/ sábado 15 de junio de 2019

Un intelectual de la Revolución Mexicana

Octavio Paz define a Luis Cabrera como uno de los hombres más lúcidos de la Revolución Mexicana.

Para Paz, Luis Cabrera es: "Cerebro", "ideólogo", "intelectual", "conciencia de la Revolución Mexicana". A lo largo de "El Laberinto de la Soledad" encomia a Luis Cabrera como un revolucionario ejemplar. Obra que por cierto, dicho entre paréntesis, es un retrato de las diferentes caras de los mexicanos. Un viaje hacia nosotros mismos, para usar las virtudes de las propiedades metafóricas.

Luis Cabrera, Licenciado Blas Urrea y Lucas Rivera, son una misma persona que lucharon contra la dictadura porfirista de manera profunda y valiente y con voluntad de estadista. Luis Cabrera utilizó los seudónimos de Blas Urrea para combatir con la prensa política al decadente porfiriato, y Lucas Rivera, era el seudónimo con que firmaba sus trabajos literarios y sus sensacionales caricaturas políticas. Los seudónimos eran anagramas formados con las letras de su nombre. Fue un hombre de poderosa inteligencia, se manifestó como un intelectual consumado; persiguió distintos intereses con un fervor casi religioso, combinando carreras diversas. Su vida la dedicó a descubrir la verdad como él la concebía.

Guardó increíble lealtad a Venustiano Carranza, dándose entre estos dos gigantes una recíproca amistad llena de confianza y de respeto. Cabrera veía en Carranza al hombre que llevaría la Revolución a la legalidad. A su muerte, Luis Cabrera pronunció la oración póstuma en donde con prístina elocuencia dijo que Carranza era el mejor hombre de la Revolución; "el hombre que supo nacer, supo vivir y supo morir".

En Luis Cabrera, Carranza encontró al intelectual preocupado por su patria y por su tiempo; percibió su objetividad intelectual. Mientras que los otros intelectuales de la Revolución se dedicaban a formar sociedades para conciertos y conferencias o apoyaban a Vasconcelos en sus jornadas metafísicas y culturales. Luis Cabrera entregaba su inteligencia y cultura al servicio de las causas nacionales. Preocupándose del futuro de las clases campesinas, no en vano, es el autor de la histórica Ley del 6 de enero de 1915, que dio pie a una verdadera Revolución Agraria que los tiempos y los gobiernos convirtieron en un auténtico pandemónium.

Fue intelectual, revolucionario, escritor, periodista, político, literato, crítico, jurista, caricaturista, y un leal servidor del gobierno de Venustiano Carranza.

No aceptó ser funcionario en ningún otro Gobierno (esto los chambistas de hoy no lo entenderían). Rechazó en dos ocasiones la oportunidad de ser candidato a la Presidencia de la República; la primera vez al ofrecérsela un sobreviviente grupo del carrancismo en 1934, y en 1946 el Partido Acción Nacional le ofreció la candidatura para enfrentarlo a Miguel Alemán Valdez, pero no aceptó.

Cabrera nació en Zacatlán de las Manzanas, Puebla, el 17 de julio de 1876, hace más de cien años; fue uno de los ocho hijos de Cesáreo Cabrera y Gertrudis Lobato.

Su infancia no fue económicamente boyante; suspendió sus estudios de abogado temporalmente por falta de recursos económicos, trabajó de profesor y periodista, iniciándose desde muy temprano en la actividad del periodismo, que nunca abandonaría y que conoció a fondo desempeñando las tareas de cajista y corrector de pruebas. También fue cronista de teatro y de toros.

Era sobrino de don Daniel Cabrera, el inolvidable director de "El Hijo del Ahuizote" periódico de oposición al gobierno de Porfirio Díaz. Los constantes encarcelamientos del director del diario permitieron al joven sobrino estar al frente de la dirección del periódico; allí están las profundas raíces de Luis Cabrera con el periodismo político, con el sarcasmo y el culto lenguaje que desde un principio aprendió a manejar; así como sus magistrales caricaturas políticas que con el tiempo se convertirían en el sello característico de su arrollante personalidad.

Se recibió de abogado en 1901, ejerciendo inmediatamente la profesión a la que se dedicó por más de 50 años. Fue profesor de Derecho Civil en la Facultad de Leyes y posteriormente director de la Facultad de Jurisprudencia de la UNAM. Irrumpe en la política en 1909, escribiendo sobre los temas nacionales que lo consagrarían en la prensa independiente del México revolucionario bajo el seudónimo de "Licenciado Blas Urrea". Para Luis Cabrera, Porfirio Díaz era solo una parte del problema, su salida del poder político no solucionaba la crisis en la que estaba sumergida la sociedad mexicana. El verdadero problema lo creaba la condición miserable en que estaba el 95% de la población; el poder que sobre la débil economía mexicana tenía la clase extranjera y los grupos privilegiados. Los bancos, las minas, el comercio, las tierras, estaban bajo la influencia de este grupo. Era un 5% de la población la que controlaba el resto de la sociedad. Cabrera escribió acertadamente: "Pedir al General Díaz que a su edad cambie su gobierno dictatorial y oligárquico, en gobierno democrático e igualitario, es tanto como pedirle que cambie de ideas, de sentimientos y de afectos". Denunció en el "Dictamen" de Veracruz, la incompetencia del grupo de "Los Científicos" que en 18 años de estar en el gobierno no se habían dado cuenta de las nuevas necesidades del país. Los acusaba de estar equivocados en su teoría de gobernar exclusivamente con "principios científicos" de donde les venía el peyorativo sobrenombre.

En el artículo denominado "La Solución del Conflicto", publicado en el periódico "La Opinión" de Veracruz, ya que ningún periódico de la capital aceptó publicarlo; hace un llamado a Díaz para que deje el poder. Resume y analiza los problemas que afligían a México. Es este el momento más alto de Luis Cabrera, su capacidad para llevar a un lenguaje sencillo y didáctico los argumentos más precisos eran inmejorables. Para concluir esta parte, diremos que Luis Cabrera sostenía la necesidad histórica de una nueva Constitución que superara a la de 1857; con leyes derivadas de ella, que garantizaran a toda la sociedad sus libertades políticas y civiles. Más tarde vendría el magnicidio del presidente Madero. El levantamiento en su contra del Varón de Cuatro Ciénegas, Venustiano Carranza y con esto el encuentro con Luis Cabrera, dos titanes revolucionarios que con su amistad y su desmedido amor por el futuro de México, construyeron en la Constitución de 1917 la columna vertebral de la conducta del actual país en que vivimos.

correo: notario177@msn.com

Octavio Paz define a Luis Cabrera como uno de los hombres más lúcidos de la Revolución Mexicana.

Para Paz, Luis Cabrera es: "Cerebro", "ideólogo", "intelectual", "conciencia de la Revolución Mexicana". A lo largo de "El Laberinto de la Soledad" encomia a Luis Cabrera como un revolucionario ejemplar. Obra que por cierto, dicho entre paréntesis, es un retrato de las diferentes caras de los mexicanos. Un viaje hacia nosotros mismos, para usar las virtudes de las propiedades metafóricas.

Luis Cabrera, Licenciado Blas Urrea y Lucas Rivera, son una misma persona que lucharon contra la dictadura porfirista de manera profunda y valiente y con voluntad de estadista. Luis Cabrera utilizó los seudónimos de Blas Urrea para combatir con la prensa política al decadente porfiriato, y Lucas Rivera, era el seudónimo con que firmaba sus trabajos literarios y sus sensacionales caricaturas políticas. Los seudónimos eran anagramas formados con las letras de su nombre. Fue un hombre de poderosa inteligencia, se manifestó como un intelectual consumado; persiguió distintos intereses con un fervor casi religioso, combinando carreras diversas. Su vida la dedicó a descubrir la verdad como él la concebía.

Guardó increíble lealtad a Venustiano Carranza, dándose entre estos dos gigantes una recíproca amistad llena de confianza y de respeto. Cabrera veía en Carranza al hombre que llevaría la Revolución a la legalidad. A su muerte, Luis Cabrera pronunció la oración póstuma en donde con prístina elocuencia dijo que Carranza era el mejor hombre de la Revolución; "el hombre que supo nacer, supo vivir y supo morir".

En Luis Cabrera, Carranza encontró al intelectual preocupado por su patria y por su tiempo; percibió su objetividad intelectual. Mientras que los otros intelectuales de la Revolución se dedicaban a formar sociedades para conciertos y conferencias o apoyaban a Vasconcelos en sus jornadas metafísicas y culturales. Luis Cabrera entregaba su inteligencia y cultura al servicio de las causas nacionales. Preocupándose del futuro de las clases campesinas, no en vano, es el autor de la histórica Ley del 6 de enero de 1915, que dio pie a una verdadera Revolución Agraria que los tiempos y los gobiernos convirtieron en un auténtico pandemónium.

Fue intelectual, revolucionario, escritor, periodista, político, literato, crítico, jurista, caricaturista, y un leal servidor del gobierno de Venustiano Carranza.

No aceptó ser funcionario en ningún otro Gobierno (esto los chambistas de hoy no lo entenderían). Rechazó en dos ocasiones la oportunidad de ser candidato a la Presidencia de la República; la primera vez al ofrecérsela un sobreviviente grupo del carrancismo en 1934, y en 1946 el Partido Acción Nacional le ofreció la candidatura para enfrentarlo a Miguel Alemán Valdez, pero no aceptó.

Cabrera nació en Zacatlán de las Manzanas, Puebla, el 17 de julio de 1876, hace más de cien años; fue uno de los ocho hijos de Cesáreo Cabrera y Gertrudis Lobato.

Su infancia no fue económicamente boyante; suspendió sus estudios de abogado temporalmente por falta de recursos económicos, trabajó de profesor y periodista, iniciándose desde muy temprano en la actividad del periodismo, que nunca abandonaría y que conoció a fondo desempeñando las tareas de cajista y corrector de pruebas. También fue cronista de teatro y de toros.

Era sobrino de don Daniel Cabrera, el inolvidable director de "El Hijo del Ahuizote" periódico de oposición al gobierno de Porfirio Díaz. Los constantes encarcelamientos del director del diario permitieron al joven sobrino estar al frente de la dirección del periódico; allí están las profundas raíces de Luis Cabrera con el periodismo político, con el sarcasmo y el culto lenguaje que desde un principio aprendió a manejar; así como sus magistrales caricaturas políticas que con el tiempo se convertirían en el sello característico de su arrollante personalidad.

Se recibió de abogado en 1901, ejerciendo inmediatamente la profesión a la que se dedicó por más de 50 años. Fue profesor de Derecho Civil en la Facultad de Leyes y posteriormente director de la Facultad de Jurisprudencia de la UNAM. Irrumpe en la política en 1909, escribiendo sobre los temas nacionales que lo consagrarían en la prensa independiente del México revolucionario bajo el seudónimo de "Licenciado Blas Urrea". Para Luis Cabrera, Porfirio Díaz era solo una parte del problema, su salida del poder político no solucionaba la crisis en la que estaba sumergida la sociedad mexicana. El verdadero problema lo creaba la condición miserable en que estaba el 95% de la población; el poder que sobre la débil economía mexicana tenía la clase extranjera y los grupos privilegiados. Los bancos, las minas, el comercio, las tierras, estaban bajo la influencia de este grupo. Era un 5% de la población la que controlaba el resto de la sociedad. Cabrera escribió acertadamente: "Pedir al General Díaz que a su edad cambie su gobierno dictatorial y oligárquico, en gobierno democrático e igualitario, es tanto como pedirle que cambie de ideas, de sentimientos y de afectos". Denunció en el "Dictamen" de Veracruz, la incompetencia del grupo de "Los Científicos" que en 18 años de estar en el gobierno no se habían dado cuenta de las nuevas necesidades del país. Los acusaba de estar equivocados en su teoría de gobernar exclusivamente con "principios científicos" de donde les venía el peyorativo sobrenombre.

En el artículo denominado "La Solución del Conflicto", publicado en el periódico "La Opinión" de Veracruz, ya que ningún periódico de la capital aceptó publicarlo; hace un llamado a Díaz para que deje el poder. Resume y analiza los problemas que afligían a México. Es este el momento más alto de Luis Cabrera, su capacidad para llevar a un lenguaje sencillo y didáctico los argumentos más precisos eran inmejorables. Para concluir esta parte, diremos que Luis Cabrera sostenía la necesidad histórica de una nueva Constitución que superara a la de 1857; con leyes derivadas de ella, que garantizaran a toda la sociedad sus libertades políticas y civiles. Más tarde vendría el magnicidio del presidente Madero. El levantamiento en su contra del Varón de Cuatro Ciénegas, Venustiano Carranza y con esto el encuentro con Luis Cabrera, dos titanes revolucionarios que con su amistad y su desmedido amor por el futuro de México, construyeron en la Constitución de 1917 la columna vertebral de la conducta del actual país en que vivimos.

correo: notario177@msn.com