/ lunes 4 de abril de 2022

Verba luminis | El significado de la Cuaresma...

Semana santa

Estamos en la época de mayor reflexión, meditación profunda sobre el significado de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo en lo que se denomina Semana Santa.

Independientemente de cualquier creencia, credo religioso, creyentes o no creyentes, debemos de reconocer, alejado de todo dogma, que la Fe en Jesucristo y en su palabra descrita en los evangelios ilumina los principios que son el único e insustituible fundamento de estable tranquilidad en que se apoya nuestra vida interior, y también la vida pública, además -me atrevo a afirmar- la prosperidad de una nación. Ante las graves formas de injusticia social, discriminación, violencia, abandono de niños enfermos y ancianos, se agudiza cada vez más la necesidad de una radical renovación personal y social capaz de asegurar, justicia, solidaridad, honestidad y trasparencia. Siempre será una verdad que el mundo se cambia desde el hombre, y el hombre se cambia desde el interior. Si queremos una mejor sociedad debemos de empezar a cambiar nosotros mismos.

Las enseñanzas de Jesucristo establecen que la salvación no es comunitaria, sino personal. Es cada hombre personal e individualmente quien decide lo que se llama salvación o condenación. Por eso no se puede decir que una sociedad es justa en el mismo sentido en el que se afirma que un hombre es justo. Los cristianos no debemos olvidar que Jesucristo se opuso terminantemente a todos los intentos de convertirse en un mesías político, y de ser utilizado para cualquier tipo de reivindicaciones político-sociales, con independencia de la posible justicia de dichas reivindicaciones. Jesús nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana y por tanto de la transformación del mundo es el mandamiento nuevo del amor. Es necesario demostrar que el amor es la única fuerza que puede conducir a la perfección personal y social y mover nuestra vida y aún cambiar el rumbo de nuestra historia.

Las anteriores reflexiones no son producto de un emocionalismo o dogma religioso, ni una simple exposición de tesis, sino que debemos tener una Fe en estado de ciencia, es la inteligencia de la fe. La reflexión y meditación parte de la fe para explicar los hechos y los problemas del hombre, y toda la realidad y la problemática del mundo en el que se vive se debe dar una explicación desde el fundamento de una visión cristiana. Los creyentes sabemos que el amor es el motivo por el cual Dios entra en relación con el hombre. Es también el amor lo que Él espera como respuesta del hombre. Por eso el amor es la forma más alta y más noble de relación de los seres humanos entre sí. El amor debe animar todos los aspectos de la vida humana extendiéndose igualmente al orden internacional. El amor a Cristo y a nuestros hermanos será no solo la fuerza liberadora de la justicia y la opresión, sino inspiradora de la justicia social, entendida como concepción de vida y como impulso hacia el desarrollo integral de nuestros pueblos… Es el mismo Dios quien envía a su hijo para que venga a liberar a todos los hombres del pecado, la ignorancia, la miseria, la opresión, la injusticia y el odio, por ello necesitamos una profunda conversión a fin de que llegue a nosotros el reino de justicia, de amor y de paz. Vivamos esta Cuaresma en su verdadero significado. Ese es el reto.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com

Semana santa

Estamos en la época de mayor reflexión, meditación profunda sobre el significado de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo en lo que se denomina Semana Santa.

Independientemente de cualquier creencia, credo religioso, creyentes o no creyentes, debemos de reconocer, alejado de todo dogma, que la Fe en Jesucristo y en su palabra descrita en los evangelios ilumina los principios que son el único e insustituible fundamento de estable tranquilidad en que se apoya nuestra vida interior, y también la vida pública, además -me atrevo a afirmar- la prosperidad de una nación. Ante las graves formas de injusticia social, discriminación, violencia, abandono de niños enfermos y ancianos, se agudiza cada vez más la necesidad de una radical renovación personal y social capaz de asegurar, justicia, solidaridad, honestidad y trasparencia. Siempre será una verdad que el mundo se cambia desde el hombre, y el hombre se cambia desde el interior. Si queremos una mejor sociedad debemos de empezar a cambiar nosotros mismos.

Las enseñanzas de Jesucristo establecen que la salvación no es comunitaria, sino personal. Es cada hombre personal e individualmente quien decide lo que se llama salvación o condenación. Por eso no se puede decir que una sociedad es justa en el mismo sentido en el que se afirma que un hombre es justo. Los cristianos no debemos olvidar que Jesucristo se opuso terminantemente a todos los intentos de convertirse en un mesías político, y de ser utilizado para cualquier tipo de reivindicaciones político-sociales, con independencia de la posible justicia de dichas reivindicaciones. Jesús nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana y por tanto de la transformación del mundo es el mandamiento nuevo del amor. Es necesario demostrar que el amor es la única fuerza que puede conducir a la perfección personal y social y mover nuestra vida y aún cambiar el rumbo de nuestra historia.

Las anteriores reflexiones no son producto de un emocionalismo o dogma religioso, ni una simple exposición de tesis, sino que debemos tener una Fe en estado de ciencia, es la inteligencia de la fe. La reflexión y meditación parte de la fe para explicar los hechos y los problemas del hombre, y toda la realidad y la problemática del mundo en el que se vive se debe dar una explicación desde el fundamento de una visión cristiana. Los creyentes sabemos que el amor es el motivo por el cual Dios entra en relación con el hombre. Es también el amor lo que Él espera como respuesta del hombre. Por eso el amor es la forma más alta y más noble de relación de los seres humanos entre sí. El amor debe animar todos los aspectos de la vida humana extendiéndose igualmente al orden internacional. El amor a Cristo y a nuestros hermanos será no solo la fuerza liberadora de la justicia y la opresión, sino inspiradora de la justicia social, entendida como concepción de vida y como impulso hacia el desarrollo integral de nuestros pueblos… Es el mismo Dios quien envía a su hijo para que venga a liberar a todos los hombres del pecado, la ignorancia, la miseria, la opresión, la injusticia y el odio, por ello necesitamos una profunda conversión a fin de que llegue a nosotros el reino de justicia, de amor y de paz. Vivamos esta Cuaresma en su verdadero significado. Ese es el reto.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com