/ lunes 6 de julio de 2020

Verba Luminis | Factores culturales de la corrupción

Desde el punto de vista cultural, se estima que el fenómeno de la corrupción empieza desde el hogar.

A veces de manera sutil y no intencionada, le enseñamos a nuestros hijos conductas apartadas de la legalidad, por ejemplo no ponerse el cinturón de seguridad, mentir por nosotros al negar que estamos en casa, pasarnos semáforos en rojo, estacionarnos en lugares prohibidos y sobornar a los agentes de tránsito, etc.

En síntesis les enseñamos que en la vida la corrupción es inherente al mexicano y por ello es normal. Lo anterior son ejemplos de prácticas que pueden parecer menores, pero que construyen ciudadanos con moral relajada. Valdría la pena revisar la corrupción en nuestros hogares y reflexionar sobre los valores que enseñamos en casa, y probablemente este sea el espacio en donde podamos hacer la contribución más valiosa para ayudar a resolver este cáncer social.

¿Qué es la corrupción? El concepto de corrupción es amplio. Incluye soborno, fraude, apropiación indebida u otras formas de desviación de recursos por el funcionario público, pero no es limitado a ello.

La corrupción también puede ocurrir en los casos de nepotismo, extorsión, tráfico de influencies, uso indebido de información privilegiada para fines personales y la compra y venta de las decisiones judiciales, entre varias otras prácticas.

Es cierto que la corrupción no es sinónimo de servidores públicos, por lo que sería injusto señalar a todos sus integrantes como corruptos, pero las prácticas ligadas a aquella son predominantes en ese sector. También existen factores económicos como causa de la corrupción y es que los servidores públicos intentan aprovechar al máximo sus cargos para favorecer a sus amigos y familiares, además de factores sociales que propician la corrupción, tal es el caso del desarrollo económico desigual, aunque sería absurdo creer que la diferencia de clases sociales sea una causa determinante de la corrupción, pero debe de analizarse para establecer si incide en este fenómeno.

Consecuentemente, la lucha contra la corrupción exige que el Estado asuma tres responsabilidades fundamentales: la primera, prevenir la corrupción del propio Estado y sus relaciones con la sociedad. La segunda es identificar, investigar, procesar y sancionar con legalidad, eficiencia, severidad e imparcialidad la corrupción.

La tercera es utilizar todos los medios adecuados para que la sociedad, en especial la niñez y la juventud, refuercen su respeto por los valores nacionales fundamentales y por las responsabilidades individuales y sociales que ellos imponen. Entre ellos el respeto a las autoridades.

cesar.fentanesbanda@gm

Desde el punto de vista cultural, se estima que el fenómeno de la corrupción empieza desde el hogar.

A veces de manera sutil y no intencionada, le enseñamos a nuestros hijos conductas apartadas de la legalidad, por ejemplo no ponerse el cinturón de seguridad, mentir por nosotros al negar que estamos en casa, pasarnos semáforos en rojo, estacionarnos en lugares prohibidos y sobornar a los agentes de tránsito, etc.

En síntesis les enseñamos que en la vida la corrupción es inherente al mexicano y por ello es normal. Lo anterior son ejemplos de prácticas que pueden parecer menores, pero que construyen ciudadanos con moral relajada. Valdría la pena revisar la corrupción en nuestros hogares y reflexionar sobre los valores que enseñamos en casa, y probablemente este sea el espacio en donde podamos hacer la contribución más valiosa para ayudar a resolver este cáncer social.

¿Qué es la corrupción? El concepto de corrupción es amplio. Incluye soborno, fraude, apropiación indebida u otras formas de desviación de recursos por el funcionario público, pero no es limitado a ello.

La corrupción también puede ocurrir en los casos de nepotismo, extorsión, tráfico de influencies, uso indebido de información privilegiada para fines personales y la compra y venta de las decisiones judiciales, entre varias otras prácticas.

Es cierto que la corrupción no es sinónimo de servidores públicos, por lo que sería injusto señalar a todos sus integrantes como corruptos, pero las prácticas ligadas a aquella son predominantes en ese sector. También existen factores económicos como causa de la corrupción y es que los servidores públicos intentan aprovechar al máximo sus cargos para favorecer a sus amigos y familiares, además de factores sociales que propician la corrupción, tal es el caso del desarrollo económico desigual, aunque sería absurdo creer que la diferencia de clases sociales sea una causa determinante de la corrupción, pero debe de analizarse para establecer si incide en este fenómeno.

Consecuentemente, la lucha contra la corrupción exige que el Estado asuma tres responsabilidades fundamentales: la primera, prevenir la corrupción del propio Estado y sus relaciones con la sociedad. La segunda es identificar, investigar, procesar y sancionar con legalidad, eficiencia, severidad e imparcialidad la corrupción.

La tercera es utilizar todos los medios adecuados para que la sociedad, en especial la niñez y la juventud, refuercen su respeto por los valores nacionales fundamentales y por las responsabilidades individuales y sociales que ellos imponen. Entre ellos el respeto a las autoridades.

cesar.fentanesbanda@gm