/ lunes 2 de mayo de 2022

Verba luminis | Elecciones y redes sociales

El poder de las redes sociales ha demostrado tener un impacto importante en los procesos electorales como se ha visto en otros países inclusive en México, estos son los motores de búsqueda por excelencia Google y las redes sociales Twitter y Facebook.

Pero esta era digital también tiene su lado negativo: la desinformación que se disemina fácilmente en internet debido a la divulgación masiva de noticias falsas en las redes sociales que apenas está ocupando los primeros lugares en los debates públicos, por la amenaza que significa para todo régimen democrático, aparentemente basados en una libertad de expresión y de información. Y a todo esto, ¿qué es la libertad de expresión y de información? La libertad de expresión ha recibido múltiples denominaciones como libertad de pensamiento, libertad de opinión, libertad de prensa, libertad de información. No obstante que no es lo mismo libertad de expresión y de información ya que la primera se refiere a la manifestación de las ideas mientras la segunda a la difusión de información, derechos protegidos en los artículos 6o. y 7o. de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Pero la manifestación de las ideas tiene sus límites: cuando ataque la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden público. El derecho a la información será garantizado por el Estado.

Con la efervescencia social que provoca un proceso electoral como el que se vive en nuestro Estado y con tal de atraer los votos del electorado, visitas a sitios web, likes y comentarios en las redes, algunos de los políticos y líderes de opinión sacan provecho de las redes sociales, por lo que la veracidad no es el objetivo, sino atraer los votos, los tiempos electorales tienen el ingrediente de la llamada posverdad que la define el diccionario de la Real Academia Española como: la distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Esto es, explicándolo, que la posverdad es el reinado de las emociones y las creencias personales por encima de los hechos contrastados y verificados. La combinación de los componentes emocionales y las redes sociales que encontramos en la posverdad hace que cobre mayor impacto en la opinión pública, así las mentiras y desinformación se viralizan y nos conducen a una falsa realidad, lo que es un atentado en contra de la democracia, la libertad de expresión y de información. Cabe decir que actualmente Facebook y Twitter se han apegado más a la legalidad y deciden unilateralmente qué es lo que se debe o no publicar, por lo que en estos tiempos deberá existir una verdadera regulación e inclusive deberá ser parte del programa de estudios de la Facultad de Derecho por su trascendencia social, ética y política. Ese es el reto.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com

El poder de las redes sociales ha demostrado tener un impacto importante en los procesos electorales como se ha visto en otros países inclusive en México, estos son los motores de búsqueda por excelencia Google y las redes sociales Twitter y Facebook.

Pero esta era digital también tiene su lado negativo: la desinformación que se disemina fácilmente en internet debido a la divulgación masiva de noticias falsas en las redes sociales que apenas está ocupando los primeros lugares en los debates públicos, por la amenaza que significa para todo régimen democrático, aparentemente basados en una libertad de expresión y de información. Y a todo esto, ¿qué es la libertad de expresión y de información? La libertad de expresión ha recibido múltiples denominaciones como libertad de pensamiento, libertad de opinión, libertad de prensa, libertad de información. No obstante que no es lo mismo libertad de expresión y de información ya que la primera se refiere a la manifestación de las ideas mientras la segunda a la difusión de información, derechos protegidos en los artículos 6o. y 7o. de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Pero la manifestación de las ideas tiene sus límites: cuando ataque la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden público. El derecho a la información será garantizado por el Estado.

Con la efervescencia social que provoca un proceso electoral como el que se vive en nuestro Estado y con tal de atraer los votos del electorado, visitas a sitios web, likes y comentarios en las redes, algunos de los políticos y líderes de opinión sacan provecho de las redes sociales, por lo que la veracidad no es el objetivo, sino atraer los votos, los tiempos electorales tienen el ingrediente de la llamada posverdad que la define el diccionario de la Real Academia Española como: la distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Esto es, explicándolo, que la posverdad es el reinado de las emociones y las creencias personales por encima de los hechos contrastados y verificados. La combinación de los componentes emocionales y las redes sociales que encontramos en la posverdad hace que cobre mayor impacto en la opinión pública, así las mentiras y desinformación se viralizan y nos conducen a una falsa realidad, lo que es un atentado en contra de la democracia, la libertad de expresión y de información. Cabe decir que actualmente Facebook y Twitter se han apegado más a la legalidad y deciden unilateralmente qué es lo que se debe o no publicar, por lo que en estos tiempos deberá existir una verdadera regulación e inclusive deberá ser parte del programa de estudios de la Facultad de Derecho por su trascendencia social, ética y política. Ese es el reto.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com