/ lunes 8 de agosto de 2022

Verba luminis | La ley y las redes sociales… ¿Legislación deficiente?

En el Senado de la República, se encuentra en estudio una iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, sobre el papel que juega las denominadas redes sociales, en relación con la protección de derechos fundamentales como la libertad de expresión y el acceso a la información, entre otros, lo que ha motivado un amplio debate sobre este tema, si representa esta iniciativa tal y como fue planteada un atentado a la libertad de expresión y de información.

Una vez planteado el asunto, es momento de establecer el análisis y marcar las implicaciones que significan para el Derecho para la justicia y la ley. Yo soy y he sido un ferviente defensor de la libertad de expresión hasta el límite que establece las disposiciones constitucionales y convencionales. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha seguido la doctrina española sobre los alcances y límites de la libertad de expresión la cual no es un Derecho absoluto, pero puede ser un Derecho preferente siempre y cuando se trate de información de interés público; Lo que hoy se sintetiza con la expresión Derecho a saber o Derecho de información. Pero, ¿Cómo regular la información falsa? ¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión ante las Fake News? o si debiera existir responsabilidad en el manejo y uso de información. Todo ello podría atentar contra los Derechos consagrados en los artículos Sexto y Séptimo de nuestra Constitución, la ley reglamentaria del artículo Sexto y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a Información y protección de datos personales. Por mi parte coincido con el Instituto Nacional de Ciencias Penales, que recientemente publicó en la revista nacional de ciencias penales, un artículo titulado: Fake News: Implicaciones Jurídicas, Derechos humanos y acceso a la justicia. Analicemos y meditemos en lo anterior y fomentemos una cultura de la legalidad digital, la cual ha traído muchos avances en diversos aspectos del quehacer humano, entre ellos, la forma de socializar, de comunicarnos, de realizar transacciones comerciales y bancarias, hasta la manera de informar y recibir las noticias. La era digital ha puesto en nuestras manos una de las herramientas de poder ciudadano donde nos volvemos actores y expresamos nuestra opinión, e incluso nuestra protesta o inconformidad con cualquier parecer preponderantemente de índole político o social. Legislar sobre lo anterior debe ser el reto, por lo que el decreto mencionado debe incluir todas las formas y medios posibles para la libertad de expresión como es la televisión, la radio, la prensa escrita y las mismas redes sociales como son Twitter, Facebook, y demás donde se puede manifestar libremente el pensamiento, pero sin implicaciones políticas o electorales. Cuidado con eso.

La era digital ha puesto en nuestras manos una de las herramientas de poder ciudadano donde nos volvemos actores y expresamos nuestra opinión, e incluso nuestra protesta o inconformidad con cualquier parecer preponderantemente de índole político o social...

En el Senado de la República, se encuentra en estudio una iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, sobre el papel que juega las denominadas redes sociales, en relación con la protección de derechos fundamentales como la libertad de expresión y el acceso a la información, entre otros, lo que ha motivado un amplio debate sobre este tema, si representa esta iniciativa tal y como fue planteada un atentado a la libertad de expresión y de información.

Una vez planteado el asunto, es momento de establecer el análisis y marcar las implicaciones que significan para el Derecho para la justicia y la ley. Yo soy y he sido un ferviente defensor de la libertad de expresión hasta el límite que establece las disposiciones constitucionales y convencionales. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha seguido la doctrina española sobre los alcances y límites de la libertad de expresión la cual no es un Derecho absoluto, pero puede ser un Derecho preferente siempre y cuando se trate de información de interés público; Lo que hoy se sintetiza con la expresión Derecho a saber o Derecho de información. Pero, ¿Cómo regular la información falsa? ¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión ante las Fake News? o si debiera existir responsabilidad en el manejo y uso de información. Todo ello podría atentar contra los Derechos consagrados en los artículos Sexto y Séptimo de nuestra Constitución, la ley reglamentaria del artículo Sexto y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a Información y protección de datos personales. Por mi parte coincido con el Instituto Nacional de Ciencias Penales, que recientemente publicó en la revista nacional de ciencias penales, un artículo titulado: Fake News: Implicaciones Jurídicas, Derechos humanos y acceso a la justicia. Analicemos y meditemos en lo anterior y fomentemos una cultura de la legalidad digital, la cual ha traído muchos avances en diversos aspectos del quehacer humano, entre ellos, la forma de socializar, de comunicarnos, de realizar transacciones comerciales y bancarias, hasta la manera de informar y recibir las noticias. La era digital ha puesto en nuestras manos una de las herramientas de poder ciudadano donde nos volvemos actores y expresamos nuestra opinión, e incluso nuestra protesta o inconformidad con cualquier parecer preponderantemente de índole político o social. Legislar sobre lo anterior debe ser el reto, por lo que el decreto mencionado debe incluir todas las formas y medios posibles para la libertad de expresión como es la televisión, la radio, la prensa escrita y las mismas redes sociales como son Twitter, Facebook, y demás donde se puede manifestar libremente el pensamiento, pero sin implicaciones políticas o electorales. Cuidado con eso.

La era digital ha puesto en nuestras manos una de las herramientas de poder ciudadano donde nos volvemos actores y expresamos nuestra opinión, e incluso nuestra protesta o inconformidad con cualquier parecer preponderantemente de índole político o social...