/ lunes 17 de agosto de 2020

Verba luminis | El mejor día de tu vida, hoy…

In memoriam de Alfonso Ramírez Luna.

"Amar es siempre dar de lo que se tiene, de lo que se puede y sobre todo de lo que es. En el amor hay entrega y sacrificio. Por eso Jesucristo dijo… "No hay amor más grande que el aquél que da la vida por los demás: escuchándolos, confortándolos, ayudándoles, dándoles del tiempo del que se dispone, interesándose en sus problemas"… "El hombre debe de entender que es único e irrepetible, y lo que importa es lo que piensa de sí mismo... conócete a ti mismo"... "Somos verdaderos hombres cuando somos capaces de controlar nuestros sentimientos, pasiones y emociones y subordinarlos a la razón y a la voluntad"... El que no vive para servir, no sirve para vivir… "Dios, la familia y el hombre es mi objetivo central y lo principal es saber que Dios me ama"… Frases de las muchas que las cuales repetía con frecuencia, Monseñor, Alfonso Ramírez Luna.

Era la mañana de un sábado 8 de agosto del 2020 y mi sorpresa fue grande, como la de tantos otros que lo amaban y se enteraron de su inesperada muerte. El dolor fue muy personal para cada uno. Nuestro querido Padre Poncho como era cariñosamente conocido, aquel excelente ser humano, de quien reconozco uno de los más sabios y cultos, lleno del espíritu santo había partido a la casa del Padre… Ya no estaría allí, en esos lugares donde solíamos encontrarlo… Ya no se escucharía en la radio su voz cada mañana: El mejor día de tu vida, hoy.

Monseñor Alfonso Ramírez Luna, amaba la verdad sobre cualquier cosa y tomó como la mejor fuente del saber la misma realidad. Siempre aceptó la realidad, y el vivir momento a momento, “Este es el único momento que hay, el ayer ya se fue, Cristo es el camino de la verdad y la vida”… Repetía con frecuencia. Era un hombre de gran capacidad intelectual, meditativa, analítica, reflexiva. Una persona muy culta, muy documentada, muy erudita, pero al mismo tiempo muy modesta, además muy disciplinado, equilibrado, dueño de una gran capacidad oratoria, escucharlo era una verdadera delicia, amable y agradable en su trato, optimista, lleno de esperanza, sencillo, de gran calidad humana, preocupado por los demás como su gran preocupación por apoyar a alcohólicos anónimos, entre sus muchas obras. Inspiraba una gran paz y espiritualidad, tenía un Don de consejo, y Don de gentes y todo mundo que lo trataba sentía algo especial al acercársele. Un áurea de espiritualidad extraña lo envolvía e irradiaba a los demás con todos los rasgos de su personalidad… Un auténtico siervo de Dios, de Cristo y de su Iglesia… Y terminaba diciendo: “Toda la noche Padre, velasté mi descanso”… Y su bendición final… Que Dios los bendiga y los guarde “Que vaya delante de ustedes para guiarlos, detrás de ustedes para protegerlos, y dentro ustedes para darles sentido a su vida”… Y vayan a vivir amando a los demás como Cristo nos ha amado… El legado de Alfonso Ramírez Luna.

cesar.fentanesbanda@gmail.com

In memoriam de Alfonso Ramírez Luna.

"Amar es siempre dar de lo que se tiene, de lo que se puede y sobre todo de lo que es. En el amor hay entrega y sacrificio. Por eso Jesucristo dijo… "No hay amor más grande que el aquél que da la vida por los demás: escuchándolos, confortándolos, ayudándoles, dándoles del tiempo del que se dispone, interesándose en sus problemas"… "El hombre debe de entender que es único e irrepetible, y lo que importa es lo que piensa de sí mismo... conócete a ti mismo"... "Somos verdaderos hombres cuando somos capaces de controlar nuestros sentimientos, pasiones y emociones y subordinarlos a la razón y a la voluntad"... El que no vive para servir, no sirve para vivir… "Dios, la familia y el hombre es mi objetivo central y lo principal es saber que Dios me ama"… Frases de las muchas que las cuales repetía con frecuencia, Monseñor, Alfonso Ramírez Luna.

Era la mañana de un sábado 8 de agosto del 2020 y mi sorpresa fue grande, como la de tantos otros que lo amaban y se enteraron de su inesperada muerte. El dolor fue muy personal para cada uno. Nuestro querido Padre Poncho como era cariñosamente conocido, aquel excelente ser humano, de quien reconozco uno de los más sabios y cultos, lleno del espíritu santo había partido a la casa del Padre… Ya no estaría allí, en esos lugares donde solíamos encontrarlo… Ya no se escucharía en la radio su voz cada mañana: El mejor día de tu vida, hoy.

Monseñor Alfonso Ramírez Luna, amaba la verdad sobre cualquier cosa y tomó como la mejor fuente del saber la misma realidad. Siempre aceptó la realidad, y el vivir momento a momento, “Este es el único momento que hay, el ayer ya se fue, Cristo es el camino de la verdad y la vida”… Repetía con frecuencia. Era un hombre de gran capacidad intelectual, meditativa, analítica, reflexiva. Una persona muy culta, muy documentada, muy erudita, pero al mismo tiempo muy modesta, además muy disciplinado, equilibrado, dueño de una gran capacidad oratoria, escucharlo era una verdadera delicia, amable y agradable en su trato, optimista, lleno de esperanza, sencillo, de gran calidad humana, preocupado por los demás como su gran preocupación por apoyar a alcohólicos anónimos, entre sus muchas obras. Inspiraba una gran paz y espiritualidad, tenía un Don de consejo, y Don de gentes y todo mundo que lo trataba sentía algo especial al acercársele. Un áurea de espiritualidad extraña lo envolvía e irradiaba a los demás con todos los rasgos de su personalidad… Un auténtico siervo de Dios, de Cristo y de su Iglesia… Y terminaba diciendo: “Toda la noche Padre, velasté mi descanso”… Y su bendición final… Que Dios los bendiga y los guarde “Que vaya delante de ustedes para guiarlos, detrás de ustedes para protegerlos, y dentro ustedes para darles sentido a su vida”… Y vayan a vivir amando a los demás como Cristo nos ha amado… El legado de Alfonso Ramírez Luna.

cesar.fentanesbanda@gmail.com