/ miércoles 27 de febrero de 2019

Con café y a media luz | ¿Un nuevo elefante blanco?

Una de las estrategias que más interés causó en su momento, en la zona conurbada, fue la inversión para convertir en atractivo turístico al llamado Canal de La Cortadura -este pequeño brazo de río que nutre el cuerpo de agua de la Laguna del Carpintero-prometiéndose, incluso que, con el dinero destinado, se convertiría en el “Paseo Santa Lucía” del sur de Tamaulipas, en clara referencia comparativa con el parque que existe en la capital neoleonesa.

Para tal efecto era necesario lograr el convencimiento de locatarios, habitantes de ese sector y sociedad en general y, aunque se hicieron las gestiones correspondientes, el éxito se consideró parcial, pues la oferta realizada para una familia que tiene su domicilio en la ribera citada no fue la mejor y, como quizá usted o yo lo hubiéramos hecho, defendió su patrimonio real y tangible, consiguiendo no ser removida de allí.

En el caso de los exlocatarios del mercado “Macalito”, nombre que se originó por el comercio de productos de importación que eran introducidos al mercado mexicano desde la ciudad de McAllen en el valle de Texas gracias a la informalidad y todas sus prebendas y canonjías; en su totalidad fueron removidos a un improvisado conjunto de establecimientos que continúan en la margen del vaso lacustre que mencioné párrafos arriba.

Si bien es cierto que, desde principios de este siglo, las ventas del “Macalito” se desplomaron y la “fayuca” ya no era tan atractiva para los habitantes de esta región, también es verdad que después de ser colocados en los jardines de la laguna, a pesar del tránsito constante de personas, el índice de ganancias se desplomó hasta ser convertido en, prácticamente, nada. Hecho que ha ocasionado molestias en la agrupación de vendedores del lugar que ya “no ven lo duro, sino lo tupido”.

Cabe hacer mención que han hecho esfuerzos considerables para reavivar el comercio, como en los últimos días que se llevó al cabo un evento tipo homenaje y remembranza al conjunto “The Beatles”, este cuarteto originario de Liverpool, que es plenamente conocido por todos los aficionados a la música rock.

Sin embargo, el “sueño” de volver a la zona del canal se ha vuelto imposible, pues lo que tal vez nunca se consideró, es que los dueños de los espacios que aún existen allí, iban a encarecer las rentas de sus locales derivado del impacto indirecto que la inversión tuvo al aumentar la plusvalía de la zona y aunque todo esto suena lógico, hace falta un factor para que la ecuación termine de dar frutos: los paseantes.

Y es que ese punto geográfico no se ha consolidado en el interés de los lugareños y, mucho menos de los visitantes, que se incrementan nada más en las temporadas de Semana Santa y de vacaciones de verano, detalle que no resulta muy edificante para los actores comerciales que deberán esperar esas fechas en el año para poder percibir un flujo de ganancias más o menos significativo para satisfacer las necesidades elementales de una familia mexicana promedio y aun así no es representativo.

En otras palabras, aún no es negocio el establecerse allí.

Lamentablemente hace días leí en EL SOL DE TAMPICO que los locales en el "Macalito” se habían encarecido más del 100% y el entrevistado reseñaba hasta un 300% de incremento en el valor de las rentas, lo que, en un momento dado, si las cosas continúan como hasta la fecha, indicaría una futura desolación en ese sector si es que la administración actual no pone “manos a la obra” al promover la asistencia a ese lugar, lo cual ya deberá ser considerado como imperativo y ya se deberían pensar algunas estrategias emergentes a este respecto.

Quizá, a través de la Dirección de Cultura pudiera efectuarse un programa artístico permanente los fines de semana, además de que algunos grupos de arte dramático puedan ensayar en sus jardines de lunes a jueves por las tardes. Tal vez la Dirección de Deportes pudiera aprovechar el lugar para realizar un torneo de ajedrez o brindar exhibiciones de las diferentes disciplinas que se practican en el Polideportivo que está a escasas cuadras.

También es verdad que todos nosotros estamos obligados a cuidar esos espacios para que continúen en las mejores condiciones para su disfrute. Recordará la anécdota que le narré en la que una dama de cierta colonia vecina a ese lugar, llevó a su perro a realizar deposiciones en el pasto artificial donde están los juegos para niños y en el que se les solicita estar descalzos por el cuidado que se le debe procurar al material.

Si recapitulamos la fórmula, nos percataremos que estamos inmersos todos: ciudadanía, gobierno, locatarios y comerciantes para lograr que el antiguo “Macalito” produzca empleos y circulante; de lo contrario, se volverá un “elefante blanco” inerte y, a la larga, un espacio en abandono que más que centro de comercio, terminará por ser una zona de riesgo en la que el dinero “se lo llevó la corriente”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Una de las estrategias que más interés causó en su momento, en la zona conurbada, fue la inversión para convertir en atractivo turístico al llamado Canal de La Cortadura -este pequeño brazo de río que nutre el cuerpo de agua de la Laguna del Carpintero-prometiéndose, incluso que, con el dinero destinado, se convertiría en el “Paseo Santa Lucía” del sur de Tamaulipas, en clara referencia comparativa con el parque que existe en la capital neoleonesa.

Para tal efecto era necesario lograr el convencimiento de locatarios, habitantes de ese sector y sociedad en general y, aunque se hicieron las gestiones correspondientes, el éxito se consideró parcial, pues la oferta realizada para una familia que tiene su domicilio en la ribera citada no fue la mejor y, como quizá usted o yo lo hubiéramos hecho, defendió su patrimonio real y tangible, consiguiendo no ser removida de allí.

En el caso de los exlocatarios del mercado “Macalito”, nombre que se originó por el comercio de productos de importación que eran introducidos al mercado mexicano desde la ciudad de McAllen en el valle de Texas gracias a la informalidad y todas sus prebendas y canonjías; en su totalidad fueron removidos a un improvisado conjunto de establecimientos que continúan en la margen del vaso lacustre que mencioné párrafos arriba.

Si bien es cierto que, desde principios de este siglo, las ventas del “Macalito” se desplomaron y la “fayuca” ya no era tan atractiva para los habitantes de esta región, también es verdad que después de ser colocados en los jardines de la laguna, a pesar del tránsito constante de personas, el índice de ganancias se desplomó hasta ser convertido en, prácticamente, nada. Hecho que ha ocasionado molestias en la agrupación de vendedores del lugar que ya “no ven lo duro, sino lo tupido”.

Cabe hacer mención que han hecho esfuerzos considerables para reavivar el comercio, como en los últimos días que se llevó al cabo un evento tipo homenaje y remembranza al conjunto “The Beatles”, este cuarteto originario de Liverpool, que es plenamente conocido por todos los aficionados a la música rock.

Sin embargo, el “sueño” de volver a la zona del canal se ha vuelto imposible, pues lo que tal vez nunca se consideró, es que los dueños de los espacios que aún existen allí, iban a encarecer las rentas de sus locales derivado del impacto indirecto que la inversión tuvo al aumentar la plusvalía de la zona y aunque todo esto suena lógico, hace falta un factor para que la ecuación termine de dar frutos: los paseantes.

Y es que ese punto geográfico no se ha consolidado en el interés de los lugareños y, mucho menos de los visitantes, que se incrementan nada más en las temporadas de Semana Santa y de vacaciones de verano, detalle que no resulta muy edificante para los actores comerciales que deberán esperar esas fechas en el año para poder percibir un flujo de ganancias más o menos significativo para satisfacer las necesidades elementales de una familia mexicana promedio y aun así no es representativo.

En otras palabras, aún no es negocio el establecerse allí.

Lamentablemente hace días leí en EL SOL DE TAMPICO que los locales en el "Macalito” se habían encarecido más del 100% y el entrevistado reseñaba hasta un 300% de incremento en el valor de las rentas, lo que, en un momento dado, si las cosas continúan como hasta la fecha, indicaría una futura desolación en ese sector si es que la administración actual no pone “manos a la obra” al promover la asistencia a ese lugar, lo cual ya deberá ser considerado como imperativo y ya se deberían pensar algunas estrategias emergentes a este respecto.

Quizá, a través de la Dirección de Cultura pudiera efectuarse un programa artístico permanente los fines de semana, además de que algunos grupos de arte dramático puedan ensayar en sus jardines de lunes a jueves por las tardes. Tal vez la Dirección de Deportes pudiera aprovechar el lugar para realizar un torneo de ajedrez o brindar exhibiciones de las diferentes disciplinas que se practican en el Polideportivo que está a escasas cuadras.

También es verdad que todos nosotros estamos obligados a cuidar esos espacios para que continúen en las mejores condiciones para su disfrute. Recordará la anécdota que le narré en la que una dama de cierta colonia vecina a ese lugar, llevó a su perro a realizar deposiciones en el pasto artificial donde están los juegos para niños y en el que se les solicita estar descalzos por el cuidado que se le debe procurar al material.

Si recapitulamos la fórmula, nos percataremos que estamos inmersos todos: ciudadanía, gobierno, locatarios y comerciantes para lograr que el antiguo “Macalito” produzca empleos y circulante; de lo contrario, se volverá un “elefante blanco” inerte y, a la larga, un espacio en abandono que más que centro de comercio, terminará por ser una zona de riesgo en la que el dinero “se lo llevó la corriente”.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!