/ domingo 8 de diciembre de 2019

Una Oración por lo esencial


Ahora que un nuevo año se avecina, quizás en nuestras tradicionales oraciones estacionales, podríamos incluir esta, con la esperanza de un mejor futuro para nuestro mundo

Señor, Dios de nuestros padres y Padre nuestro, concédenos creer como el poeta, que lo esencial es invisible para los ojos y sólo se ve con el corazón.

No permitas que el hombre, soberbio en su pequeñez, piense que sólo es esencial lo que puede ver, lo que le deja utilidad o lo que le adula, o que los asuntos del corazón son sólo malos negocios Y que no vea los valores como fórmulas anticuadas e irrelevantes en esta época de las mentes pragmáticas, del mercado global y los sistemas digitales.

Que no dejemos de luchar en la búsqueda del progreso material, pero sólo de aquel que no nos impida seguir disfrutando del atardecer, de la llovizna temprana, del esplendor de los girasoles y podamos por las noches contemplar las estrellas, que “ azules titilan a lo lejos”

Que usemos la tecnología, la más brillante y avanzada, pero que sepamos rechazar aquella que ahogue a nuestros niños y a nuestros viejos. Que busquemos el cambio para humanizarnos, no para convertirnos en robots. Y que sepamos disfrutar también la calidez de la plática con nuestros amigos, y no sólo lo hagamos a través de las “redes sociales”

Que podamos crear máquinas que nos sirvan como medios, pero que no se nos conviertan en fines en sí mismas. Que nunca permitamos que nos avasalle el poder, la vanidad o la ambición. Que en vez de sombríos artefactos de guerra haya segadoras y cosechadoras y en lugar de misiles destructores haya escuelas y hospitales. Que el niño que antes se divertía volando una cometa y hoy lo hace con un dron, no quiera convertir ese juguete en el preludio de un aniquilamiento preconcebida en la mente malvada del poderoso. No permitas que su inocencia sea interrumpida por el depredador perverso, porque eso es abominación delante de Ti. Y que por la noche, el hombre rece a su Creador y no a un holograma.

Te pedimos porque quienes gobiernan hoy la tierra, o pretendan mañana hacerlo, privilegien, hasta donde sea posible, la fuerza de la razón para que así la paz nos acompañe siempre. Que nos unan en lugar de dividirnos, que construyan puentes en vez de muros .y que piensen que siempre será mejor sembrar el amor que el odio, porque de este sólo puede cosecharse la frustración y el exterminio. Que no insistan en destruir el planeta en aras de un supuesto progreso irrefrenable. Que haya esperanza para los ecosistemas y que el hombre arranque de su corazón la trágica perversidad de trastocar sus ciclos con la sesuda explicación del progreso y el beneficio colectivo, recurso simplista para el que sólo sabe mentir y decir verdades a medias.

No permitas la destrucción de las especies por placer o por crueldad. Que el hombre no atente contra su hermano el hombre, ni pretenda adueñarse de su hábitat, sólo para su beneficio o peor aún, para extinguirlo. Que la inteligencia no se emplee para seducir, ni el poder se use como amenaza, sino como servicio. Porque en verdad es cierto que, al final, nadie vendrá a salvarnos de nosotros mismos si no sabemos actuar sabiamente.

Permite que disfrutemos los lazos de la amistad, la permanencia de la familia y la incólume fortaleza del hogar. Que el corazón humano no abandone la ternura y el afecto para privilegiar sólo la superficialidad del trato que busca resultados. Que sepamos gozar el don maravilloso de compartir con aquellos que amamos. Y que pensemos que lo único que puede romper las cadenas del odio, es la poderosa fuerza del amor. Y que el hombre disfrute tanto de la aurora temprana como de la brisa de la tarde y que Tú estés ahí para platicar con él.

Queremos que la gente siga siendo, como dice el poeta, la más aquilatada esencia del universo, que tenga como misión crecer y tecnificarse pero conservando los cielos azules, los ríos limpios y las especies gloriosas en su cadena de vida. Y que pensemos siempre y firmemente, como dice Tagore, “que quien no vive para servir no sirve para vivir”.

Te pedimos que en el corazón de los brillantes hombres de empresa esté siempre la justicia, en los trabajadores la honestidad, en las mujeres el celo por su dignidad, en los niños la inocencia y, en todos nosotros, los principios universales que hacen posible la sana convivencia humana. Que tengamos amigos, no sólo compromisos, que nuestras familias no sean sociedades anónimas de responsabilidad limitada, que la pareja se colme a sí misma y que creamos, esperemos y amemos siempre.

De alguna manera permite, Señor, que volvamos a lo básico. De otra forma, nuestro deslumbrante cuanto anhelado y seductor progreso y su frágil mundo de oropel, serán sólo una amenaza a lo verdaderamente importante. Porque es cierto lo que expresó el filósofo; “Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca”.

Solamente así podremos entender que luchar por lo auténticamente valioso, es lo único que nos hará usar sabiamente los talentos que Tú nos diste para hacer de ésta, nuestra casa común, un mejor lugar para vivir. Porque, paradójicamente, será hasta entonces que podremos en verdad poseer la tierra.

…un hombre vale, sólo en la medida en que ha podido despojarse de su egoísmo…

A. Einstein


Ahora que un nuevo año se avecina, quizás en nuestras tradicionales oraciones estacionales, podríamos incluir esta, con la esperanza de un mejor futuro para nuestro mundo

Señor, Dios de nuestros padres y Padre nuestro, concédenos creer como el poeta, que lo esencial es invisible para los ojos y sólo se ve con el corazón.

No permitas que el hombre, soberbio en su pequeñez, piense que sólo es esencial lo que puede ver, lo que le deja utilidad o lo que le adula, o que los asuntos del corazón son sólo malos negocios Y que no vea los valores como fórmulas anticuadas e irrelevantes en esta época de las mentes pragmáticas, del mercado global y los sistemas digitales.

Que no dejemos de luchar en la búsqueda del progreso material, pero sólo de aquel que no nos impida seguir disfrutando del atardecer, de la llovizna temprana, del esplendor de los girasoles y podamos por las noches contemplar las estrellas, que “ azules titilan a lo lejos”

Que usemos la tecnología, la más brillante y avanzada, pero que sepamos rechazar aquella que ahogue a nuestros niños y a nuestros viejos. Que busquemos el cambio para humanizarnos, no para convertirnos en robots. Y que sepamos disfrutar también la calidez de la plática con nuestros amigos, y no sólo lo hagamos a través de las “redes sociales”

Que podamos crear máquinas que nos sirvan como medios, pero que no se nos conviertan en fines en sí mismas. Que nunca permitamos que nos avasalle el poder, la vanidad o la ambición. Que en vez de sombríos artefactos de guerra haya segadoras y cosechadoras y en lugar de misiles destructores haya escuelas y hospitales. Que el niño que antes se divertía volando una cometa y hoy lo hace con un dron, no quiera convertir ese juguete en el preludio de un aniquilamiento preconcebida en la mente malvada del poderoso. No permitas que su inocencia sea interrumpida por el depredador perverso, porque eso es abominación delante de Ti. Y que por la noche, el hombre rece a su Creador y no a un holograma.

Te pedimos porque quienes gobiernan hoy la tierra, o pretendan mañana hacerlo, privilegien, hasta donde sea posible, la fuerza de la razón para que así la paz nos acompañe siempre. Que nos unan en lugar de dividirnos, que construyan puentes en vez de muros .y que piensen que siempre será mejor sembrar el amor que el odio, porque de este sólo puede cosecharse la frustración y el exterminio. Que no insistan en destruir el planeta en aras de un supuesto progreso irrefrenable. Que haya esperanza para los ecosistemas y que el hombre arranque de su corazón la trágica perversidad de trastocar sus ciclos con la sesuda explicación del progreso y el beneficio colectivo, recurso simplista para el que sólo sabe mentir y decir verdades a medias.

No permitas la destrucción de las especies por placer o por crueldad. Que el hombre no atente contra su hermano el hombre, ni pretenda adueñarse de su hábitat, sólo para su beneficio o peor aún, para extinguirlo. Que la inteligencia no se emplee para seducir, ni el poder se use como amenaza, sino como servicio. Porque en verdad es cierto que, al final, nadie vendrá a salvarnos de nosotros mismos si no sabemos actuar sabiamente.

Permite que disfrutemos los lazos de la amistad, la permanencia de la familia y la incólume fortaleza del hogar. Que el corazón humano no abandone la ternura y el afecto para privilegiar sólo la superficialidad del trato que busca resultados. Que sepamos gozar el don maravilloso de compartir con aquellos que amamos. Y que pensemos que lo único que puede romper las cadenas del odio, es la poderosa fuerza del amor. Y que el hombre disfrute tanto de la aurora temprana como de la brisa de la tarde y que Tú estés ahí para platicar con él.

Queremos que la gente siga siendo, como dice el poeta, la más aquilatada esencia del universo, que tenga como misión crecer y tecnificarse pero conservando los cielos azules, los ríos limpios y las especies gloriosas en su cadena de vida. Y que pensemos siempre y firmemente, como dice Tagore, “que quien no vive para servir no sirve para vivir”.

Te pedimos que en el corazón de los brillantes hombres de empresa esté siempre la justicia, en los trabajadores la honestidad, en las mujeres el celo por su dignidad, en los niños la inocencia y, en todos nosotros, los principios universales que hacen posible la sana convivencia humana. Que tengamos amigos, no sólo compromisos, que nuestras familias no sean sociedades anónimas de responsabilidad limitada, que la pareja se colme a sí misma y que creamos, esperemos y amemos siempre.

De alguna manera permite, Señor, que volvamos a lo básico. De otra forma, nuestro deslumbrante cuanto anhelado y seductor progreso y su frágil mundo de oropel, serán sólo una amenaza a lo verdaderamente importante. Porque es cierto lo que expresó el filósofo; “Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca”.

Solamente así podremos entender que luchar por lo auténticamente valioso, es lo único que nos hará usar sabiamente los talentos que Tú nos diste para hacer de ésta, nuestra casa común, un mejor lugar para vivir. Porque, paradójicamente, será hasta entonces que podremos en verdad poseer la tierra.

…un hombre vale, sólo en la medida en que ha podido despojarse de su egoísmo…

A. Einstein