/ domingo 16 de mayo de 2021

Verba luminis | Los maestros de Derecho... y la justicia

A propósito del día del maestro, celebrado recientemente me lleva a la meditación que la enseñanza del Derecho debe comenzar con la justicia y concluir con la ley. Cuando se habla de Derecho, suele uno referirse lo mismo al Derecho objetivo que al subjetivo.

El Derecho objetivo, es la ley, el subjetivo, la voluntad de la ley que yo traduzco como razón de ser de la ley. Lo malo es que muchas leyes se formulan, se decretan o promulgan al margen si no en contra del ideal jurídico. En este caso la sabiduría del Derecho se adquiere con el permanente estudio y la constante experiencia del cultivo de esta disciplina. Los abogados debemos ser críticos de la legislación y más si son maestros de Derecho exponiendo su doctrina sobre múltiples cuestiones jurídicas en una exposición académica, así como en conferencias, obras escritas en general realizando así una trascendente tarea social. Consecuentemente, se debe tener fe ardiente e intenso amor por el Derecho y sus valores humanos para contagiar con estos sentimientos a sus alumnos.

Por otra parte, la abogacía es una profesión selectiva. No todo el mundo, por lo tanto puede y debe ser abogado. La inteligencia, la capacidad para el razonamiento abstracto, el dominio de la dialéctica, el afán inagotable de buscar la verdad no es suficientes para ser abogado. Además, la abogacía debe verse como una profesión y no una ocupación. El hecho de que la abogacía sea una profesión entraña consecuencias importantes: la ocupación hace siempre referencia a algo material en este sentido seria, por ejemplo: los obreros, labrar la tierra, o copiar asientos contables, etc. No tienen estas palabras una consideración peyorativa, desestimatoria. Todo trabajo es noble por el hecho de serlo. Pero la Abogacía no es ocupacional, si no, profesional. Nuestra profesión implica vocación. La Abogacía se debe vivir. En el Derecho no caben las incongruencias. Es formarse en la ciencia para servir a la justicia. Como se ve, necesitamos los abogados de la construcción de dos fuerzas, las del pensamiento y las del espíritu. Actualmente México atraviesa por una crisis económica, a nosotros los abogados conforme a nuestras respectivas funciones nos incumbe evitar una crisis más desquiciante para nuestro país: La de la justicia. El problema está que la justicia se siente. Lo justo no lo vemos. Couture ha planteado con verdadero acierto este delicado asunto. “Tu deber es luchar por el derecho dice en sus mandamientos del abogado, pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia. ¿Qué significa lo anterior? Que se puede oponer derecho y justicia y además que la justicia es evidentemente superior al derecho o sea que es un valor, un paradigma. Por lo mismo es inconcebible un abogado, un jurista que no tenga una marcada inclinación hacia esa virtud que radica en el alma. Quienes amamos y servimos al derecho no transigiremos más que con la revelación de la justicia. El derecho es pasional y el ejercicio del derecho es un compromiso y una profesión de fe. ¿Pero fe en qué? En la justicia.

México seguirá viviendo si su fe en la justicia no se extingue: … “Se puede vivir sin belleza, sin riqueza y hasta sin salud. Se vive mal, pero se vive. Mientras que sin justicia no se puede vivir” E. Kant. Ese es el reto.

cesar.fentanesbanda@gmail.com

A propósito del día del maestro, celebrado recientemente me lleva a la meditación que la enseñanza del Derecho debe comenzar con la justicia y concluir con la ley. Cuando se habla de Derecho, suele uno referirse lo mismo al Derecho objetivo que al subjetivo.

El Derecho objetivo, es la ley, el subjetivo, la voluntad de la ley que yo traduzco como razón de ser de la ley. Lo malo es que muchas leyes se formulan, se decretan o promulgan al margen si no en contra del ideal jurídico. En este caso la sabiduría del Derecho se adquiere con el permanente estudio y la constante experiencia del cultivo de esta disciplina. Los abogados debemos ser críticos de la legislación y más si son maestros de Derecho exponiendo su doctrina sobre múltiples cuestiones jurídicas en una exposición académica, así como en conferencias, obras escritas en general realizando así una trascendente tarea social. Consecuentemente, se debe tener fe ardiente e intenso amor por el Derecho y sus valores humanos para contagiar con estos sentimientos a sus alumnos.

Por otra parte, la abogacía es una profesión selectiva. No todo el mundo, por lo tanto puede y debe ser abogado. La inteligencia, la capacidad para el razonamiento abstracto, el dominio de la dialéctica, el afán inagotable de buscar la verdad no es suficientes para ser abogado. Además, la abogacía debe verse como una profesión y no una ocupación. El hecho de que la abogacía sea una profesión entraña consecuencias importantes: la ocupación hace siempre referencia a algo material en este sentido seria, por ejemplo: los obreros, labrar la tierra, o copiar asientos contables, etc. No tienen estas palabras una consideración peyorativa, desestimatoria. Todo trabajo es noble por el hecho de serlo. Pero la Abogacía no es ocupacional, si no, profesional. Nuestra profesión implica vocación. La Abogacía se debe vivir. En el Derecho no caben las incongruencias. Es formarse en la ciencia para servir a la justicia. Como se ve, necesitamos los abogados de la construcción de dos fuerzas, las del pensamiento y las del espíritu. Actualmente México atraviesa por una crisis económica, a nosotros los abogados conforme a nuestras respectivas funciones nos incumbe evitar una crisis más desquiciante para nuestro país: La de la justicia. El problema está que la justicia se siente. Lo justo no lo vemos. Couture ha planteado con verdadero acierto este delicado asunto. “Tu deber es luchar por el derecho dice en sus mandamientos del abogado, pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia. ¿Qué significa lo anterior? Que se puede oponer derecho y justicia y además que la justicia es evidentemente superior al derecho o sea que es un valor, un paradigma. Por lo mismo es inconcebible un abogado, un jurista que no tenga una marcada inclinación hacia esa virtud que radica en el alma. Quienes amamos y servimos al derecho no transigiremos más que con la revelación de la justicia. El derecho es pasional y el ejercicio del derecho es un compromiso y una profesión de fe. ¿Pero fe en qué? En la justicia.

México seguirá viviendo si su fe en la justicia no se extingue: … “Se puede vivir sin belleza, sin riqueza y hasta sin salud. Se vive mal, pero se vive. Mientras que sin justicia no se puede vivir” E. Kant. Ese es el reto.

cesar.fentanesbanda@gmail.com