/ lunes 27 de julio de 2020

Verba Luminis | Palabras de Luz

La política es una Ciencia de servicio público que supedita los intereses particulares al alto interés de la nación: Es una actividad y es una profesión al servicio de valores morales. El respeto a la verdad, el amor y la lealtad a la patria, el honor personal y nacional, el respeto a las leyes e instituciones de la República.

El respeto a la verdad, a la palabra comprometida, a la responsabilidad asumida, el manejo honesto de los fondos ajenos y el cumplimiento estricto de nuestras obligaciones, son compromisos ineludibles para todos los ciudadanos, pero muy especialmente para quienes hacen de la política una profesión.

El Estado en consecuencia debe prevenir la corrupción del propio Estado en sus relaciones con la sociedad. Para ello la administración pública debe ser honesta, profesional y eficaz, pero también el Estado es responsable de utilizar todos los medios adecuados para que la niñez y juventud refuercen su respeto por los valores nacionales fundamentales y por las responsabilidades individuales y sociales que ellos imponen.

Es cierto que la responsabilidad de pensar y actuar es cuestión de cada persona. Y no corresponde al Estado tutelar la moralidad personal. Pero el Estado tiene la obligación ineludible de prevenir y sancionar la inmoralidad social, porque ella afecta los derechos de terceros, de la sociedad y los intereses nacionales. ¿Realmente se puede acabar totalmente con la corrupción? Desde mi punto de vista, no lo creo porque ello es algo que nadie ha hecho, ni hará mientras el hombre pueda escoger entre el bien y el mal, es decir, que ejerza lo que se llama libre albedrío. El propósito debe ser lograr que la inmoralidad pública deje de ser un problema medular para México y para los mexicanos. Considero que la raíz de todo es que existe entre las personas, jóvenes y adultos un torcido concepto de la vida y el éxito. Ya no importa el hombre virtuoso que ha hecho su capital como producto de una larga vida aplicada al trabajo, al ahorro y a la disciplina. Ahora ese comportamiento ha sido desplazado por un modelo de hombre ambicioso, capaz de lo que sea por obtener riqueza y poder como puede verse en las fortunas que amasa por su paso por el servicio público.

De acuerdo a los acontecimientos político-judiciales, de todos conocidos, el Gobierno de la República deberá evitar que se confunda el combate a la corrupción que es un programa serio y profundo, con un clima de terror o de escándalo político. El respeto a la ley y a las garantías individuales de todos los involucrados debe ser el camino a seguir.

cesar.fentanesbanda

La política es una Ciencia de servicio público que supedita los intereses particulares al alto interés de la nación: Es una actividad y es una profesión al servicio de valores morales. El respeto a la verdad, el amor y la lealtad a la patria, el honor personal y nacional, el respeto a las leyes e instituciones de la República.

El respeto a la verdad, a la palabra comprometida, a la responsabilidad asumida, el manejo honesto de los fondos ajenos y el cumplimiento estricto de nuestras obligaciones, son compromisos ineludibles para todos los ciudadanos, pero muy especialmente para quienes hacen de la política una profesión.

El Estado en consecuencia debe prevenir la corrupción del propio Estado en sus relaciones con la sociedad. Para ello la administración pública debe ser honesta, profesional y eficaz, pero también el Estado es responsable de utilizar todos los medios adecuados para que la niñez y juventud refuercen su respeto por los valores nacionales fundamentales y por las responsabilidades individuales y sociales que ellos imponen.

Es cierto que la responsabilidad de pensar y actuar es cuestión de cada persona. Y no corresponde al Estado tutelar la moralidad personal. Pero el Estado tiene la obligación ineludible de prevenir y sancionar la inmoralidad social, porque ella afecta los derechos de terceros, de la sociedad y los intereses nacionales. ¿Realmente se puede acabar totalmente con la corrupción? Desde mi punto de vista, no lo creo porque ello es algo que nadie ha hecho, ni hará mientras el hombre pueda escoger entre el bien y el mal, es decir, que ejerza lo que se llama libre albedrío. El propósito debe ser lograr que la inmoralidad pública deje de ser un problema medular para México y para los mexicanos. Considero que la raíz de todo es que existe entre las personas, jóvenes y adultos un torcido concepto de la vida y el éxito. Ya no importa el hombre virtuoso que ha hecho su capital como producto de una larga vida aplicada al trabajo, al ahorro y a la disciplina. Ahora ese comportamiento ha sido desplazado por un modelo de hombre ambicioso, capaz de lo que sea por obtener riqueza y poder como puede verse en las fortunas que amasa por su paso por el servicio público.

De acuerdo a los acontecimientos político-judiciales, de todos conocidos, el Gobierno de la República deberá evitar que se confunda el combate a la corrupción que es un programa serio y profundo, con un clima de terror o de escándalo político. El respeto a la ley y a las garantías individuales de todos los involucrados debe ser el camino a seguir.

cesar.fentanesbanda