca, temeroso de la salida de Lozano por la izquierda y de Rodríguez por derecha, limitó la salida de sus laterales Salinas y Borja, que tan importantes han sido en el funcionamiento ofensivo de los infernales. Y sin proponerselo, Siboldi hizo inútil la estrategia roja, pues Rodríguez no vio acción en el primer tiempo. Santos por su parte, sabiendo que Toluca iría al frente con todo, prefirió renunciar al juego ofensivo de Jonathan Rodríguez, para reforzar el juego destructivo de su línea media, colocando a Javier Cortés.

Finalmente, el plan de Siboldi se impuso, pues el acumulamiento de gente en la línea media anuló completamente la llave Quiñones, Uribe, Sambueza, dificultando permanentemente el juego habilidoso de Quiñones y el “Sambu”, que con dos guardianes permanentes fueron incapaces de asistir al colombiano Uribe, de extraordinario cabeceo, reduciendo la acción de los toluqueños a tiros lejanos que aunque de peligro, fueron bien controlados por Jonathan Orozco, que bien podemos decir que fue factor para que no se produjeran los dos goles que los choriceros necesitaban para alargar el juego.

Sorpresivamente, al minuto 54, Siboldi saca del juego a Oswaldo Martínez y a Javier Cortés que había tenido un buen desempeño, ambos jugadores realizaron funciones de medios volantes mixtos y, ahora eran reemplazados por Diego de Buen y Antonio Villafaña, respectivamente, jugadores de corte defensivo con los que intentarían dificultar el ataque rojo, dejando las labores de ataque a Lozano, Furch y Djaniny, lo cual funcionó bien hasta que al minuto 65, el caboverdiano Tavares, al caer aparatosamente se resintió de la lesión de clavícula sufrida durante el juego contra “Tigres” en Torreón, saliendol del juego para que ingresara el uruguayo Jonathan Rodríguez.

A partir de eso, no por intención de los diablos, sino por estrategia lagunera, Santos renunció a agregar hombres al ataque con el fin de no conceder ventajas a sus rivales, sabiendo que requerían de dos goles para llevar el juego al alargue. Y poco a poco, jugando con la desesperación de los locales, los laguneros fueron consumiendo los minutos de juego, sabiendo que un gol de los tolucos podría bien significarles un aliciente que les complicara el juego. Y fue esto, más la insistencia de los rojos, lo que produjo que un tiro de Sambueza fuera desviado por la humanidad de Canelo para ir a caer a los pies de Hauche, quien poco antes había errado una clara oportunidad y que ahora, aprovechando la sorpresa, conectó bien para dejar parado a Orozco que nada pudo hacer. El juego se empató y ya no hubo nada más, concretándose la coronación de los laguneros, aumentando a seis sus dianas.

Del juego puedo decirles que la importancia que implicaba creó en los jugadores un nerviosismo que impidió que viéramos un juego con la calidad de los que ofrecieron anteriormente estos equipos. Tanto Lozano, Djaniny, Furch y Rodríguez erraron pases al apresurarse.

Hasta pronto amigo.

Santos realizó mejor su planteamiento y es un digno campeón.

En un ambiente de fiesta, con un colorido único en el que el rojo infernal prevalecía, los equipos finalistas del Clausura 2018 se disponían a dirimir la competencia. Con los antecedentes de lo visto a los dos equipos en sus juegos anteriores, en donde el Santos es sorprendido muy temprano, mientras que el Toluca, pensando que ya ganaron, en las postrimerías de los juegos es alcanzado o superado, dio principio el final. Y lo único que cambió fue que ahora Santos no se dejó sorprender, soportando atentos el embate inicial acostumbrado por los diablos demonios, que intenso y todo, no fue suficiente para repetir la sorpresa del juego de ida.

Así, sobre la base de exactas coberturas, Santos fue siempre superior a Toluca realizando el dos a uno principalmente en su zona de riesgo, en donde los demonios de la conducción, Sambueza y Quiñones, fueron superados siempre por Abella y uno más, o por Angulo y uno más. Así, siendo anulada la precisión de los centros peligrosos de los alas toluqueñas, el formidable juego aéreo de Orozco, Izquierdoz y Alcoba fue suficiente para rechazar cuantos balones llegaron al área norteña. Y cuando los diablos cambiaron al tiro de distancia, los poderosos cañones de Barrientos, Sambueza, Ríos y Quiñones fueron acallados por las oportunas intervenciones de Orozco, quien con atajadas espectaculares conservó invicta su meta.

Y cuando esperábamos que como ocurrió en Torreón, los diablos por fin lograran su gol, Julio Furch, repitiendo la acción de su gol anotado en el juego anterior, controló, se acomodó y de derecha venció a Talavera, quien se vio lento en su reacción. Sorpresa, en su primer disparo al minuto 9, Santos se ponía arriba cuando el “Tala” no había siquiera tocado la pelota.

Era notorio que ambos técnicos habían cambiado su planteamiento de juego. Toluca, temeroso de la salida de Lozano por la izquierda y de Rodríguez por derecha, limitó la salida de sus laterales Salinas y Borja, que tan importantes han sido en el funcionamiento ofensivo de los infernales. Y sin proponerselo, Siboldi hizo inútil la estrategia roja, pues Rodríguez no vio acción en el primer tiempo. Santos por su parte, sabiendo que Toluca iría al frente con todo, prefirió renunciar al juego ofensivo de Jonathan Rodríguez, para reforzar el juego destructivo de su línea media, colocando a Javier Cortés.

Finalmente, el plan de Siboldi se impuso, pues el acumulamiento de gente en la línea media anuló completamente la llave Quiñones, Uribe, Sambueza, dificultando permanentemente el juego habilidoso de Quiñones y el “Sambu”, que con dos guardianes permanentes fueron incapaces de asistir al colombiano Uribe, de extraordinario cabeceo, reduciendo la acción de los toluqueños a tiros lejanos que aunque de peligro, fueron bien controlados por Jonathan Orozco, que bien podemos decir que fue factor para que no se produjeran los dos goles que los choriceros necesitaban para alargar el juego.

Sorpresivamente, al minuto 54, Siboldi saca del juego a Oswaldo Martínez y a Javier Cortés que había tenido un buen desempeño, ambos jugadores realizaron funciones de medios volantes mixtos y, ahora eran reemplazados por Diego de Buen y Antonio Villafaña, respectivamente, jugadores de corte defensivo con los que intentarían dificultar el ataque rojo, dejando las labores de ataque a Lozano, Furch y Djaniny, lo cual funcionó bien hasta que al minuto 65, el caboverdiano Tavares, al caer aparatosamente se resintió de la lesión de clavícula sufrida durante el juego contra “Tigres” en Torreón, saliendol del juego para que ingresara el uruguayo Jonathan Rodríguez.

A partir de eso, no por intención de los diablos, sino por estrategia lagunera, Santos renunció a agregar hombres al ataque con el fin de no conceder ventajas a sus rivales, sabiendo que requerían de dos goles para llevar el juego al alargue. Y poco a poco, jugando con la desesperación de los locales, los laguneros fueron consumiendo los minutos de juego, sabiendo que un gol de los tolucos podría bien significarles un aliciente que les complicara el juego. Y fue esto, más la insistencia de los rojos, lo que produjo que un tiro de Sambueza fuera desviado por la humanidad de Canelo para ir a caer a los pies de Hauche, quien poco antes había errado una clara oportunidad y que ahora, aprovechando la sorpresa, conectó bien para dejar parado a Orozco que nada pudo hacer. El juego se empató y ya no hubo nada más, concretándose la coronación de los laguneros, aumentando a seis sus dianas.

Del juego puedo decirles que la importancia que implicaba creó en los jugadores un nerviosismo que impidió que viéramos un juego con la calidad de los que ofrecieron anteriormente estos equipos. Tanto Lozano, Djaniny, Furch y Rodríguez erraron pases al apresurarse.

Hasta pronto amigo.