/ domingo 4 de julio de 2021

Un electorado reticente

Los recientes resultados electorales fueron sin duda numéricamente favorables al Partido Morena al adjudicarse 11 de las 15 gubernaturas en disputa, la mayor tajada de las diputaciones federales en juego y la mayoría de los congresos locales.

Pese a ello existe la percepción de que en la cúpula del poder hay un cierto dejo de insatisfacción motivado por la convicción de que se confiaba en que Morena lograría por si solo la mayoría del congreso y triunfos más contundentes y no fue así.

Esta hipótesis se vería confirmada por el cese fulminante de Gabriel García jefe de los superdelegados federales y responsable de los programas sociales, así como el de Irma Eréndira Sandoval, quienes en alguna medida son responsabilizados de que Morena no alcanzara los resultados esperados.

El primero, porque a pesar de que dispone de una estructura territorial a nivel nacional, esta adoleció de una vinculación efectiva entre los beneficiarios de los programas sociales y los siervos de la nación como se les llama a las tropas de infantería del ejército que comandaba Gabriel García, razón por la cual no hubo una movilización efectiva el día de la elección.

La segunda, porque a raíz de que su hermano no resultó electo como candidato al gobierno del Estado de Guerrero abundaron los señalamientos de estar detrás de la guerra sucia en contra de Félix Salgado Macedonio, quien en primera instancia había resultado designado como candidato a Gobernador de Morena y cuyas acusaciones sirvieron de munición a la oposición en contra del partido y el Presidente mismo.

Y si bien en alguna medida estas consideraciones pudieran tener razón, no explican en conjunto el comportamiento del electorado.

No obstante, aun con la campaña mediática desplegada por la oposición el electorado no se echó a sus brazos, pero en honor a la verdad, tampoco refrendó su apoyo en la misma proporción que en 2018 al partido Morena, mantuvo una posición equidistante en cierta medida, estrechando sí un poco, pero sin limitar la capacidad de maniobra del Gobierno Federal, más como para ponerlo a prueba, que para castigarlo.

Lo cual es bueno, puesto que se requiere una ciudadanía dinámica e involucrada en la cosa pública, y es tarea de todos los políticos escuchar y no malinterpretar el mandato popular expresado en las urnas.

Hay que recordar que una de las consignas históricas de la izquierda era el de formar ciudadanía antes que la mera obtención de cargos, porque en la medida que se construya una ciudadanía comprometida e involucrada, nos aseguramos de limitar en el futuro que los malos políticos nos hagan daño, y por lo pronto parece que esto se está logrando.

Lo anterior debe obligar a una profunda reflexión dentro del partido Morena para corregir los errores que hayan cometido previa su identificación, que en realidad no parecerían muchos, pero sí muy graves, porque a la luz de los resultados se puede pensar que el electorado no está dispuesto a firmar otro cheque en blanco como antes, sin que observe un auténtico acto de constricción respecto de los errores pasados.

Parecería que muchos entendieron esto mismo y lo han interpretado en el sentido de que para que Morena retenga el Gobierno Federal en 2024, será necesario evitar los excesos y divisiones, esto último acota la capacidad de decisión respecto de quien debería de ser el candidato a la Presidencia de la República, ya que el Partido no está en condiciones para resistir una eventual fractura como si lo estuvo en 2018, cuando contra todo pronóstico fue ungida la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México en lugar del líder de la bancada de Morena en el Senado.

Si Morena hubiera obtenido un triunfo aplastante y contundente en los recientes comicios le hubiera alcanzado para pecar de soberbia en 2024, nombrando a quien fuera, ya que como sea tendría el triunfo en la bolsa, pero al día de hoy no le alcanza para eso, el riesgo de perder se incrementa sino que existe la unión de todos los aspirantes a la Presidencia de Morena, esta realidad parece haberla entendido quien la tenía que entender y ha empezado a actuar en consecuencia haciendo cambios en el gabinete para mejorar la gestión de su gobierno y con ello incrementar su margen de decisión ampliando la aprobación de su gobierno.

Regeneración.

Los recientes resultados electorales fueron sin duda numéricamente favorables al Partido Morena al adjudicarse 11 de las 15 gubernaturas en disputa, la mayor tajada de las diputaciones federales en juego y la mayoría de los congresos locales.

Pese a ello existe la percepción de que en la cúpula del poder hay un cierto dejo de insatisfacción motivado por la convicción de que se confiaba en que Morena lograría por si solo la mayoría del congreso y triunfos más contundentes y no fue así.

Esta hipótesis se vería confirmada por el cese fulminante de Gabriel García jefe de los superdelegados federales y responsable de los programas sociales, así como el de Irma Eréndira Sandoval, quienes en alguna medida son responsabilizados de que Morena no alcanzara los resultados esperados.

El primero, porque a pesar de que dispone de una estructura territorial a nivel nacional, esta adoleció de una vinculación efectiva entre los beneficiarios de los programas sociales y los siervos de la nación como se les llama a las tropas de infantería del ejército que comandaba Gabriel García, razón por la cual no hubo una movilización efectiva el día de la elección.

La segunda, porque a raíz de que su hermano no resultó electo como candidato al gobierno del Estado de Guerrero abundaron los señalamientos de estar detrás de la guerra sucia en contra de Félix Salgado Macedonio, quien en primera instancia había resultado designado como candidato a Gobernador de Morena y cuyas acusaciones sirvieron de munición a la oposición en contra del partido y el Presidente mismo.

Y si bien en alguna medida estas consideraciones pudieran tener razón, no explican en conjunto el comportamiento del electorado.

No obstante, aun con la campaña mediática desplegada por la oposición el electorado no se echó a sus brazos, pero en honor a la verdad, tampoco refrendó su apoyo en la misma proporción que en 2018 al partido Morena, mantuvo una posición equidistante en cierta medida, estrechando sí un poco, pero sin limitar la capacidad de maniobra del Gobierno Federal, más como para ponerlo a prueba, que para castigarlo.

Lo cual es bueno, puesto que se requiere una ciudadanía dinámica e involucrada en la cosa pública, y es tarea de todos los políticos escuchar y no malinterpretar el mandato popular expresado en las urnas.

Hay que recordar que una de las consignas históricas de la izquierda era el de formar ciudadanía antes que la mera obtención de cargos, porque en la medida que se construya una ciudadanía comprometida e involucrada, nos aseguramos de limitar en el futuro que los malos políticos nos hagan daño, y por lo pronto parece que esto se está logrando.

Lo anterior debe obligar a una profunda reflexión dentro del partido Morena para corregir los errores que hayan cometido previa su identificación, que en realidad no parecerían muchos, pero sí muy graves, porque a la luz de los resultados se puede pensar que el electorado no está dispuesto a firmar otro cheque en blanco como antes, sin que observe un auténtico acto de constricción respecto de los errores pasados.

Parecería que muchos entendieron esto mismo y lo han interpretado en el sentido de que para que Morena retenga el Gobierno Federal en 2024, será necesario evitar los excesos y divisiones, esto último acota la capacidad de decisión respecto de quien debería de ser el candidato a la Presidencia de la República, ya que el Partido no está en condiciones para resistir una eventual fractura como si lo estuvo en 2018, cuando contra todo pronóstico fue ungida la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México en lugar del líder de la bancada de Morena en el Senado.

Si Morena hubiera obtenido un triunfo aplastante y contundente en los recientes comicios le hubiera alcanzado para pecar de soberbia en 2024, nombrando a quien fuera, ya que como sea tendría el triunfo en la bolsa, pero al día de hoy no le alcanza para eso, el riesgo de perder se incrementa sino que existe la unión de todos los aspirantes a la Presidencia de Morena, esta realidad parece haberla entendido quien la tenía que entender y ha empezado a actuar en consecuencia haciendo cambios en el gabinete para mejorar la gestión de su gobierno y con ello incrementar su margen de decisión ampliando la aprobación de su gobierno.

Regeneración.