/ lunes 1 de abril de 2019

Un cuento de Juan Rulfo en el cine

Un cuento de Juan Rulfo en el cine

El Premio Nobel de Literatura Elias Canetti, alguna vez dijo que uno de los mejores cuentos que había leído en su vida era ¡Diles que no me maten!, de Juan Rulfo

Y es que el mundo plasmado por Rulfo en sus textos de El Llano en Llamas y Pedro Páramo ha sido una especie de reto intelectual para muchos cineastas por la probada dificultad de trasladar a la pantalla grande las evanescencias, sombras, murmullos y personajes-ánimas del universo rulfiano, si no que le pregunten a Carlos Velo quien en 1996 intentó una muy fallida incursión por Comala con el estadounidense John Gavin en el rol del cacique Páramo (se ha publicitado que el español Mateo Gil tiene suspendido el rodaje de una nueva versión de este clásico de la literatura mexicana con Gael García Bernal como Pedro Páramo).

En 1986 Mitl Valdez, maestro del CUEC y docente asesor de varias generaciones de cineastas, fotógrafos y guionistas, tuvo la fortuna de contar con el visto bueno y la supervisión del guión del propio Rulfo meses antes de morir. Al año siguiente, Valdez concreta en el celuloide el largometraje Los confines con la adaptación de los cuentos ¡Diles que no me maten! y Talpa, y un fragmento de Pedro Páramo (el de los hermanos incestuosos).

Los Confines es extraordinariamente independiente pero a la vez inseparable del hálito rulfiano. Mitl Valdez no entró en el delirio plasticista ni en el apetito festivalero que padecen muchos directores (quienes con un filme desean vivir por mucho tiempo a través de viajes pagados a festivales, subvenciones gubernamentales y armando talleres chafas con asistentes que en dos clases ya se creen capaces de realizar una película).

Los Confines está articulada como una historia donde Juvencio Nava/ Ernesto Gómez Cruz, asesino de don Lupe Terreros, Natalia/ María Rojo y su cuñado y cómplice del crimen del purulento Tanilo/ Enrique Lucero, así como los esposos-hermanos y Juan Preciado, cierran un círculo dantesco para expoliar las más hondas preocupaciones del estilo literario de Rulfo: la culpa, la injusticia, el abandono, el sincretismo religioso.

Aunque un texto rulfiano siempre es tentador para explayarse en retruécanos intelectuales, Mitl Valdez no cae en semejante bagatela y acude a una revisión meramente fílmica con los impulsos personales de la reinterpretación.

Puede decirse que Valdez supo entender que respetar en demasía la novela de Rulfo le traería las mismas consecuencias que un notable distanciamiento. Por ello, acude a la lectura del cineasta con las valiosas actuaciones de Rojo, Lucero, Gómez Cruz, Manuel Ojeda y la estupenda Ana Ofelia Murguía…

El Llano en Llamas y Pedro Páramo ha sido una especie de reto intelectual para muchos cineastas

Un cuento de Juan Rulfo en el cine

El Premio Nobel de Literatura Elias Canetti, alguna vez dijo que uno de los mejores cuentos que había leído en su vida era ¡Diles que no me maten!, de Juan Rulfo

Y es que el mundo plasmado por Rulfo en sus textos de El Llano en Llamas y Pedro Páramo ha sido una especie de reto intelectual para muchos cineastas por la probada dificultad de trasladar a la pantalla grande las evanescencias, sombras, murmullos y personajes-ánimas del universo rulfiano, si no que le pregunten a Carlos Velo quien en 1996 intentó una muy fallida incursión por Comala con el estadounidense John Gavin en el rol del cacique Páramo (se ha publicitado que el español Mateo Gil tiene suspendido el rodaje de una nueva versión de este clásico de la literatura mexicana con Gael García Bernal como Pedro Páramo).

En 1986 Mitl Valdez, maestro del CUEC y docente asesor de varias generaciones de cineastas, fotógrafos y guionistas, tuvo la fortuna de contar con el visto bueno y la supervisión del guión del propio Rulfo meses antes de morir. Al año siguiente, Valdez concreta en el celuloide el largometraje Los confines con la adaptación de los cuentos ¡Diles que no me maten! y Talpa, y un fragmento de Pedro Páramo (el de los hermanos incestuosos).

Los Confines es extraordinariamente independiente pero a la vez inseparable del hálito rulfiano. Mitl Valdez no entró en el delirio plasticista ni en el apetito festivalero que padecen muchos directores (quienes con un filme desean vivir por mucho tiempo a través de viajes pagados a festivales, subvenciones gubernamentales y armando talleres chafas con asistentes que en dos clases ya se creen capaces de realizar una película).

Los Confines está articulada como una historia donde Juvencio Nava/ Ernesto Gómez Cruz, asesino de don Lupe Terreros, Natalia/ María Rojo y su cuñado y cómplice del crimen del purulento Tanilo/ Enrique Lucero, así como los esposos-hermanos y Juan Preciado, cierran un círculo dantesco para expoliar las más hondas preocupaciones del estilo literario de Rulfo: la culpa, la injusticia, el abandono, el sincretismo religioso.

Aunque un texto rulfiano siempre es tentador para explayarse en retruécanos intelectuales, Mitl Valdez no cae en semejante bagatela y acude a una revisión meramente fílmica con los impulsos personales de la reinterpretación.

Puede decirse que Valdez supo entender que respetar en demasía la novela de Rulfo le traería las mismas consecuencias que un notable distanciamiento. Por ello, acude a la lectura del cineasta con las valiosas actuaciones de Rojo, Lucero, Gómez Cruz, Manuel Ojeda y la estupenda Ana Ofelia Murguía…

El Llano en Llamas y Pedro Páramo ha sido una especie de reto intelectual para muchos cineastas