/ domingo 18 de noviembre de 2018

Tomando mezcal con Emiliano

El 20 de noviembre se conmemora el Día de la Revolución Mexicana y como cada año, las mujeres vestimos de “Adelitas” y los hombres, con sombrero de petate y paliacate al cuello. Se escuchan por todos lados: La Adelita, La Valentina, Heraclio Bernal, El Siete Leguas, Carabina 30-30 y otros corridos, ¿Nos volvemos valentones y patrioteros? ¡Tierra y Libertad!

En este ambiente festivo, lo que a mí me gustaría, sería echarme una platicada con el mismísimo Emiliano Zapata. Cierro los ojos y me veo sentada en el rincón de una cantina en Cuernavaca, Morelos.

El general Zapata sin quitarse el sombrero, frente a una copa de “refino” - mezcal- fumándose su puro... Emiliano me clava su mirada de fuego; su gallarda presencia me intimida, pero me armo de valor y le digo: “Oiga don Emiliano, usted fue uno de los caudillos más populares de la Revolución, su lucha por la tierra, por la justicia social y por la igualdad lo convirtieron en símbolo de resistencia, ¿su asesinato es leyenda y el Plan de Ayala una utopía?”.

Me apena decirle que sus ideales no fueron logrados del todo y tristemente, la Revolución todavía no se ha consumado. El pueblo aún padece la marginación de cuando usted montado en su hermoso caballo “As de Oros” levantó al pueblo en contra del opresor. Pero seguimos luchando porque a los mexicanos el anhelo de justicia nos mueve.

Le cuento que usted se convirtió en una “Súper Estrella”. La fotografía en donde posa ante la cámara erguido y desafiante ha sido difundida hasta la saciedad. Los grandes pintores y muralistas mexicanos como José Clemente Orozco y Diego Rivera entre otros, lo plasman como crítica social invitando a reflexionar; Hay monumentos suyos de pie o a caballo por todo el país, y de su rostro destacan el bigote, la tez morena, ojos pestañosos y cejudo; Además, destacan su imagen de cuerpo entero, el imponente sombrero, las cananas y el traje de charro, ya que usted era buenísimo para el “jaripeo”. Ojalá lea mi artículo este veinte de noviembre del 2018.

El lema “Zapata vive y vive entre nosotros” no lo deja morir y repetido en camisetas le confiere al que lo porta una identidad especial. Usted General Emiliano Zapata es un símbolo. Me atrevo afirmar que no hay población mexicana que no cuente con una calle que lleve su nombre, además de bares, restaurantes y hasta zapaterías “Zapata” allende las fronteras.

El general esboza una sonrisa e intenta retirarse, dando por terminada mi cháchara pero yo me adelanto y le pregunto “¿Nos tomamos otro mezcalito mi General?”


El 20 de noviembre se conmemora el Día de la Revolución Mexicana y como cada año, las mujeres vestimos de “Adelitas” y los hombres, con sombrero de petate y paliacate al cuello. Se escuchan por todos lados: La Adelita, La Valentina, Heraclio Bernal, El Siete Leguas, Carabina 30-30 y otros corridos, ¿Nos volvemos valentones y patrioteros? ¡Tierra y Libertad!

En este ambiente festivo, lo que a mí me gustaría, sería echarme una platicada con el mismísimo Emiliano Zapata. Cierro los ojos y me veo sentada en el rincón de una cantina en Cuernavaca, Morelos.

El general Zapata sin quitarse el sombrero, frente a una copa de “refino” - mezcal- fumándose su puro... Emiliano me clava su mirada de fuego; su gallarda presencia me intimida, pero me armo de valor y le digo: “Oiga don Emiliano, usted fue uno de los caudillos más populares de la Revolución, su lucha por la tierra, por la justicia social y por la igualdad lo convirtieron en símbolo de resistencia, ¿su asesinato es leyenda y el Plan de Ayala una utopía?”.

Me apena decirle que sus ideales no fueron logrados del todo y tristemente, la Revolución todavía no se ha consumado. El pueblo aún padece la marginación de cuando usted montado en su hermoso caballo “As de Oros” levantó al pueblo en contra del opresor. Pero seguimos luchando porque a los mexicanos el anhelo de justicia nos mueve.

Le cuento que usted se convirtió en una “Súper Estrella”. La fotografía en donde posa ante la cámara erguido y desafiante ha sido difundida hasta la saciedad. Los grandes pintores y muralistas mexicanos como José Clemente Orozco y Diego Rivera entre otros, lo plasman como crítica social invitando a reflexionar; Hay monumentos suyos de pie o a caballo por todo el país, y de su rostro destacan el bigote, la tez morena, ojos pestañosos y cejudo; Además, destacan su imagen de cuerpo entero, el imponente sombrero, las cananas y el traje de charro, ya que usted era buenísimo para el “jaripeo”. Ojalá lea mi artículo este veinte de noviembre del 2018.

El lema “Zapata vive y vive entre nosotros” no lo deja morir y repetido en camisetas le confiere al que lo porta una identidad especial. Usted General Emiliano Zapata es un símbolo. Me atrevo afirmar que no hay población mexicana que no cuente con una calle que lleve su nombre, además de bares, restaurantes y hasta zapaterías “Zapata” allende las fronteras.

El general esboza una sonrisa e intenta retirarse, dando por terminada mi cháchara pero yo me adelanto y le pregunto “¿Nos tomamos otro mezcalito mi General?”