/ lunes 18 de abril de 2022

Verba luminis | Ética política…

La política es una ciencia de servicio público que supedita los intereses particulares al alto interés de la nación: Es una actividad y es una profesión al servicio de valores morales. El respeto a la verdad, el amor y la lealtad a la patria, el honor personal y nacional, el respeto a las leyes e instituciones de la República. El respeto a la verdad, a la palabra comprometida, a la responsabilidad asumida, el manejo honesto de los fondos ajenos y el cumplimiento estricto de nuestras obligaciones, son compromisos ineludibles, para todos los ciudadanos, pero muy especialmente para quieres hacen de la política una profesión.

El Estado en consecuencia debe prevenir la corrupción del propio Estado en sus relaciones con la sociedad. Para ello la administración pública debe ser honesta, profesional y eficaz, pero también, el Estado es responsable de utilizar todos los medios adecuados para que la niñez y juventud refuercen su respeto por los valores nacionales fundamentales y por las responsabilidades individuales y sociales que ellos imponen.

Es cierto que la responsabilidad de pensar y actuar es cuestión de cada persona. Y no corresponde al Estado tutelar la moralidad personal. Pero el Estado tiene la obligación y el ineludible de prevenir y sancionar la inmoralidad social, porque ella afecta los derechos de terceros, de la sociedad y los intereses nacionales. ¿Realmente se puede acabar totalmente con la corrupción? Desde mi punto de vista, no lo creo, porque ello es algo que nadie ha hecho, ni hará mientras el hombre pueda escoger entre el bien y el mal, es decir, que ejerza lo que se llama libre albedrío.

El propósito debe ser lograr que la inmoralidad pública deje de ser un problema medular para México y para los mexicanos. Considero que la raíz de todo es que existe entre las personas, jóvenes y adultos un torcido concepto de la vida y el éxito. Ya no importa el hombre virtuoso que ha hecho su capital como producto de una larga vida aplicada al trabajo, al ahorro y a la disciplina. Ahora ese comportamiento ha sido desplazado por un modelo de hombre ambicioso, capaz de lo que sea por obtener riqueza y poder como puede verse en las fortunas que amasa por su paso por el servicio público.

Estamos en tiempos electorales, por ello es importante establecer una ética política por medio de la cual se lleve a efecto un proceso democrático, transparente y de acuerdo con la ley, recordando que los partidos políticos no son enemigos, sino que buscan la preferencia ciudadana a través del voto, no debe perderse la unidad, la reconciliación, en busca siempre del interés superior en este caso del estado de Tamaulipas. Ese es reto.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com

La política es una ciencia de servicio público que supedita los intereses particulares al alto interés de la nación: Es una actividad y es una profesión al servicio de valores morales. El respeto a la verdad, el amor y la lealtad a la patria, el honor personal y nacional, el respeto a las leyes e instituciones de la República. El respeto a la verdad, a la palabra comprometida, a la responsabilidad asumida, el manejo honesto de los fondos ajenos y el cumplimiento estricto de nuestras obligaciones, son compromisos ineludibles, para todos los ciudadanos, pero muy especialmente para quieres hacen de la política una profesión.

El Estado en consecuencia debe prevenir la corrupción del propio Estado en sus relaciones con la sociedad. Para ello la administración pública debe ser honesta, profesional y eficaz, pero también, el Estado es responsable de utilizar todos los medios adecuados para que la niñez y juventud refuercen su respeto por los valores nacionales fundamentales y por las responsabilidades individuales y sociales que ellos imponen.

Es cierto que la responsabilidad de pensar y actuar es cuestión de cada persona. Y no corresponde al Estado tutelar la moralidad personal. Pero el Estado tiene la obligación y el ineludible de prevenir y sancionar la inmoralidad social, porque ella afecta los derechos de terceros, de la sociedad y los intereses nacionales. ¿Realmente se puede acabar totalmente con la corrupción? Desde mi punto de vista, no lo creo, porque ello es algo que nadie ha hecho, ni hará mientras el hombre pueda escoger entre el bien y el mal, es decir, que ejerza lo que se llama libre albedrío.

El propósito debe ser lograr que la inmoralidad pública deje de ser un problema medular para México y para los mexicanos. Considero que la raíz de todo es que existe entre las personas, jóvenes y adultos un torcido concepto de la vida y el éxito. Ya no importa el hombre virtuoso que ha hecho su capital como producto de una larga vida aplicada al trabajo, al ahorro y a la disciplina. Ahora ese comportamiento ha sido desplazado por un modelo de hombre ambicioso, capaz de lo que sea por obtener riqueza y poder como puede verse en las fortunas que amasa por su paso por el servicio público.

Estamos en tiempos electorales, por ello es importante establecer una ética política por medio de la cual se lleve a efecto un proceso democrático, transparente y de acuerdo con la ley, recordando que los partidos políticos no son enemigos, sino que buscan la preferencia ciudadana a través del voto, no debe perderse la unidad, la reconciliación, en busca siempre del interés superior en este caso del estado de Tamaulipas. Ese es reto.

  • cesar.fentanesbanda@gmail.com